El modisto de las mujeres con carácter
ALAVÉS DEL MES DE ABRIL ·
EL CORREO reconoce la destreza del diseñador Domingo Orive, quien desarrolla su marca en Vitoria desde 2017Secciones
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ALAVÉS DEL MES DE ABRIL ·
EL CORREO reconoce la destreza del diseñador Domingo Orive, quien desarrolla su marca en Vitoria desde 2017Su taller de Judimendi subió la persiana hace dos años y, desde entonces, el soniquete de su máquina 'singer', su perfeccionismo y su autoexigencia han logrado que salgan de él cientos de prendas hechas a medida para toda clase de clientas. Domingo Orive (Vitoria, ... 1976), acumula más de 24 años de experiencia entre patrones y dedales y ha aprendido de maestros de la moda española como Elio Berhanyer, Devota&Lomba, David Delfín o Miguel Palacio. Tras ganar el premio a la mejor colección en la última edición de la Pasarela Gasteiz On con 'Chess', EL CORREO ha decidido reconocer su trayectoria y nombrarlo 'Alavés del mes' de abril.
«Estoy encantado con el premio, es un buen regalo de cumpleaños», explica a sus 46 el diseñador vitoriano, profesor de patronaje técnico en la escuela m.Class. Su regreso a la capital alavesa tiene lugar tras dos décadas ejerciendo de director técnico y aprendiendo de los maestros. «Volví porque en Madrid había dejado de hacer cosas que me apasionaran de verdad, quería cuidar de mi madre y me rondaba la idea de hacer algo más funcional, este es mi estreno en el prêt-à-porter», señala en referencia a su marca Domingo Orive.
Reivindica el oficio de costurero o modisto y no duda en pasarse horas al frente de la máquina hasta obtener los resultados que quiere. Tras afanarse con cachemiras de precio escandaloso, ha decidido emplear materiales únicos y elegantes para crear una moda más asequible para las alavesas. «Me gusta hacer ropa funcional, que baste con lavarla a mano, tenderla en una percha y pasarle un poco la plancha y que no esté condenada a vivir en el armario», anima el diseñador, quien considera que tiene una visión masculina de la moda de mujer. «En el mercado hay un déficit de vestidos camiseros, trajes esmoquin y pantalones bien asentados, falta artesanía», asegura.
A Domingo Orive le inspiran las mujeres que, como Edith Piaf, han sabido convertir sus debilidades en fortalezas. Sus vestidos sientan bien sin renunciar a elementos útiles como bolsillos, y el nivel de detallismo de este vitoriano le lleva a casar cada estampado y a cuidar cada puntada. «Soy un kamikaze del trabajo, cuando empecé ni siquiera me marchaba de vacaciones y no tengo miedo a estar en el taller hasta conseguir lo que quiero», resume Orive, quien conoce los secretos del oficio desde los escalones de dirección hasta los quehaceres de los operarios. «Saber cómo se cose un bolsillo al hilo o al bies es fundamental para poder dirigir al equipo».
Tras haber asumido retos como desarrollar la línea nupcial de Devota y Lomba y estar detrás de colecciones del más alto nivel, Orive espera hacer crecer su marca en los próximos cinco años. «El crecimiento debe ser progresivo y no quiero que los precios se disparen, prefiero poder vender dos o tres prendas al año a una clienta», apunta. Sus coloridas camisas masculinas le divierten, ofrecen una alternativa a la oferta que se puede encontrar en tiendas y le han abierto la puerta a sus nuevas clientas femeninas. «En Vitoria al principio me buscaban para comprar camisas para sus maridos, después las querían para ellas y ahora me piden vestidos, estoy encantado con la acogida que he tenido aquí», celebra.
La versatilidad de estas prendas artesanales pero asequibles no está reñida con la alta calidad de sus materiales. «Utilizo telas complejas de trabajar como pieles de ángel, lurex, satén, organdíes… Hay que cortarlos a la perfección», explica el creador de vestidos como el años cincuenta amarillo cosido con tela de la época que marcó su vuelta a Vitoria. Aún recorre las tiendas de proveedores de Madrid en busca de detalles como los minúsculos botones de nácar que las máquinas industriales han obligado a desplazar. «Dudo que la industria vuelva a los diseños costosos de antes de la crisis, hay que volver a la ropa artesana, funcional y que siente bien a las clientas».
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