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En un acto breve y emotivo, la judicatura vasca dio la bienvenida a la nueva fiscal jefa de la provincia. La vitoriana Carmen Cotelo tomó posesión ayer de tan influyente cargo con una doble promesa: «cooperación» y «cercanía». Su mandato se prolongará un mínimo de cinco años.
... En la sala principal de vistas de la Audiencia Provincial, donde esta profesional con 29 años de carrera –25 de ellos en su Vitoria natal– recurrió al lema del escudo de Álava (En aumento de la Justicia contra malhechores) para ensalzar un sector con una agenda repleta de casos cada vez más complejos.
De ahí que pidiera «actuar juntos para el bienestar de la sociedad». Sus palabras fueron escuchadas atentamente por sus 13 compañeros de oficina, jueces, letrados de la administración de justicia, abogados, procuradores y representantes de la Ertzaintza, Policía Local, Policía Nacional, Guardia Civil y del Ejército. La delegación política estuvo encabezada por la consejera de Justicia, la jeltzale Beatriz Artolazabal.
«Si por algo me he caracterizado siempre es por ser cercana y quiero seguir siéndolo», aseguró en una sala donde ha actuado en numerosas ocasiones como acusadora. Por cierto, es la primera mujer en el puesto. «Espero llegar a la altura de mis predecesores», proclamó. Entre los presentes se encontraba Josu Izaguirre, en el cargo alavés los últimos 16 años.
«El Ministerio Fiscal siempre está al lado del desvalido. Protegemos y queremos estar con la víctima. En especial con las de violencia sexual, de género y los menores», adujo. Incluso hizo un inciso para salirse de la vertiente judicial y remarcar que su oficina, entre otras labores de control, también visita «residencias», tan expuestas en los últimos dos años a la amenaza del covid.
Aparte de encarar una reestructuración interna –por ejemplo, queda por cerrar su sustituto al frente de la Fiscalía de Menores–, su oficina encara una travesía intensa. Con el mediático juicio por los menores tutelados por la Diputación que se prostituían como caso estrella, en el panorama asoman la creciente importancia de los delitos informáticos o de la violencia física.
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