«La modernidad podría venir con un auditorio, es una pena no tenerlo»
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A Mercedes Guerrero, la presidenta de la Audiencia Provincial, y al dramaturgo Iker Ortiz de Zárate les unen el teatro, un concepto ético y el sentido comúnPuede que se pregunten qué vincula a la máxima autoridad judicial de Álava con un multidisciplinar dramaturgo. Pues Mercedes Guerrero, presidenta de la Audiencia Provincial, cuenta el teatro entre sus aficiones más preciadas, y se le cita para el encuentro con Iker Ortiz de Zárate en Ortzai. Sí, ese laboratorio de la escena que promovió el actor vitoriano hace más de una década en la calle Pintorería y pone a disposición de la charla. De verdad que hallar un escenario -pocas veces mejor escrito- más apropiado y bello ha de resultar una tarea ardua. Ingresar en el local es como adentrarse en una caja de muñecas. Una hermosura de sitio, una orfebrería a escala, una maqueta a la que no le faltan detalles que tributan un culto estético a los teatros señeros de toda la vida. Las paredes en tono granate, a juego con el cortinaje de entrada surcado de arabescos, cuatro filas que componen el patio de butacas, un palco lateral y una grada retráctil encogida en el momento de la conversación. Los apliques en ese tono del dorado viejo, la pintura 'sixtina' del techo…
Mercedes muestra dotes de actriz consumada cuando saluda a Iker en la 'Pinto', a la altura del número 39. «Qué ganas tenía de conocerte», le dice al anfitrión a modo de prólogo antes de los besos. «¿Te enseño el local?», le comenta quien interpreta en casa. La magistrada admira los cuadros en la pared del vestíbulo y no oculta el agradabilísimo impacto visual que le genera esta gema teatral en pleno Centro Histórico de Vitoria. Tres días después de su particular tertulia, la magistrada salió encantada de una representación con su dialogante como protagonista.
- Ambos 'actúan' a menudo fuera de Vitoria. Normal en el caso de Iker, pero tampoco Mercedes se queda atrás en materia de 'bolos' por sus conferencias y congresos. ¿Cómo se ve esta ciudad desde fuera?
- Mercedes Guerrero: Llevo aquí veintisiete años y me considero vitoriana. Desde dentro me parece una ciudad muy cómoda para vivir, todo está cerca y voy caminando a todos los sitios. Cuando sales fuera, sí la ves diferente, mucho más pequeña. Pero, bueno, tiene su encanto. A Vitoria la llevo en el corazón.
- Iker Ortiz de Zárate: ¿Pero ha perdido pulso, no?
- M: Sí, quizá un poquito.
- I: Quizá nos hemos contentado con cuatro valores… Ciudad verde, ciudad del deporte… Que todo ello está muy bien, desde luego. Pero es que aquí todo se soluciona con marchas.
- M: Yo creo que estamos mal comunicados. Falta el AVE, por supuesto.
- I: Sí, sí, sí.
Nacido en Vitoria. 48 años. Licenciado en Arte Dramático por la Universidad de Kent. Fundador en 2005 del Laboratorio de Arte Dramático Ortzai, una coqueta sala en el número 39 de la calle Pintorería donde ejerce como profesor y representa obras.
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Marchas «Ciudad verde, del deporte... Está muy bien, pero aquí todo se soluciona con marchas»
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- M: El día que llegue el AVE habrá más vida porque vendrá más gente.
- I: Ojalá la conexión sea por Pamplona.
- M: Yo creo que eso hará que también cambie un poco el centro. Aparte de ciudad verde y del deporte, sí es cierto que le falta algo que denote una cierta personalidad.
- I: Efectivamente, la personalidad. En los años noventa, cuando yo vivía en Madrid, recuerdo que se hablaba de Vitoria allí. Estaban el Centro de Imagen y Nuevas Tecnologías, el Conservatorio con Bernaola, habían salido cineastas, diseñadores, músicos… Y todo aquello no se capitalizó.
- M: También es verdad que otras ciudades de alrededor han mejorado muchísimo. Quizá Vitoria se ha quedado un poquito estancada.
- I: Pero por eso mismo me duele más. Porque otras ciudades partían de situaciones peores y nosotros, desde una más favorable, nos hemos ido quedando atrás. Y el propio diseño de Vitoria desde los años ochenta ha contribuido además a que sea una ciudad disgregada.
- ¿Participan de la opinión sobre la atonía cultural de Vitoria?
