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No es una triunfito más. Natalia Lacunza (1999, Pamplona) se descuelga esa etiqueta que lleva cada concursante al poner un pie fuera del programa de entretenimiento televisivo. Finalista de la edición de 2018 en Operación Triunfo, asume que le pregunten por su paso la ... academia. Sin embargo, su recorrido alejada de la cámara vislumbra a una artista espontánea que está lejos de convertirse en un producto prefabricado que trabaja con el sello independiente Sonido Muchacho. Sus canciones se filtran por grietas entre géneros. Igual coquetea con un pop luminoso en 'Nuestro nombre', se mueve en instrumentales de rap como 'A otro lado' o se acerca al folklore en 'nana triste'. Sin duda es la voz más personal que ha surgido en los últimos años del show junto a su pasisana Amaia Romero.
Presenta su segundo trabajo, 'EP2', en el Teatro Principal de Vitoria este viernes, a las 19.00 horas. «Si no hay cambio de planes», apunta. Una frase que emplea toda la escena creativa como coletilla ante la situación cambiante y las diferentes restricciones aplicadas dependiendo de las comunidades autónomas.
– Sacó su segundo trabajo propio 'Ep2' el 12 de marzo, dos días antes del confinamiento. Hubo un torrente de cancelaciones. ¿Cómo lo sintió?
– A nadie le dio tiempo a asimilar en la primera semana. Tenía un plan de promoción pero estaba en un momento en el que necesitaba pararme e intenté tomármelo con calma pensando que toda situación tiene su parte positiva. Necesitaba reencontrarme conmigo. Al inicio no había tanta falta de motivación ni había tanta sensación de frustración porque se intentaba relativizar. No sabíamos cuánto iba a durar y ahora...
– Estamos más cansados. Nadie pone fecha a un concierto en las condiciones anteriores, de pie junto al resto del público.
– Sí, hay un mayor cansancio. Mis amigos me preguntan si sé algo de cuándo volverán y les digo yo que sé cuándo va a acabar esto. Me encantaría saberlo. Dormiría mucho más tranquila y me levantaría mucho más contenta.
– Le acompaña la Tiny Band, formada por la batería María Lázaro, la guitarrista Luz Abril (trashi), la teclista Teresa Gutiérrez (Ganges) y la bajista Paula Ruiz (Fatal Tig).
– Cada una tiene su proyecto aparte y son muy talentosas. Era muy importante para mí acompañarme de gente con mismos intereses y mucha pasión por la música. Lo prefería a tocar con un músico de estudio que lleva muchos años tocando.
– Grupos formados íntegramente por mujeres como Las odio, Cariño o Melena se encuentran en la primera línea del pop-rock español. ¿Hay más grupos ahora o simplemente son más visibles?
– Llevaban existiendo bastante tiempo. El primer grupo más conocido fue las Hinds y se ha abierto un camino. Ya existían, pero no tenía una visibilidad ni el reconocimiento justo. Sí que siento que poco a poco se va valorando más la iniciativa de grupos independientes, poco pretenciosos y naturales que hacen algo original y auténtico, algo que no es premeditado ni calculado. Esa manera de hacer música se está ganando su hueco en la escena en general. Además ha cambiado el consumo. Ya no solo se escucha la radio sino que hay plataformas de 'streaming' que ponen a todos un poco hasta cierto punto en el mismo baremo. Es verdad que después depende del dinero y apoyo que tengan detrás. Pero son grupos que se pueden dar a conocer de esta manera.
– ¿Le cansa que le pregunten por su paso por Operación Triunfo?
– Lo veo lógico, pero muchas veces pienso que he hecho algo más como para que no me pregunten por ello. Es verdad que es algo sin lo que no estaría hoy en día aquí, fue una experiencia superloca y todo lo que ha pasado después ha sido increíble. Hay cosas buenas y malas obviamente. Estoy contenta y agradecida por lo que ellos hicieron por mí y por estar donde estoy. No tengo ningún problema en hablar de ello. Otra cosa es que me pregunten por algo muy concreto.
– De hecho hay quien le conoce por sus canciones propias más que por ese pasado en el concurso televisivo.
– Es lo que más ilusión me hace. Siento que ha causado lo que yo quería: que la gente me valorase por mi trabajo y no por haber pasado por un programa de televisión. Está muy bien poder hacer interpretaciones de otras canciones, pero lo que importa es hacer un producto que guste a la gente. Este año he notado que se ha ampliado el público en este sentido y me he ganado mi dignidad individual, por decirlo de alguna manera.
– Tiene miles de seguidores en redes sociales. ¿Consigue poner el modo avión y desconectar de los mensajes de los fans?
– Intento ser bastante crítica porque siento que en estas plataformas hay mucho de decir cosas que no piensas porque las escribes sin poner cara al otro. Intento no hacer nada de caso a los negativos y no gastar energía en ellos. Hay que relativizar y centrar la estabilidad emocional en la realidad y no en el mundo digital..
– ¿Qué es lo más raro que le han dicho por redes sociales?
– He leído de todo. ¡Hay gente que está ida de la olla! (risas). Pero no recuerdo un mensaje concreto. Hay hasta personas que se creen tu madre y te dan consejos invasivos e increpan sin tener ni idea de quién soy. He leído tantas cosas que no sabría quedarme con uno.
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