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«Algunos han viajado por muchas partes del mundo, pero esos viajes no les llenan. Buscan un contacto real con la realidad, con la gente, alejado de los 'resorts' de pulserita». Habla Fran Izquierdo, responsable de Misiones en la Diócesis de Vitoria sobre ... las personas que cada verano hacen la mochila y vuelan a diferentes países del planeta con la intención de descubrir modos de vida muy alejados del nuestro y en cierta medida ayudar dentro de sus posibilidades.
«Hay desde jóvenes hasta prejubilados. Van con muchas ganas de conocer y abrirse a esa vivencia, con motivación desde la parroquia o fuera de ella. Lo que es común a todos es ese interés por el compartir humano», explica Izquierdo, el encargado también del curso preparatorio que todos realizan antes de embarcarse en esta aventura solidaria. Este año, serán seis los jóvenes que viajarán a Ecuador, Perú y Bolivia de la mano de este proyecto de la Diócesis vitoriana.
Desde 1948, cuando la Diócesis de Vitoria fue pionera en tener misiones propias alrededor del mundo, han aceptado este reto humanitario unas 800 personas de todo el País Vasco. «Por lo general, la gente suele volver de la experiencia muy cambiada. Es como salir de la burbuja que tenemos aquí y ante eso no te puedes quedar impasible», señala Izquierdo. Por eso, a su regreso los participantes también reciben un acompañamiento con el fin de asentar lo vivido y sacar el mejor provecho de ello. «La cooperación también tiene su cara oscura. Muchas veces metemos la pata y todavía hay casos en los que es muy patriarcal. No podemos llegar a otros países pensando que lo sabemos todo, queda mucho por aprender», reflexiona Fran Izquierdo.
Este verano, dos de los jóvenes viajarán a Perú, en concreto a Quillabamba, ciudad cercana a Cuzco. Participarán en un proyecto concreto que se ha demandado desde allí para la formación de monitores de tiempo libre y catequistas. Sobre el terreno coincidirán con el obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado en Perú, David Martínez de Aguirre. «El tema de los jóvenes ha bajado mucho y solo quedan nostálgicos, hay que hacer cantera», señala el obispo, que apuesta por convertir el tiempo libre en algo realmente educativo y evangelizador. En Ecuador, junto con las Mercedarias de Berriz en Uzhcurrumi, pasará un mes una de las jóvenes que viajan este verano. Allí residirá con las monjas y les acompañará en su misión a nivel pastoral en el medio rural.
Otros tres jóvenes volarán hasta El Alto, en Bolivia, para vivir la que seguro será una de las grandes experiencias de su vida junto a la comunidad Adsis. Allí formarán parte de un proyecto de trabajo con menores en situación de riesgo. Los seis jóvenes han participado previamente en el programa 'Aldatuz', una formación en la que se analiza la realidad del mundo actual, la palabra de Dios y se adoptan unos compromisos.
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