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La filósofa e historiadora del arte Isabel Mellén (Vitoria, 1986) propone la iglesia de San Prudencio de Armentia, en Vitoria, como lugar propicio para hablar de su libro 'El sexo en tiempos del románico' (Crítica), que llega a las librerías este miércoles. Allí, en uno ... de sus capiteles se puede ver la figura de una mujer desnuda junto a una inmensa vulva. Esa imagen también se encuentra en las páginas de su publicación y es uno de los muchos ejemplos que emplea para desechar esa idea tan extendida en España de que la Edad Media fue una etapa totalmente oscura e intolerante con la sexualidad. En el que es uno de los títulos más esperados de las librerías, la divulgadora vitoriana propone una relectura de la intimidad en románico, entre los siglos XI y XIII, cuando se produjo una proliferación de imágenes sexuales en las iglesias.
- Se puede entender del libro que la moral sexual era más represiva en el siglo XIX y XX que en el medievo. ¿No es muy atrevido decir esto?
- No, no es nada atrevido. En torno a la sexualidad, ésta ha sido muchísimo más represiva en los siglos XIX y XX que en la Edad Media. Incluso hoy hay cuestiones que en la Edad Media estaban completamente asumidas que nos producen cierto escándalo.
- ¿En qué sentido?
- Mientras hacía esta investigación me sorprendí muchísimo y no soy una persona especialmente preocupada por una moral sexual represiva. La sexualidad era mucho más abierta, el incesto estaba bien visto, perder la virginidad antes del matrimonio era lo más habitual, no tenías por qué casarte, los hijos bastardos o hijas bastardas eran bienvenidos a la familia y se potenciaba mucho la práctica sexual dentro de las familias y de forma abierta. Son cuestiones que hoy en día nos chocan o nos producen estupor.
- Habrá quien piense que tenían relaciones abiertas
- Es que una cosa era el matrimonio: un contrato entre familias de una clase social concreta. Pero estaba normalizado el hecho de que una dama o un señor tuviese relaciones extramatrimoniales.
- ¿Qué ejemplos de arte románico sorprenden más por explícitos?
- En una pequeña iglesia zamorana (Santiago el Viejo) aparece representada una orgía de damas y nobles. Esto era lo que mostraban abiertamente las clases nobiliarias. Hoy en día sería impensable y tenemos un tabú con los cuerpos desnudos brutal.
La vulva de Armentia
- ¿Ese tabú de dónde procede?
- Esa moral represiva comienza en el siglo XI, pero como novedad. Era una opinión minoritaria que poco a poco se abre paso, gana mayores cotas de poder, va calando en la sociedad y llega a su eclosión mil años más tarde casi. Empieza en el XI y es en el siglo XX cuando ya permea todas las capas de la sociedad.
- En un momento del libro se dice que las relaciones de homosexualidad «parecían estar toleradas en la época».
- Sí. Porque no existía siquiera la categoría de homosexualidad hasta que se la inventa la Iglesia. En concreto fue Pedro Damián, un cardenal benedictino y uno de los mayores ideólogos del rigorismo sexual de esta época. La gente tenía encuentros y relaciones en categorías que hoy en día no nos valen y este es el mayor escollo que tenemos para comprender realmente cómo funcionaba la sexualidad en esta época. No podemos hablar de heterosexualidad ni de bisexualidad ni de homosexualidad. En esta época todavía son herederos y herederas de una sexualidad que viene del mundo antiguo, en la que los hombres tenían encuentros homosexuales pero no se catalogaban a sí mismos como tales. No existían esas categorías, simplemente tenían relaciones sexuales con gente variada.
- El libro empieza con el 'Congreso Eucarístico Internacional', que se celebra en 1952 en Barcelona. ¿Por qué ha elegido ese episodio?
- Desconocía la existencia de este congreso, porque lo mío es el medievo, hasta que me llamaron la atención sobre ello en redes sociales. Investigué y vi que fue un evento en el que, en paralelo a su celebración, se destruyeron muchos cuadros en una sala en la que había una serie de desnudos femeninos a la vista. Alguien se dedicó a rajar los cuerpos. Esto se puede cotejar con la destrucción de las imágenes sexuales en el románico.
- ¿Quiénes se encargaron de destrozar esas imágenes que se consideraban vulgares?
- Eran los párrocos los que directamente cogían las escaleras y se subían para intentar destruir canecillos o bien personas instigadas por ellos. Hay un gesto de ira muy fuerte en el cristianismo dirigido hacia el cuerpo femenino y hacia la sexualidad.
- En el libro apunta que esa imagen de una vulva que se ve en un capitel de Armentia y otras ni siquiera se han descrito como una vulva.
- Sí, muchas veces se han descrito como motivos vegetales o geométricos. Maneras de ocultar hay muchas. Esas imágenes de vulvas que se crearon hace siglos han atravesado el tiempo y al llegar a nuestros días se han ido resignificando y les hemos ido dando un sentido distinto.
- Desecha emplear el término 'románico erótico' que han empleado muchos estudios.
- Hay imágenes que se interpretan bajo nociones de deseo y lujuria, conectadas con el pecado. Esa mirada no se corresponde con la que había en el siglo XII, que es cuando se crearon muchas de estas imágenes ni con la mirada de las mujeres, que siempre queda al margen. Pero las mujeres tenían mucho que ver en el arte románico. Muchas veces eran las promotoras de estos templos, las encargadas de diseñar en imágenes todo un discurso que normalmente defendía a su propia clase social o a sus roles de género o a su familia. En muchos casos -como en la colegiata de San Pedro de Cervatos (Cantabria)- lo que representan esas vulvas es poder femenino.
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