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La rebaja de algunas penas a condenados por violencia sexual a raíz de las revisiones que ha traído la ley del 'sólo sí es sí', ... con dos casos por ahora en Álava, «no supone un problema real». Lo dice una doctora en Derecho Penal, criminóloga y profesora jubilada de la UPV/EHU como Miren Ortubay (Vitoria, 1958), quien rechaza retocar la nueva legislación e insiste en que las agresiones tienen su origen en «una sociedad que no es igualitaria».
- Hace unos días salía a la calle el condenado por abusos a menores en la pista de hielo de Vitoria como consecuencia de la rebaja de la pena -de nueve años a la mitad- por la ley del 'sólo sí es sí'. ¿Hay que revisarla?
- No, en absoluto. Primero, ¿no nos tendríamos que preguntar si la pena antes era un poco exagerada?, ¿si merecía una pena similar a un homicidio? Y segundo, ¿alguien se ha preocupado por esas menores?, ¿para ellas es mejor que ese chico siga en prisión o les supone más reparación? La ley de garantía de la libertad sexual es importante porque avanza en la prevención y, sobre todo, en la protección y la respuesta a las personas que han sufrido violencia sexual. Me parece paradójico que sólo se hable de una parte marginal de esta ley, que es la reforma del Código Penal, en la que no se han cambiado las penas sino la definición de delitos y eso está llevando a revisiones.
- ¿A qué cree entonces que se debe el debate abierto?
- La sociedad no piensa que estas conductas son menos graves, los jueces saben que no ha cambiado la valoración sobre ellas... Que hayan rebajado algunas penas no supone un problema real sino algo creado y alimentado desde el populismo.
- Cuando se llega a la aplicación del Código Penal es porque el delito ya se ha cometido, algo ha fallado antes.
- Desde luego, el Código Penal tiene que ser siempre el último recurso. Tratar de solucionar problemas sociales mediante la ley penal, que apenas tiene efectos preventivos, es engañar a la gente porque se hace ver que la violencia es un problema individual, de hombres agresivos, cuando es un problema estructural de una sociedad que no es igualitaria.
- ¿Y por dónde empezamos a cambiar esa sociedad?
- Tenemos que fijarnos en lo que genera inseguridad a las mujeres y que no es el riesgo de que, como nos venden, hombres malos nos puedan agredir en la calle. Lo que nos da inseguridad, como a todas las personas, es no tener unos ingresos mínimos asegurados, la vivienda, el acceso al sistema público de salud... La violencia no es el principal problema de las mujeres.
- Pero existe y, según las estadísticas, además, las agresiones machistas de todo tipo han crecido en el último año...
- La violencia es la máxima expresión del sexismo de esta sociedad, es la punta del iceberg, pero tiene raíces estructurales. Una mala noticia de los últimos años es que los medios de comunicación hablen de las mujeres sobre todo en relación con la violencia, como víctimas, y no como personas que luchan por solucionar sus problemas vitales y reivindicar sus derechos.
- Un estudio de la Asociación de Mujeres Profesionales y Empresarias de Álava (Ampea) advierte de que sólo el 14% de los altos cargos de las empresas están ocupados por mujeres. ¿Cómo se rompe ese techo de cristal?
- Hay un nivel en el que los trabajos con responsabilidad exigen absoluta dedicación y, en general, como no hay una distribución igualitaria del trabajo doméstico y los cuidados, las mujeres llevan una mochila a la que no pueden ni quieren renunciar y se valora que ellas ya no están tan disponibles para esos puestos. En esos niveles ya no se asciende sólo por méritos objetivos.
- La última campaña de Emakunde para el 25-N interpelaba a los hombres. ¿Ve su implicación en la lucha feminista?
- Los hombres se tienen que dar cuenta de que el sexismo nos oprime a todos aunque históricamente este sistema les haya dado mejores condiciones de vida a ellos. Se tienen que concienciar de que con la igualdad ganamos todos, y no basta con declaraciones ni discursos.
- Hasta finales de 2019 daba clases en el campus alavés de la UPV/EHU. ¿Cómo veía a las nuevas generaciones?
- Hay cambios para bien y para mal pero sí se ha avanzado en igualdad, sobre todo, en expectativas, las mujeres tienen aspiraciones que antes no tenían y los chicos se están abriendo a ciertas profesiones y a pensar sobre su masculinidad. Pero en otras cosas, en lo más inconsciente, no se avanza mucho. Yo estaba en una carrera muy feminizada, Trabajo Social, y veía que ellas seguían ejerciendo de madres de esos compañeros y ellos se dejaban cuidar.
- ¿Qué futuro se está dando a la juventud?
- Estamos insistiendo tanto en que no hay futuro, en que van a estar peor, que les estamos metiendo un pesimismo existencial que no es sano. Con una visión tan negativa dirán: '¿Para qué nos vamos a esforzar?'. Además, no creo que sea verdad, otras generaciones también hemos estado mal y hemos tenido que pelear.
- Vitoria tendrá su primera alcaldesa en 2023.
- Sí, y es llamativo. Si ningún partido se atreve a poner un hombre como candidato, igual significa que las mujeres generan más confianza o esperanza de que hay otra forma de hacer política. Pero creo que el avance real vendrá cuando esto no nos llame la atención.
- ¿Ellas mandan diferente?
- Nos seguimos socializando diferente, más preocupadas por la atención a quienes nos rodean, sus cuidados y sus necesidades, y eso de alguna manera se tiene que notar. También es cierto que la política, como otros terrenos, está tan masculinizada y es tan competitiva que las mujeres que consiguen entrar a veces son más masculinas que ellos.
- ¿Qué políticas feministas se pueden impulsar en la ciudad?
- Un transporte más accesible, unos servicios públicos de educación en edades tempranas, mejores servicios para dependientes y mayores... y también está lo simbólico, como poner nombres de mujeres en el callejero.
- ¿Cuánto hace el nombre de una calle por la igualdad?
- Nada en sí mismo es definitivo pero visibilizar que la sociedad está formada por hombres y mujeres es importante. Claro que da igual que una avenida se llame Juan Carlos I u 8 de marzo, pero si se llama así tal vez alguien se pregunta por qué y qué se celebra ese día.
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