
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Las cartas y la gastronomía mantienen un estrecho idilio. No hablamos de los menús con la lista de platos y bebidas que se pueden elegir ... en un restaurante; sino de los juegos de naipes. Las barajas maridan a la perfección con la comida. Que se lo digan a sir John Montagú, el conde inglés que, en el siglo XVIII, concibió una de las creaciones gastronómicas más populares durante una partida. A él se le atribuye la invención del socorrido sándwich gracias a que le entusiasmaban las interminables sobremesas en las que las jugadas y las tertulias se alargaban sin límite. Le gustaba tanto entretenerse con las cartas que se negaba a abandonar la mesa pese al estricto horario para cenar...
Por suerte, se impuso la costumbre de jugar, a modo de divertimento grupal, después de comer y de la última comida del día. Una tradición que, además, contribuía a fomentar las relaciones humanas. Algo similar ocurre con la cocina española, aclamada en su versión actual, más vanguardista, y en su variante más sencilla, prototipo de la dieta mediterránea. Ésta, al igual que los naipes, se nutre de influencias fenicias, árabes, judías o francesas. Para reflejar las similitudes entre ambos mundos, la compañía Naipes Fournier ha querido alumbrar una muy apetecible baraja española, con la que también festeja su 150 aniversario.
Semejante reto ha caído en manos de Silja Götz, una ilustradora alemana, afincada en Madrid. Ella acaba de unir su talento a la firma alavesa que, desde su planta de Legutiano, despacha cada año nueve millones de barajas. La artista, una enamorada de España y su cocina, se suma así al club de más de dos mil grandes ilustradores, artistas y diseñadores, nacionales e internacionales, con los que ha colaborado la empresa alavesa en su siglo y medio de historia. Una selecta lista en la que sobresalen los nombres de Eduardo Chillida, Mariscal, Luis Royo, Ricardo Cavolo, Elena Odriozola, Noemí Villamuza, Maite Gurrutxaga, Yolanda Mosquera o, más recientemente, la vitoriana Amaia Arrazola, entre muchos otros.
Al objeto de desarrollar su propuesta, «un proyecto de ensueño para cualquier ilustrador», Götz se inspiró en la gran materia prima con la que cuenta el país. «La baraja española está anclada a esta tierra; y ¡qué mejor representa a una tierra que su cocina!», subraya. Con ese punto de partida, la ilustradora alemana debía superar el primer reto: cómo plasmar los cuatro palos en otros tantos equivalentes culinarios.
Así fue cómo los oros se convirtieron en naranjas. «España exporta y consume mucha fruta y las naranjas españolas son famosas en el mundo; además de atractivas como dibujo», explica. Su innovación y su personal estilo se dejan notar también en los bastos; representados por un buen surtido de embutidos, en especial, el jamón, «que sigue siendo el orgullo de la península y no podía faltar». Los cuchillos podrían haber reemplazado a la perfección a las espadas; pero Silja Götz se decantó por el mar, con su pescado y marisco. «Al fin y al cabo, una sardina tiene el brillo y la forma de una pequeña espada». Las integrantes del cuarto palo continúan siendo las copas, «pero de cristal y llenas de vino, que abunda en España desde Jerez hasta La Rioja», apostilla.
Para encontrar a sus cuatro reyes de la baraja, Silja Götz buceó en la historia de la cocina en busca de inspiración. En primer lugar, tomó la decisión de que el 'reinado' de sus naipes fuera paritario. Así fue cómo, entre las candidatas femeninas que barajó, decidió qué dos mujeres se ceñirían la corona. No podía faltar Simone Ortega, «dado que su libro '1.080 recetas de cocina' está en casi todas las casas», señala. Antes que ella destacó en ese mundo la bilbaína María Mestayer de Echagüe (1877), la conocida como Marquesa de Parabere; uno de los nombres más reconocidos de la gastronomía española de posguerra gracias a las numerosas reediciones de 'La cocina completa'. «Tenía su libro en casa y empecé a investigar. Me encontré con una vida digna de película. Con su restaurante en Madrid, que abrió justo antes de estallar la Guerra Civil, ha escrito no solo historia culinaria», enfatiza la ilustradora alemana.
A la hora de elegir a los reyes de su baraja, Götz pensó rápidamente en Ferran Adrià. «No podía faltar porque representa la vanguardia; esta nueva onda de entender la comida como arte». El cocinero catalán, que revolucionó la gastronomía mundial, está acompañado por una figura histórica. Se trata de Abú al-Hasan, más conocido como Zyriab, un poeta, gastrónomo, músico y cantante del siglo IX, que introdujo recetas de la cocina bagdadí en Al-Ándalus. «Era un 'influencer' medieval -indica la artista-. En la temprana edad media, muchos avances culturales venían de Oriente medio y la influencia árabe y judía en nuestra cocina están presentes hasta el día de hoy. Como no hay retratos fidedignos de él, su aspecto es fruto de mi imaginación».
La autora y Naipes Fournier han lanzado también un guiño a la gastronomía vasca. Un joven Juan Mari Arzak , todo un estandarte de la cocina europea y uno de los símbolos de la revolución culinaria española, se ha convertido en la sota de bastos.
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