Catástrofe en Libia
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Catástrofe en Libia
«Nunca habíamos visto ese nivel de destrucción», confiesan los bomberos de Vitoria en LibiaUna imagen que lo resume todo: «Los edificios que quedaron en pie presentaban marcas de agua en el sexto piso, es hasta donde llegó esa ola bestial». Un devastador 'tsunami' provocado por el temporal 'Daniel', que el pasado 10 de septiembre azotó con virulencia ... Libia. Prácticamente borró del mapa la localidad de Derna, llevándose por delante miles de edificios y más de 10.000 vidas humanas. «El nivel de destrucción que nos encontramos allí no lo habíamos visto nunca», confiesan los diez bomberos del parque de Agirrelanda de Vitoria, integrantes de la ONG Acción Norte, que acudieron a la zona cero en busca de supervivientes. Ayer regresaron a casa y relataron la crudeza de lo vivido.
Unos WhatsApps fueron la voz de alarma. En el grupo empezaron a compartir noticias, imágenes y vídeos de lo que estaba ocurriendo en el país africano. «La mayor parte de la población no está capacitada para responder ante catástrofes, por eso siempre que ocurren desgracias como esta pensamos que tenemos ayudar. Y allá que fuimos», comentan Juan Carlos Delgado, Héctor Pérez, Iñaki Jiménez, Roberto Ogueta y Jon Arrieta. En estos escenarios cada minuto es vital. Y en menos de tres horas reunieron todo el equipo necesario y volaron a Libia.
Tan rápida fue su reacción que «fuimos el primer equipo que se puso a trabajar en el terreno», comenta el grupo, integrado también por Eduardo Delgado, Iñigo Vergara, Josetxu Arango, José Alberdi y Julen Olviera. Junto con la Asociación Nacional de Grupos del Perro de Salvamento, dividieron el lugar en cuadrículas y rastrearon palmo a palmo y sin descanso cada edificio que soportó la embestida, entre los escombros y también debajo de los ríos formados. No perdieron en ningún momento la fe de encontrar alguien con vida, aunque eran conscientes de que «las posibilidades de encontrar gente con vida podría ser nula». Y así terminó siendo.
Porque «la ola bestial arrasó con todo, desplazando coches a kilómetros y gente que estaba en la calle hasta el mar». Otros quedaron atrapados debajo de los escombros o murieron ahogados en casa. «El agua alcanzó el sexto piso y tardó varios minutos en bajar». No tenían escapatoria. Y todo ello, mientras las calles se inundaron de cadáveres ocultos bajo el lodo.
Pasaban las horas y no conseguían rescatar a ningún superviviente. Los perros tampoco indicaban que hubiese nadie con vida. «Luego ya empezamos a buscar fallecidos para los familiares». Una tarea que después asumió otro grupo capacitado para ello, por lo que emprendieron el viaje de vuelta a casa. «Ahora es de vital importancia la retirada de los cadáveres. El hedor a descomposición era patente y existe el temor a una epidemia. La maquinaria pesada trabaja para retirar muertos», concluyen, narrando la magnitud del desastre.
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