Jimena Ruiz de Landa | Presidenta del COAVN

«El nuevo plan general de Vitoria no es ambicioso y se vuelve a quedar corto»

– ¿Qué espera de la nueva corporación que salga de las elecciones de mayo?

– Que haya una agilización administrativa de licencias. Esperamos que la nueva persona que dirija el Ayuntamiento atienda a esa demanda, que no se frene la actividad económica de la ciudad, que se agilicen los trámites.

– Esa parálisis, ¿de quién es culpa? ¿De Urbanismo?

– Bueno, ese es el departamento que tiene que gestionar esas licencias y debería hacerlo en unos plazos razonables. Llevamos más de tres años solicitando agilización de proyectos.

– ¿La situación es tan distinta a la de las ciudades del entorno?

– En otros ayuntamientos hay una conciencia de agilizar y no este celo, esta actitud a la defensiva que vemos aquí. En otros sitios se confía más en el profesional. Por ejemplo, si nos comparamos con Bilbao, allí para una reforma de cubierta, en los propios impresos ya se deja bien claro que si en un mes no te han contestado puedes iniciar las obras.

– En los últimos años no han mostrado precisamente buena sintonía con el alcalde Urtaran. Les reprochó falta de lealtad y les acusó de «estar siempre enfadados».

– Ese momento, el pasado verano, se originó por el tema de las rehabilitaciones energéticas. Detectamos que se estaban haciendo mediante licencias de obra menor. Y eso es contrario a la ley.

– También tuvieron un duro enfrentamiento por el concurso de rehabilitación de Goya.

– Es que ese es otro asunto que hemos demandado al Ayuntamiento de forma constante, que convoque concursos de ideas. En el caso de Goya, fue un concurso de proyectos camuflado como concurso de ideas. Por eso decidimos recurrir a los tribunales, porque consideramos que el procedimiento no era el correcto. Pedimos que se valore la calidad arquitectónica de las propuestas, con un jurado de expertos, porque entendemos que esa es la manera de conseguir unos proyectos con gran calidad arquitectónica en la ciudad.

– La renovación de Zaramaga es el proyecto más potente al que se enfrenta ahora Vitoria.

– Sí y allí nuestro mayor temor es que se intervenga con prisas y se pierda esa imagen...

– Es un barrio con mucha personalidad.

– Con ladrillo caravista, con unas texturas, con una imagen en el espacio público muy marcada y nuestro miedo es que se pierda su identidad. Se ha pedido al Ayuntamiento que se licite un concurso para hacer un estudio cromático, que se den unas pautas muy básicas sobre unos mínimos de intervención. Nuestro temor allí también es que el proyecto no sea ambicioso, que pase como en Coronación, donde se han hecho simples revestimientos de fachadas y no se llegue a hacer una regeneración completa del barrio.

– Los plazos son muy ajustados.

– Estamos a mediados de marzo y los anteproyectos se tendrían que entregar en mayo para las ayudas europeas y ni siquiera están listas las bases. ¿Por qué se ha tardado tanto? Los equipos van a tener que trabajar deprisa y corriendo y los anteproyectos suponen un trabajo muy importante, son la base para recibir las ayudas.

– En esta legislatura se ha conseguido sacar adelante la ansiada revisión del Plan General. ¿Qué valoración hace?

– Hace unas pocas semanas que lo conocemos y estamos analizando el documento, en distintos grupos de trabajo, para ver si se han incorporado algunas de nuestras propuestas. De momento, percibimos que no es todo lo ambicioso que querríamos, se vuelve a quedar algo corto.

– ¿En qué?

– Por ejemplo, en la hibridación de usos y también en las ordenanzas, que no se han simplificado lo suficiente.

– ¿Nace viejo?

– Sobre todo, tendría que ser más valiente.

– Los empresarios alaveses llaman la atención sobre la falta de suelo industrial.

– Es fundamental y muy positivo que los empresarios pidan una visión a largo plazo y que hagan sus alegaciones. Nosotros consideramos que, antes de ampliar nuevo suelo industrial, hay que dar uso a parcelas vacías en Gamarra y Betoño. No podemos seguir ocupando suelo rústico fértil si tenemos suelos industriales disponibles. Un ejemplo concreto es la parcela de Gabilondo. Se derribó hace ocho años y está vacante. ¿Por qué no se le da uso?

– Pero los empresarios echan en falta, sobre todo, parcelas XXL.

– Si hay una gran empresa que, en un momento puntual, necesita una parcela de gran tamaño, el Plan General debería ser lo suficientemente flexible y rápido para dar respuesta a esa necesidad. Y algo parecido tiene que ocurrir en el apartado residencial. No tiene ningún sentido que se haya tardado ocho años en el cambio de uso del edificio de Hacienda, en Dato. Esos procedimientos tendrían que ser muchísimo más rápidos para adaptarnos a las situaciones de la ciudad, que son cambiantes.

– ¿Qué le parece el diseño de ese nuevo bloque de viviendas?

– El COAVN no está para juzgar el trabajo de un colegiado. En eso no debo entrar...

– Pero, ¿no cree que rompe con la estética de una arteria tan emblemática?

– Bueno...tendrá que cumplir la ordenanza, como el resto de proyectos.

– En general, ¿cómo valora la calidad de las nuevas promociones que se están levantando en la ciudad?

– El exceso de normativa que tenemos hace que estemos con las manos atadas, el exceso de regulación impide que como arquitecto puedas dar soluciones creativas, ingeniosas, en los proyectos residenciales y acaban siendo repetitivos, anodinos, con una calidad arquitectónica baja.

– ¿Qué respuesta se puede dar desde la arquitectura, desde el urbanismo, a la crisis que atraviesa el centro?

– La asociación Ensanche XIX está haciendo muchísimas propuestas, entre ellas, la flexibilización de ordenanzas a la hora de permitir hibridación de usos. Esa es la clave.

– En los últimos tiempos ha habido aperturas, pero la manzana de San Prudencio está lejos de ser el motor comercial que se preveía.

– Claro. Eso no ha ayudado nada, ese es el corazón del Ensanche. Perdimos una tienda como Mossel y ahora tenemos un supermercado que no sé cómo se ha podido autorizar algo así en plena calle Dato.

– Pero el Ayuntamiento aduce que se trata de un proyecto privado y que...

– No, no. Eso no vale. No se puede decir que es un tema privado, no sirve la excusa. El Ayuntamiento tiene que tomar parte activa en el proyecto, debe haber una colaboración público-privada.

– Hace justo un año que se puso en marcha el BEi, que está registrando una buena respuesta, con un buen balance de viajeros pero que ha ocasionado enormes problemas de tráfico. ¿Su implantación ha sido adecuada?

– Está claro que hay que apostar por el transporte público, pero hay ciudades con un tamaño similar como Groningen (Países Bajos) que ya en los 70 hicieron una apuesta clara por el peatón y el ciclista para hacer una ciudad más amable. Eso es lo que se echa en falta aquí: una apuesta por la movilidad sostenible clara, coordinada y con una visión de conjunto. En Vitoria se ha invertido una gran cantidad de dinero en el BEi y en las ampliaciones del tranvía, que son sistemas muy rígidos y con un gran impacto.