- M: Cuando sales fuera te das cuenta de que, en el plano cultural, hay mucha más variedad en otros sitios. Tenemos el Artium, pero tampoco ha acabado de despuntar, de cuajar. Yo suelo ir a sus exposiciones, pero creo que dejan bastante que desear.
- I: Ahora ha entrado una directora nueva y yo creo que tiene ideas.
- M: Tenemos el Festival de Teatro, que me encanta y del que soy asidua. Pero fuera de ese trimestre tampoco hay gran cosa. En cuanto al Principal, creo que necesita una buena remodelación. Supongo, Iker, que estarás conmigo. E incluso una buena oferta. Cuando se programa una obra interesante está a tope. No falta público, sino propuestas y hacer cosas diferentes.
- I: Hay una insistencia muy grande en lo de las butacas. En Londres o Nueva York nadie protesta porque sean pequeñas. Creo que lo que necesita el Principal es una modernización de estructura interna, como la caja escénica. Todo lo funcional. Y luego, algo que en esta ciudad no se acaba de entender. Hablo de la estética. El teatro está pobre, se ha quedado rancio. Pero es que a Vitoria, en general, le falta entender lo que es el celofán, y no como algo frívolo, sino como forma de poner en valor lo que tienes. A mí, por ejemplo, me da mucha pena no tener un auditorio. Cuando ofertas, generas demanda. Y lo que veo es una atonía en todo.
Nacida en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza). 57 años. Presidenta de la Audiencia Provincial de Álava desde 2010, cumple su segundo mandato. Ejerció anteriormente en Villafranca del Penedés, Tudela y Tarragona. Reside en Vitoria desde 1991.
CGPJ «Reivindicamos que doce vocales del CGPJ sean nombrados directamente por los jueces. Ganaríamos todos»
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Pacto municipal «Debe haber un pacto municipal, a medio y a largo plazos. No se puede gobernar pensando en las siguientes elecciones»
- M: Claro. Nos encanta pasear por el Casco Histórico y por un centro que también se merece una remodelación. Pero quizá falta un signo de modernidad que podría venir por ahí.
- I: Yo recuerdo estando en Venecia, y vas a pensar 'qué brutalidad', que me repetía allí 'qué bonita es Vitoria'. Me venían imágenes de fachadas, de miradores, de calles… E insistía, 'qué bonita'. Por eso me duele más esta atonía.
- ¿Y a qué maestro armero se le piden responsabilidades? ¿A una clase política local incapaz de alcanzar acuerdos desde hace dos décadas o a una sociedad vitoriana de la que surgen sus dirigentes?
- M: Yo creo que en el tema cultural, como en tantas otras cosas, tiene que haber un pacto. No de estado, un pacto municipal.
- I: Sí, de ciudad, sí.
- M: A medio y a largo plazos. Y que cada equipo que entra en el Ayuntamiento no diga lo contrario que el anterior. No se puede gobernar pensando en las siguientes elecciones.
- I: Y falta el asesoramiento de personas creativas, de consultores de fuera que tengan una visión, mundo, cultura, un criterio… Ahí ves qué políticos tienen sensibilidad, sensibilidad que para mí lo es todo. Los que saben buscar el buen asesoramiento.
-¿Qué piensan sobre el reparto de los sillones judiciales a cargo de los partidos políticos? ¿Se le está propinando un puntapié a la separación de poderes que propugnaba Montesquieu?
- I: Yo no he perdido la confianza en la Justicia a nivel cercano. Pero cuando oyes lo de 'tal partido'… Ahí sí se me cae parte de lo que es la creencia en la imparcialidad.
- M: Yo tengo que defender la independencia judicial. Me da mucha pena que personas como tú, alguien culto, piense que no existe esa separación de poderes. Y te puedo asegurar que no hemos recibido ninguna presión, yo no la he recibido nunca. Lo que hacemos es interpretar y aplicar las leyes. Y una de nuestras reivindicaciones es que doce vocales sean nombrados directamente por los jueces. Creo que con eso ganaríamos todos. Habría una sensación de más independencia. Pero yo creo que los partidos, hoy en día, no están por esa labor.
La sala Ortzai es un precioso local de escenificación a pequeña escala que rinde culto a las salas señoriales del teatro con paredes en tono granate a juego con los cortinajes, cuatro filas de butacas, un palco lateral y una grada retráctil.
- ¿Cómo valoran el exceso de celo con la corrección política y el lenguaje? ¿Vamos hacia una nueva censura que amordaza el ingenio, la ironía y la inteligencia?
