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El carné de identidad ha mudado de piel en varias ocasiones a lo largo de las seis décadas que suma en vigor. Una de las más evidentes se produjo en 1990 cuando, al informatizarse, recortó su tamaño en unos cuantos centímetros y perdió su característico ... color azul. Las transformaciones posteriores han sido más sutiles, incluida la última, que los vitorianos tendrán este mismo mes entre sus manos. El día 28 comenzará a expedirse el DNI 4.0 en la capital alavesa. El documento apenas variará en su aspecto, que incorporará la bandera de la Unión Europea, pero supondrá un cambio radical para las tiendas de fotografía porque el plan del Ministerio del Interior es que la imagen del ciudadano se tome en un futuro en la propia comisaría. Esa «otra modalidad», aclaran desde la subdelegación del Gobierno a este periódico, «aún no tiene una fecha definida» para su puesta en marcha. Los profesionales de la cámara, sin embargo, la temen, llegue cuando llegue: «Será la ruina».
Quienes se acerquen a partir del miércoles 28 a las dependencias de la Policía Nacional en Olaguíbel –si intentan ahora pedir cita online no hay huecos libros hasta principios de agosto– tendrán que llevar su fotografía impresa para tramitar el DNI 4.0. Como siempre. Esta nueva versión se adapta a una normativa europea que pretende reforzar la seguridad de los documentos de identidad de sus ciudadanos y que todos los países comunitarios deberán cumplir antes del 2 de agosto. En el Estado comenzó hace semanas su implantación progresiva. En la vecina Miranda de Ebro, por ejemplo, dieron salida a los primeros a mitad de junio, en Toledo un poco antes, en Ceuta empezaron el pasado lunes... y a finales de julio verá la luz en Vitoria. La polémica en torno a este carné se ha extendido también de una punta a otra del mapa.
Los fotógrafos están que trinan con la posibilidad de que los ciudadanos sean retratados para el nuevo DNI en la comisaría, probablemente, a través de una webcam. El malestar es tal que el sector ha recogido ya más de 8.300 firmas en España en contra de esta medida que aún no se ha ejecutado, ni tiene fecha para hacerlo, a pesar de que el documento 4.0 se encuentre ya en la calle. Juan Mendizábal, director general de Fotoprix y presidente de Eufoto, la asociación que agrupa a las empresas del sector, calcula que «el 50% de las tiendas cerraría» si se materializa. En la capital alavesa aguanta hoy en torno a una quincena –y cinco fotomatones– tras la bajada de persianas que trajo el 'boom' digital. «Las fotos de carné suponen unos ingresos importantes a final de mes y si ya nos quitan eso también...», coinciden en los establecimientos de la ciudad.
El miedo a que este DNI, que incluirá su denominación también en inglés (National Identity Card) y las siglas de cada país dentro de la bandera de la Unión Europea (ES en España), se convierta en la puntilla para el sector se ha colado incluso en el Congreso. El diputado del PNV por Álava Mikel Legarda alertaba allí de sus consecuencias hace menos de un mes. El nuevo sistema a la hora de tomar la fotografía «conduciría al cierre de miles de comercios y a la ruina a miles de familias en un sector ya maltrecho por las varias crisis padecidas», dijo.
El sector trata de frenar otra sangría. «No estamos en contra de la digitalización, pero nuestra idea es sentarnos a hablar para que las fotos se sigan haciendo en la tienda. En la mayoría de los países de Europa se ha llegado a acuerdos», plantea Mendizábal, al frente de Eufoto y de la cadena que adquirió la vitoriana Ikatz, sobre una posible reunión con el Ministerio del Interior o el Cuerpo Nacional de Policía. Mientras tanto, insiste, el cambio «no va a ser inmediato» y los ciudadanos tendrán todavía que llevar la instantánea tomada ante un profesional.
En las tiendas de fotografía de Vitoria temen que el DNI 4.0 remate el negocio. «Estamos ya muy tocados por el tema digital y, si ahora pegan otro corte a la tarta, muchas nos veríamos abocadas a cerrar», asume Julio Izarra desde el establecimiento que bautiza en la Avenida de Gasteiz. Allí dispara a diario retratos para el documento de identidad. «Todos los días entra alguien a hacerse una foto para el carné», cuenta.
El sector mantiene por ahora esos clientes pero, cuando se tome la imagen en comisaría, un cambio que aún carece de fecha, volarán «unos ingresos importantes a final de mes», reconoce Mónica Caballero desde la tienda que lleva su apellido en la Avenida de Santiago. Ella lamenta que al gremio se le exija «unos requisitos» para realizar las fotos del DNI –desde el fondo a la iluminación– y que en la comisaría «se vayan a hacer deprisa y corriendo». «No se nos valora como profesionales», se queja.
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