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Aparato eléctrico en la zona de Asparrena. Mikel Giné
Muere un vecino de la localidad alavesa de Ilarduia en medio de la tormenta. «Ha tenido que cogerle un rayo»

Muere un vecino de la localidad alavesa de Ilarduia en medio de la tormenta. «Ha tenido que cogerle un rayo»

El hombre, de 67 años, había salido a caminar por el monte acompañado de sus perros

Laura Alzola

Martes, 17 de julio 2018, 08:34

Salía a pasear a diario al monte acompañado por sus perros de caza. El pasado sábado no pudo regresar de la caminata. Un vecino de la localidad de Ilarduia, en el este de Álava, fallecía este fin de semana en uno de los caminos cercanos al pueblo, al parecer, a causa de un rayo, que lo alcanzó cuando volvía a resguardarse en casa. El cuerpo de la víctima, de 67 años, fue encontrado por su esposa, quien salió a buscarlo preocupada porque tardaba en volver tras la fuerte tormenta que había caído sobre la zona.

Lamentablemente, dio con el cuerpo de su marido en un camino, a tan solo unos cien metros del domicilio común, con signos de haber sido «fulminado». Los vecinos cuentan que el móvil del fallecido fue encontrado junto a él, «totalmente quemado». A la espera de recibir los resultados de la autopsia, la familia de la víctima corroboraba ayer al mediodía las sospechas iniciales. «No nos lo han confirmado todavía, pero yo diría que, prácticamente con un 99% de seguridad, ha tenido que ser un rayo; él salía todos los días a pasear, era cazador, estaba sano y en forma, seguro que no ha sido un infarto», explicaba ayer la propia hermana del fallecido a EL CORREO. También el hijo del hombre aseguraba que, aunque el momento preciso no lo vio nadie, por la posición en que se encontró a la víctima en el suelo los indicios apuntan casi exclusivamente a la causa meteorológica e instantánea.

La familia se encontraba ayer aún asimilando el terrible suceso. Igual de conmocionados con la muerte de su vecino, los demás habitantes de la pequeña localidad -que cuenta con tan solo 57 habitantes censados-, coincidían en haber escuchado cómo un gran trueno sacudía el pueblo. «Un enorme latigazo» que asustó incluso a aquellos que se encontraban en casa en el momento del chaparrón. Y es que antes del estruendo, había caído un desbordante aguacero. Anegados los caminos como en otros puntos de Álava, se llegaron a recoger hasta 21 litros por metro cuadrado en tan solo media hora.

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