- I: Vamos hacia un puritanismo absoluto, una autocensura total. No hay sentido del humor ni capacidad de ironía, que siempre es un síntoma de inteligencia. Tienes que saber con qué intención habla el otro, has de tener la capacidad de reírte de ti mismo. Estamos yendo a unos absolutismos tremendos y suponen un retroceso radical. Para mí la corrección política es un impedimento para que una sociedad avance. Nos instalamos en unos miedos, unos parapetos y unas protecciones que nos van a impedir las relaciones personales.
- M: Yo creo que estamos llegando a extremos un poco…
- I: Absurdos.
- M: Sí, absurdos.
- I: Dentro de poco, en el Belén pondrán Niño Jesús y Niña Jesusa.
- M: Es verdad que el lenguaje siempre ha sido un poco machista. Eso es cierto. Y hay cosas que se pueden cambiar. Pero eso mismo se ha llevado a extremos absurdos. Y las redes sociales, que para mí son muy peligrosas…
- I: Sí, lo son. Yo creo que debemos de afinar nuestro conocimiento del otro. Del mismo modo que un lenguaje machista puede generar una mentalidad machista porque el lenguaje genera pensamiento, la inhibición del lenguaje genera inhibición del pensamiento, del humor, de la ironía, del atrevimiento, de la intimidad incluso. Creo que se está coartando la libertad y eso nos conduce a un nuevo puritanismo terrible.
- M: Biológicamente, hombres y mujeres somos distintos. Lo que sí tenemos son unos derechos por los que debemos de luchar.
- I: Sí, sí, totalmente.
- M: Mira, yo he trabajado desde que tengo veinticinco años en esta profesión que me ha dado muchísimas satisfacciones y también soy madre. Y, desde luego, nunca he querido renunciar a educar y a criar a mis hijas. Lo he compatibilizado como he podido y en eso es en lo que debería de trabajar la Administración para que seamos iguales.
- I: Eso es, eso es.
- M: En ayudar a las personas que lo necesitan para conseguir que los derechos de hombres y de mujeres sean iguales.
Iker Ortiz de Zárate siente la risa y el aplauso del público en cada representación en Ortzai. Mercedes Guerrero palpa una realidad diferente desde su despacho en el Palacio de Justicia. Dos visiones de Vitoria.
-¿Qué sobra y qué falta en la sociedad en general y en la alavesa particularmente? ¿Carencia de humor, agresividad acentuada por las redes sociales?
-Mercedes: La sociedad vitoriana no es agresiva. Al contrario. Creo que es bastante tranquila. De hecho, y desde mi punto de vista profesional, no hay excesiva delincuencia. Sí alguna cosa pequeña, alguna reyerta y algo de violencia de género, no digo que no. Pero en general es una sociedad que quiere vivir cómodamente.
-Iker: Yo creo que sí falta un poco de humor.
-M: Hombre, por supuesto.
-I: Lo que hemos comentado, ¿no? Lo veo incluso en personas jóvenes, en mis alumnos, cómo ciertos temas se llevan con una trascendencia… Y el humor, para mí, siempre es…
-M: Enriquecedor.
-I: Sí, siempre es serio y enriquecedor. Hay cosas a las que a mí me costaría mucho poner límite. En cada uno está su juicio personal, su acercamiento o no, pero hay asuntos a los que no podemos poner coto. Y en cuanto a la agresividad es cierto que no veo una sociedad excesivamente crispada, pero a veces sí noto en ciertos enfrentamientos que aparecen en la ciudad… Peatones, conductores, ciclistas… De repente hay actitudes a flor de piel.
-M: Mira, ese es un tema que me parece muy importante. El de los conductores, ciclistas… Yo creo que ahí necesitamos, y además aprovecho para decirlo, una ordenanza que regule la circulación con bicis y otros artilugios por las aceras. Yo soy 'superandarina' y me molesta que en las aceras haya bicis.
-Mercedes ha comentado el «peligro» de las redes sociales. ¿Las usan?
-M: Yo no estoy en las redes porque me parece que, como personaje público que soy y que ha de resolver cantidad de cuestiones, cualquier comentario que hiciese podría afectar quizá a los intereses de más de una persona. Y por eso prefiero no estar. Eso no quita para que yo tenga una opinión. Evidentemente, los jueces somos humanos (risas).
-I: Yo las uso poquito. Más bien para dar a conocer el trabajo.
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