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El cálculo, el vacío y la abstracción geométrica. Elena Asins (Madrid, 1940-2015), pionera del arte cibernético; Jorge Oteiza (Orio, 1908-2003), dueño del vacío; y Pablo Palazuelo (Madrid, 1915-2007), considerado el maestro de la abstracción geométrica. Esos son los tres grandes protagonistas de la muestra 'Dar forma a lo trascendente', que se inaugura el 28 de marzo en Artium Museoa de Vitoria. En ella se revisa sus trayectorias a través de pinturas y esculturas desde una mirada conjunta a figuras de vanguardia que exploraron los límites simbólicos, matemáticos y místicos a través de su arte. Cada uno con una visión distinta a la que se venía haciendo, pero con algunas preocupaciones en común.
«Es la primera vez que estos tres artistas dialogan y se confrontan», resalta el comisario responsable, Fernando Golvano, acerca de esta reunión con seis obras de Oteiza, diez piezas de Palazuelo y trece de Asins, todas provenientes de la colección del propio museo, además de algunas piezas cedidas por la Fundación Pablo Palazuelo, Galería Altxerri, Colección MV y Ostolaza-Paraiso. ¿Pero qué rasgos comparten? El interés por aspectos como «geometría, cuarta dimensión y trascendencia» atraviesa sus obras. También ese convencimiento de que lo «místico se puede expresar, pero no explicar», plantea el filósofo y crítico de arte Golvano.
En este recorrido expositivo se revela que compartían el interés por la arquitectura, la espiritualidad y la música, mucho más evidente en Palazuelo y Asins. Como ejemplo, la intención de Palazuelo por realizar «traducciones genuinas entre sus pinturas y la música». La litografía Música III, con un fondo negro sobre el que se ven líneas desiguales, va en ese sentido y puede recordar a un pentagrama. El artista -que comentó en vida que le atraía la representación gráfica de los sonidos- vivía en su proceso de creación un «sentimiento de musicalidad durante la evolución de la línea», dejó escrito. Ese interés de Palazuelo por lo sonoro se evidenció en diferentes colaboraciones, como la del compositor José María Sánchez-Verdú, quien publicó un trabajo discográfico titulado 'Arquitecturas de la ausencia', basado en la obra del madrileño. En el caso de Asins, sus obras 'Ritmo oblicuo positivo' y 'Ritmo oblicuo negativo', en dibujo a tinta sobre cartulina, invitan al espectador a leerlas como una 'partitura'. La música de Bach inspiró otras obras suyas.
A pesar de que Oteiza y Palazuelo eran de la misma generación, Golvano explica que no hubo una relación estrecha a título personal entre ellos. «Palazuelo sí que era muy amigo de Chillida y compartieron estudio a las afueras de París en los años 50. Pero con Oteiza no tiene mucha relación. Oteiza deja de hacer obra en 1959, cuando Palazuelo empieza a ser más reconocido». Quien no conozca la obra de ambos en profundidad podría confundir y atribuir la escultura 'Levante II', de Palazuelo, a Oteiza.
Entre las obras de Oteiza se encuentran algunas de sus piezas más reconocibles en piedra y hierro ('Construcción con tres cuboides vacíos', 'Estela funeraria señalando a la proximidad de Lemoniz' y 'Versión previa del Homenaje a Mallarmé'), que forman parte de la colección del centro de arte contemporáneo de referencia vasco. Como explica Beatriz Herráez, directora de Artium, esta muestra es un caso de estudio y un «formato diferente» de exposición que se enmarca dentro de Bilduma Hau Colección. Movimientos elementales (1950-2000), la muestra que exhibe los fondos del museo. La exposición también llama la atención por una efeméride, el décimo aniversario de la muerte de Asins, que se reivindica en esta selección.
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