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Una «revolución». Así describe Antonio Rivera el cambio en el conocimiento que tenemos de la historia contemporánea de Álava, que, a su juicio, es mucho más completa que las de Bizkaia o Gipuzkoa. «Y más parecida a la de Navarra», apostilla. El catedrático y director ... del Instituto Valentín de Foronda ofrecerá una conferencia esta tarde (19.00 horas) en la biblioteca de la Escuela de Artes y Oficios sobre la historia reciente del territorio y su memoria.
– ¿Por qué cuarenta años de la historiografía contemporánea?
– De 1983 a 2023 se ha producido una auténtica revolución en el conocimiento que tenemos de la historia incluso superior al que tienen las otras provincias vascas u otros lugares. Y eso ha sido posible gracias a una Facultad de Letras que produce historiadores, hay centros de documentación como los archivos o la Fundación Sancho el Sabio… Nos hemos modernizado y ahora tenemos unos puntos de partida sin los que es muy difícil arrancar.
– ¿Hacia dónde tiene que ir la historiografía de aquí a 2063: hacia una historia de las mujeres alavesas, por ejemplo?
– La historiografía es un reflejo de la sociedad de su momento. Si, por suerte, la mujer se ha convertido en un sujeto social relevante, la consecuencia es que la historiografía se asoma a la historia de la mujer. Ahora tenemos unas bases para hacer una historia de las mujeres en Álava.
– ¿Cuáles son nuestras carencias, qué lagunas de la historia de Álava quedan por cubrir?
– Hay lagunas en periodos temporales que requerirían un trabajo 'ex profeso'. Una buena historia política de la Transición en Álava sería muy interesante porque hay una amalgama de partidos que funcionan muy bien: el PNV, el PSOE, el Partido Popular…
– ¿Y lo más reciente? Llevamos casi un cuarto de siglo XXI.
– Cada vez que me invitan a dar una conferencia te las ves y te las deseas. Es muy difícil tramar un discurso interpretativo, porque todavía no tenemos ni la distancia ni la capacidad suficiente para interpretar cómo es la sociedad vitoriana a partir del año 2000. Hay factores como la migración, el individualismo… Es muy difícil interpretar sociedades tan líquidas.
– Acabamos de pasar el 3 de Marzo. ¿Cree, como historiador, que perderíamos si el Gobierno central no participa en el Memorial?
– Sería un escándalo si una Administración pone 600.000 euros en una entidad y no participa en la dirección de la misma. Es escandaloso y roza casi los límites de lo legal.
– Pero, como historiador...
– ... Desde el punto de vista político me parece un escándalo. Desde el punto de vista de la memoria hay que tener mucho cuidado. Puede haber una tentación de construir una memoria del 3 de Marzo que no tenga demasiado que ver con lo que ocurrió el 3 de marzo de 1976. La memoria no tiene por qué ser del todo leal a la verdad del hecho que recuerda. Pero tampoco tiene que ser antagónica.
– ¿Puede ampliarlo?
– La cultura política que no estuvo en el 3 de marzo, que fue la del nacionalismo vasco, se ha hecho, desde hace demasiados años, dueña del recuerdo del 3 de Marzo. ¿Por qué ha ocurrido eso? Por un lado, unos se hacen con el control de ese recuerdo, construyendo un recuerdo alternativo, y los que de verdad vivieron aquel tiempo progresivamente salen huyendo; son expulsados del hecho conmemorativo. Hace muchos años que no voy a la celebración del 3 de Marzo. Yo estuve en el 3 de Marzo. Fuera de la iglesia, pero estuve. A mí el 3 de Marzo me dice muchas cosas. Sigue siendo un antes y un después en mi biografía particular. Pero la celebración hace muchos años que no me dice absolutamente nada, porque me resulta ajena.
– ¿Iruña-Veleia es una mancha en la historiografía de Álava?
– Fue un baldón, una experiencia muy negativa para la historia. Creo que los poderes públicos lo hicieron bien, porque fueron rigurosos y no se dejaron llevar por interpretaciones épicas. El mundo abertzale estaba entusiasmado con haber descubierto el cristianismo antes de Cristo y la escritura antes de la escritura.
– ¿Cree que declarar el 8M festivo podría aportar a quienes tendrán ese reto de interpretar estasociedad alavesa del siglo XXI?
– Es necesario tener mayor sensibilidad y hacer un esfuerzo por recuperar lo que hizo la mitad invisible de la humanidad en la historia. Pero tampoco tenemos que exagerar. La historia de la humanidad ha sido, en general, una historia masculina. Heteropatriarcal se le dice ahora, yo prefiero decir masculina. También sería un error que se forzara en exceso ese reconocimiento y que fuéramos a convertir en personajes relevantes a lo que no dejaron de ser sujetos anónimos. Para desgracia de todos: de ellas y de nosotros. Entonces, ni tanto ni tan calvo.
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