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El refranero, en sus páginas metereológicas, guarda un dicho optimista para estos días. Anuncia «año de nieves, año de bienes» y hace referencia a cómo el temporal favorece la cosecha en invierno. Porque mantiene la tierra húmeda y, al mismo tiempo, este frío ayuda a ... desinfectar matando bacterias. «Aunque no ha caído mucha, siempre es bienvenida en el campo. Estamos encantados», suscribía ayer Javier Torre, presidente del sindicato UAGA (Unión Agroganadera de Álava) después de que cayeran los primeros copos del año en el campo alavés. «Evitará plagas y virus», indica.
En la actualidad esos terrenos se dedican principalmente a la siembra de trigo, habas y guisantes. Además se parte de unas mejores condiciones de cara a la temporada de primavera, con el cultivo de remolacha y de cebada previsto para cuando empiecen a subir los grados del mercurio. Esto se debe a que estas precipitaciones llenarán los acuíferos, apunta Torre acerca de una recarga que sirve también de escudo frente a enfermedades.
Frente a las lluvias torrenciales, la capa que se genera no erosiona la tierra, sino que la humedece lentamente. «Al ir filtrándose poco a poco, limpia el ambiente», explica Torre. Por el momento, la borrasca Fein sienta bien en el mundo rural, especialmente, tras un verano seco que se cebó con los cultivos con un desplome histórico en la recolección del trigo, la cebada y la avena, así como caídas en la producción de cereal. «Es lo natural y esperamos que haya más nieve».
Los expertos explican que el agua de la nieve es de «calidad» porque aísla las raíces y evita un calentamiento excesivo en el suelo. Pablo Lodeiro, especialista en usuario de Agricultura de Bellota Herramientas, pone como ejemplo la imagen de un «iglú» para simbolizar la protección que tienen estas plantaciones en las primeras etapas de crecimiento. Lodeiro remarca que lo beneficioso de estos copos tiene que ver con su benevolencia sobre todo comparada con lluvias más intensas.
Los signos de alerta en el campo se producen en los casos de deshielo rápido como ocurrió en diciembre de hace dos años. Entonces las peores inundaciones en 18 años en la provincia dejaron importantes daños y anegaron numerosos terrenos. «En principio estas lluvias no tienen nada que ver con aquel temporal», comentan los agricultores con la vista puesta en las predicciones meteorológicas.
En ganadería, el aspecto menos positivo del temporal tiene que ver con las dificultades que encuentran algunos dueños para acceder a sus explotaciones por cortes en carreteras. Lo habitual es que la previsión del sector pecuario les lleve a almacenar mayor alimento a los animales en cuanto conocen que habrá un temporal. Por su parte también estos días en blanco ayudan a que los pastos se regeneren de cara a las próximas semanas. Confían en la nieve como un aliado que haga olvidar los meses más secos. En el sector agrario, igual que en el de los deportes de invierno, miran al cielo con cierto optimismo.
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