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Cinco millares de documentos, relacionados con proyectos de diversa naturaleza artística componen un nuevo retrato de Nestor Basterretxea (Bermeo, 1924). Los fondos, donados por su familia al museo Artium, son «reflejo de una persona que entendía que había muchos caminos que llegaban a realidades estéticas. ... Había fórmulas a través del cine, diseño gráfico, diseño industrial, pintura, escultura, volumetrías... Venía de Argentina de un mundo figurativo, muy condicionado por el muralismo de allí y aquí va evolucionando hacia la modernidad y la abstracción. Es un camino largo, pero está todo aquí», resume Gorka Basterretxea.
Por su parte, la responsable de la Biblioteca y Centro de Dosumentación del Artium, Elena Roseras explica que dentro del proyecto de investigación y preservación de la memoria «la figura de Basterretxea era clave , ya que su archivo ayuda a contextualizar todo el arte de los siglos XX y XXI». Tras ver el material «nos encontramos desde manuscritos, catálogos, artículos de prensa, fotografías, bocetos, planos...», algo que han clasificado y digitalizado hasta sumar cerca de 5.000 documentos.
Las labores del centro de documentación del Museo Vasco de Arte Contemporáneo para inventariar, catalogar y clasificar los materiales han llevado casi un año. Algunos hasta remitena a la patria del tango (donde vivió hasta 1952 tras el exilio familiar en 1936). «Allí hacía retratos. De hecho, a mi madre la conoció así, haciéndole uno», precisa Gorka Basterretxea. El galerista de Talka también matiza que su papel aquí es más el de hijo que el de profesional del arte.
Ambos aspectos se funden cuando subraya que a Nestor «le llamaba la atención que hubiera artistas que no controlaran el dibujo. Era una peculiaridad suya que, antes de hacer nada, lo dibujaba. Como hizo, por ejemplo, con la serie cosmogónica vasca, antes de darle volumen. Estaba todo el día dibujando y lo hacía muy bien». Así lo reflejan los diversos diseños de personajes para los proyectos cinematográficos 'El laberinto' o 'Una historia casi olvidada', con auténtico empaque de ilustración de primer nivel.
Lo cierto es que el público tiene más en mente las grandes esculturas de Basterretxea, la obra de acero y cemento que adopta formas estilizadas o abstractas. O las diversas etapas de su labor pictórica. Pero entre las piezas que integran la vasta colección está el guion escrito a mano del filme 'Ama Lur', redactado y dirigido al alimón por Basterretxea y Fernando Larruquert, con asesores como «Jorge Oteiza, José Miguel Barandiarán, Bernardo Estornés Lasa, Jean Aritchelar, José María Iribarren y Luis Michelena», tal y como aparecen citados en el documento original. En el primer folio, anotado con bolígrafo de tinta verde, se expone también cómo al hacer el filme breve 'Pelotari' surgió la idea para rodar la nueva película en 35 milimetros, color y una duración aproximada de 110 minutos.
También hay diseños de mobiliario para la casa Biok, correspondencia diversa o portadas de revistas. Sin olvidar bocetos a mano de piezas tan conocidas como el monumento al pastor vasco en Estados Unidos que Basterretxea planeaba llamar 'Bakardade', en referencia a la soledad de quien pasa la vida con el ganado. Además de la escultura ubicada en el parque Rancho San Rafael de Reno (Nevada), aparecen detalles en torno a 'La ola' de acero corten y cemento, instalada en Getxo, en la entrada a Romo desde Leioa. También, diferentes elementos de la presa de Arriaran, en Beasain, incluida una original barandilla que al final no formó parte de la construcción.
Gorka Basterretxea indica que «tras la muerte del padre, la casa donde vivíamos en Hondarribi se vende. Y salimos de allí con todo el archivo, con piezas que tenemos y fuimos a una nave alquilada en Oiarzun. Buena parte de este archivo estaba en carpetas, en lo que era el espacio de trabajo del aita en la casa. Lo tenía en su taller, totalmente mezclado», tal y como suele suceder en los lugares donde efectivamente se trabaja.
Aquello «era un caos muy ordenado. Este archivo es toda su vida. En las carpetas que hemos donado al Artium está toda la trayectoria del artista. Es también el reflejo de toda una sociedad, todo un periplo vital desde que vino de Argentina (a mediados del siglo XX) e incluso alguna cosa de allí, hasta que muere con 90 años».
El hijo del escultor agrega que «imagino que para Elena y la gente del archivo del Artium tiene que haber sido una labor tremenda, titánica. organizarlo. Para nosotros es una maravilla porque, junto a ellos, estamos descubriendo estos fondos: cada vez que venimos al museo nos enseñan cosas que no conocíamos. Cuando entregamos la documentación no sabíamos exactamente qué había ahí».
De cara a 2024 el museo ya plantea una exposición con parte de los fondos, a los que también tendrán acceso el público y los estudiosos «a tres niveles», según explica Elena Roseras. Podrán consultarse desde la web del Artium, desdea principios de año, si se trata de la clasificación. Para ver una pieza concreta digitalizada, se entrará a través del centro de documentación del museo. Y un tercer bloque será de acceso restringido, de acuerdo con la familia.
Gorka Basterretxea recuerda que hacia el 73-74 su padre realizó el mobiliario de la Iglesia de Lasarte (Vitoria), por encargo de la Diputación alavesa. A la vez, desarrolló su trabajo sobre la Serie Cosmogónica Vasca, basada en textos de José Miguel de Barandiarán. «Era un trabajo exhaustivo en colaboración con otros especialistas del país. Mi padre reintepreta deidades desde unas claves modernas, por supuesto, y crea toda una cosmogonía de mitos vascos». Fue todo un soplo de aire fesco para toda esa riqueza cultural de la que más recientemente el cineasta Paul Urkijo ha revisado algunos elementos en su gran filme 'Irati'.
Ahora, entre las piezas de ese archivo de Nestor Basterretxea, se ha hallado una carta donde el reconocido antropólogo habla de una «obra verdaderamente interesante y muy valiosa, hito destacado en la historia contemporánea del pueblo vasco». En el texto de Barandiaran, escrito con pluma de tinta azul, agregaba «enhorabuena y que siga el éxito», además de expresar su deseo de poder saludar personalmente al artista vizcaíno.
Este es uno de los miles de papeles que tanía en su taller el creador bermiotarra. Pero al recoger este legado, que en principio fue cedido al Artium para ser donado más adelante por la familia Basterretxea, había algunos daños por humedades y también cabía la posibilidad de que hubiera problemas con algún tipo de insectos.
«Hablamos con el Servicio de Restauración de la Diputación Foral y se decidió tenerlo cerca de dos meses en anoxia. Se deja prácticamente sin oxigeno el material para eliminar bacterias o cualquier tipo de insecto que pudiera tener con el fin de, además, proteger el resto del archivo», razona Elena Roseras. «Se coloca en una cápsula, de la que se vacía el oxígeno, para garantizar unas condiciones óptimas. Luego hay que ver la tipología, material por material para saber qué ingresa en el museo.l Además, «tenemos que decir qué materiales hay a la familia que, tras ver cómo tratábamos otros fondos, decidió hacer la donación».
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