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El popular sacerdote jesuita José María Rodríguez Olaizola (Oviedo, 1970), también sociólogo, escritor de superventas y estrella digital por sus reflexiones sobre la vida misma, ... regresa a Vitoria para leer hoy el pregón de la Semana Santa en la iglesia de San Pedro (19:00 h.). El autor de 'Bailar con la soledad' y 'Bailar con el tiempo', entre otros títulos, estuvo aquí tras el covid hablando precisamente de las enseñanzas que nos debía dejar aquella dolorosa experiencia. Hoy, tiempo después, viene a decir que hemos aprendido poco o nada.
– ¿De qué tratará en el pregón?
– Me voy a acercar a la Pasión desde sus personajes secundarios. Desde la Última Cena hasta el Calvario de Jesús asoman personas que cada una vive esa Pasión, la suya. La de Pedro, Juan, Judas, María, Magdalena... Iré dando pinceladas a esas pasiones en las que de alguna manera todos nos podemos reconocer porque hablan de encrucijadas, vivencias, errores, valentía, seguridad... Caifás, Pilatos y Herodes son también personajes muy gráficos, de formas de actuar como las de hoy.
– ¿Qué personaje de estos prevalece en la sociedad actual?
– Te diría dos. Uno es Pedro, por sus contradicciones, el deseo de comerse el mundo y al mismo tiempo su incapacidad o incoherencia respecto a lo que uno mismo ha soñado. Todo vivido con tragedia, decepción, autoreproches... Y el otro, Caifás. De los tres jueces, es el ejemplo del más cerril, una persona atascada en diagnósticos cerrados, que no quiere salir de sus esquemas. También Herodes y Pilatos son muy contemporáneos, uno por la banalidad y el otro por el egoísmo.
– En una sociedad cada vez más alejada de la Iglesia, ¿qué sentido tiene la Semana Santa?
– Es verdad que es una sociedad muy secularizada, pero yo no me atrevo a decir que sea una sociedad donde lo religioso no vaya a volver. Por mi experiencia veo a mucha gente joven buscando, volviendo, que a lo mejor ya no tiene los prejuicios del efecto péndulo que vino tras el nacionalcatolicismo. Ahora hay gente como curiosa. Dicho lo cual, el gran reto para mí es ayudar a que se entienda que en el relato de la Semana Santa se ponen en juego las grandes preguntas del ser humano:el sufrimiento, el amor, la muerte, la esperanza, los límites entre el Bien y el Mal. ¿Merece la pena dar la vida?¿Cuándo, cómo, dónde, por qué, por quién? Lo fascinante de la Semana Santa está todo ahí. Hay preguntas que trascienden del relato evangélico y quedan martilleando en nuestros días. Por ejemplo: '¿Qué es la verdad?', preguntó Pilatos. Bueno, pues es una cuestión vigente en esta cultura de la posverdad, el relato, la apariencia, la mentira...
– ¿Es la muerte la gran interrogante?
– La gran pregunta se refiere al sufrimiento. Es la piedra contra la que se estrella la fe. Si Dios es bueno, cómo puede permitir un mundo con tanto sufrimiento.
– Es un sacerdote con éxito. ¿A qué lo atribuye?
– Supongo que tiene que ver con el lenguaje, el momento, los temas. Mi doble vertiente de teólogo y sociólogo me ha dado una manera de acercarme a los asuntos que bascula entre la realidad y una lectura creyente. El público responde, los libros no solo se venden sino que se leen, y recibo ecos de personas que los hacen suyos, que adoptan temas, que si la soledad, el tiempo...
– Con miles de seguidores digitales, ¿no teme su lado oscuro?
– Intento ser coherente, no busco lo viral, las publicaciones polémicas, el ruido, y mira que sería un camino por explorar. Pero no es el mío y sí lo es el de la constancia. La coherencia sostenida en el tiempo es lo que te permite transmitir un mensaje que llega en un mundo, el de las redes sociales, provocador, estridente, hiriente. Intento ser sereno con un punto de humor, ofrecer reflexiones con sentido, leer la actualidad con respeto y libertad.
– Deme un buen consejo, así, a botepronto.
– La actitud es tan importante como el contenido. Hay muchísima gente que se descalifica por su actitud. Me da igual que diga las cosas más maravillosas si la actitud es la de un acosador, un provocador... Es fundamental la educación y en mi caso, expuesto como estoy a recibir palos en las redes sociales, también el saber poner una sana distancia, no tomarlo por lo personal. Como no creer en los halagos ni los ataques.
– La Humanidad pasa por tiempos convulsos. ¿Hay espacio para la esperanza?
– Pienso que va a ir a peor. Esto no ha tocado fondo, estamos bastante peor que hace diez años y me temo que a este paso, en otros diez, estaremos bastante peor. Dicho esto, uno quiere creer que hay herramientas, recursos, capacidad para abrir brecha. Que surjan líderes honestos y una generación joven que está más asqueada de la crispación, la polarización, la etiqueta, la caricatura, que sea capaz de mejorar. Pero no soy el más optimista, desde luego.
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