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La carretera entre San Vicente de Arana y Santa Cruz de Campezo (la A-2128) era «como una cuerda en un bolso». Casi diez sinuosos kilómetros que adolecían de enorme peligrosidad por sus pronunciadas curvas, una calzada demasiado estrecha –había puntos en los que ni ... siquiera se llegaba a los cinco metros de anchura– y una visibilidad «prácticamente nula» en ciertos tramos. Esos importantes problemas forman parte del pasado, ya que el Departamento de Infraestructuras Viarias de la Diputación ha dedicado el último año y medio a corregir su trazado con una inversión de 9 millones de euros.
El tráfico de coches, vehículos agrícolas y ciclistas es constante al servir de enlace entre la Montaña Alavesa, el puerto de Azazeta y la Llanada Oriental. Ahora, como explicó ayer el jefe foral de Carreteras, Miguel Ángel Ortiz de Landaluce, se contará con un modelo «más moderno». Tendrá un «trazado tanto en planta como en alzado adecuado a las necesidades que requiere la vía conforme a la velocidad para la que se ha diseñado». Y es que se podrá viajar a 60 kilómetros por hora desde Arana hasta Entrepelas, de allí a Orbiso hay que bajar a 40 y en el resto de la ruta a Campezo se podrá acelerar hasta alcanzar los 90.
Tampoco ha sido un proyecto sencillo porque en todo momento se ha tenido que respetar el curso del arroyo Rosaria. El proyecto se ha adaptado a las condiciones orográficas y topográficas del terreno, aunque se ha tenido que ganar terreno al monte picando roca. En total, se han ejecutado casi 270.000 metros cúbicos de excavaciones.
La renovada A-2128 cuenta con dos carriles de tres metros, arcenes laterales de medio metro y bermas de un tamaño similar. En algunos puntos, además, se han generado unos espacios seguros para que las cosechadoras puedan cambiar de sentido. Se han mejorado los accesos a Oteo y Orbiso, que se han dotado de carriles centrales de espera para mejorar los giros y cuñas de cambio de velocidad para los movimientos directos. Se ha tratado de que sean perpendiculares, ya que antes salían de forma sesgada por lo que había puntos muertos para la visibilidad del conductor.
La vía cuenta con el correspondiente balizamiento, la señalización, las barreras de seguridad, sistemas de contención de vehículos y cunetas laterales para permitir el desagüe. Ya se han plantado 7.000 árboles en el espacio donde se han ejecutado los trabajos, una cifra que en otoño aumentará con siembras correspondientes a esta estación. Uno de los detalles más curiosos es que las metálicas biondas (los quitamiedos) están revestidas de madera por razones medioambientales.
No es la primera vez que se actúa en la A-2128. Ortiz de Landaluce recordó que «hace dos décadas» se ejecutaron trabajos en un tramo intermedio de un kilómetro que contaban con dos curvas en herradura en vaguada. «Esta obra supone la modernización de una carretera que vertebra el territorio de Álava y la comarca de Montaña. Es un salto cualitativo para todos los que transitan por esta vía, a la vez que contribuye en ese objetivo de cohesionar territorial y socialmente la provincia», destacó el diputado de Infraestructuras Viarias y Movilidad Sostenible, Jon Nogales, que estuvo acompañado por las alcaldesas de Arana, Larraitz Waliño, y Campezo, Ibernalo Basterra, además de los presidentes de las juntas administrativas de Oteo y Orbiso.
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