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Ander y Marly se estrenan este verano como voluntarios. Él vajará hasta Quillabamba, en Perú, y ella tomará un avión hacia El Alto, en Bolivia. Ayudarán a niños, adolescentes, mayores... y aseguran que lo harán con «muchas ganas». Ainara estuvo hace un año en ... Kenia y puede darles algunas pistas de lo que sentirán como voluntarios. «La misión te cambia», advierte. Los tres narran qué les llevó hasta el voluntariado en diferentes zonas desfavorecidas del mapa.
Ander Martínez se estrena este verano como participante en el programa de Misiones. «Conocía el trabajo que se hace y siempre había tenido interés en participar en algún proyecto de este tipo», explica este joven vitoriano de 31 años, profesor de Formación Profesional y monitor de tiempo libre. Viajará el próximo 29 de julio a Perú y será su primer voluntariado en un país extranjero. «Voy con una mezcla de nervios y muchas ganas. Compañeros me han dicho que una experiencia así te cambia la vida», señala el joven.
En Quillabamba (Perú) trabajará junto a otra chica de Durango en la formación de monitores de tiempo libre, profesores de religión y catequistas. «Lo que nos han pedido es que les transmitamos cómo hacemos las cosas aquí. Quieren reilusionar a la gente que está trabajando allí». Será un mes intenso ya que también realizarán dos campamentos con niños y adolescentes. Por el momento, lo suyo será una cooperación puntual, aunque no descarta que en un futuro pueda dedicarse durante un periodo más largo a esta labor.
«Que vayan con mucha humildad y con el corazón abierto para llenarlo de momentos y gestos que les van a enriquecer como persona», es el consejo que les da Ainara López a las personas que van a vivir una experiencia similar a la suya el verano pasado en Kenia. «La misión te cambia y te hace valorar las cosas importantes de la vida», señala esta vitoriana trabajadora de Cáritas. Ella viajó a la aldea de Kaikor, donde las Hermanas Marianistas trabajan con la comunidad Turkana. «Estuve tres semanas con otras tes chicas vascas, fuimos con la intención de ponernos a su servicio y ayudar en lo que nos pidieran», relata Ainara.
Tenían reservada para ellas una tarea muy concreta: realizar un taller de empoderamiento con las mujeres de la comunidad. «Las mujeres y los niños son un cero a la izquierda para los Turkana. Pero nosotras no les enseñamos nada, toda la experiencia fue desde el compartir», recuerda. Esos días resultaron «muy enriquecedores. Desde el primer mundo creemos que sabemos todo y ellas también tienen mucho que enseñar».
Cuando escuchó la experiencia de su amigo Daniel de misión en Costa Rica Marly no lo dudó, ella también quería vivir una experiencia así. Lo hará este verano en El Alto (Bolivia), acompañada del propio Daniel y su hermana María. «Estaremos con una comunidad sirviendo a niños de entre 6 y 12 años. También echaremos una mano en la iglesia y con las personas mayores», narra esta joven colombiana de 24 años afincada en Vitoria. Ya tiene una larga experiencia de voluntariado en la comunidad Señorío de Jesús, pero será la primera vez que viaje al extranjero con esta intención. «Tengo muchísimas ganas de estar allí ya y estoy súpermotivada, creo que va a ser un mes muy enriquecedor para mi. Este viaje puede suponer un punto de inflexión en mi vida», reflexiona Marly.
«Al ser una persona cristiana, lo que más me mueve es Dios y lo que ha supuesto en mi vida. En este tiempo, anhelo crecer en mi relación con el Señor», agrega la joven, que ya mantenido contacto con miembros de la comunidad Adsis en Bolivia para descubrir sus necesidades.
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