«¿Ves ese balcón? Desde ahí vi junto a mi amiga Mari Carmen cómo uno de los pobres chicos cayó. Luego, al lado de Calzados Gómez, otro. Se quedó allí su bota. Esa bota aún la tengo aquí, en la cabeza». María era una adolescente ... de «13 años» cuando aquel fatídico 3 de marzo de 1976 presenció desde la casa de sus padres, en Vicente Manterola, la brutal represión de la Policía Armada contra una asamblea de trabajadores. Este domingo se pasó por su antigua calle para honrar la memoria de Pedro Mari Martínez Ocio, Francisco Aznar, Romualdo Barroso, José Castillo y Bienvenido Pereda. También la de los cien heridos que arrojó aquella jornada negra en el corazón de Vitoria y de Zaramaga en particular.
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48 años después, María lo cuenta como si hubieran pasado sólo horas. «Mi padre nos llevó a la iglesia ( San Francisco de Asís) cuando la cosa se calmó. Cuánto humo había en el interior. No se veía nada», comparte esta vitoriana recién ingresada en la sesentena. Como ella, riadas de ciudadanos anónimos recordaron a los fallecidos, luchadores por unos derechos laborales entonces muy en precario. El Memorial que mantendrá viva su llama parece que, por fin, podría ser una realidad tras la reciente creación de una fundación con participación institucional y del Obispado.
A lo largo de la mañana, representantes de todas las formaciones políticas se pasaron por el monolito a depositar la tradicional ofrenda de flores. Por orden cronológico; PP, Podemos, Sumar, PSE, PNV y EH Bildu, cuyo candidato a lehendakari, Pello Otxandiano, encabezó una intervención en una carpa cercana ante un centenar largo de fieles.
A las 12.30 horas en punto, «alrededor de 5.000 personas», según fuentes de la Policía Local, marcharon hacia la plaza de Los Fueros en la manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del 3 de Marzo y las centrales sindicales ELA, LAB, ESK y Steilas. Una marcha novedosa por la hora -la primera vez en horario matutino-, pero empañada por una minoría de violentos encapuchados que, por cierto, ni habían nacido cuando ocurrieron los hechos.
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Aparte de manchar con pintura fachadas de bancos y comercios, y hasta un coche patrulla, arremerieron contra con la Ertzaintza en la calle La Paz lo que acabó en un duro enfrentamiento. «Los altercados se han desencadenado cuando un grupo de manifestantes empezó a proferir insultos y arrojar objetos contra las dotaciones policiales, que formaban parte del dispositivo de seguridad establecido con motivo de la misma», informó el Departamento vasco de Seguridad.
«Los alborotadores han lanzado botellas, adoquines y otros objetos contundentes a los agentes, siendo necesario utilizar material de defensa para repeler la agresión», ahondó la nota oficial. A partir de ahí se sucedieron varias cargas policiales, hubo una estampida de manifestantes que trataban de huir del desaguisado y la marcha quedó partida en dos. Los enfrentamientos se extendieron a la cercana calle Postas, donde los encapuchados usaron el mobiliario de un bar para lanzárselo a los uniformados.
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«Siete ertzainas» resultaron «contusionados precisando asistencia sanitaria». Un número indeterminado de manifestantes sufrió idéntica suerte. Cuatro personas acabaron en los calabozos acusados de «desórdenes públicos y atentado a agentes de la autoridad». Los arrestados quedaron en libertad a última hora de este domingo. La líder municipal de EH Bildu, Rocío Vitero, dejó un tibio tirón de orejas en sus redes sociales, se supone que a los violentos. «El 3 de Marzo es un día para el recuerdo y la reivindicación», escribió. Fue la única de la izquierda abertzale. A media tarde, los sindicatos ELA, LAB, ESK, Steilas y la Asociación 3 de Marzo denunciaron «la brutal carga de la Ertzaintza» y su «despliegue desproporcionado». Dirigentes de Sortu se expresaron en los mismos términos.
Una vez recuperada la calma -tensa- se retomó el guion original. La multitud volvió a corear soflamas como «Policía, asesina», cuando una portavoz leyó el último manifiesto de la jornada. «Tenemos que seguir luchando», clamó mientras remarcó que las reivindicaciones obreras «siguen estando igual de vigentes».
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Durante su alocución homenajeó a las mujeres que en 1976 «fueron fundamentales» y en especial, a las que ahora «se dedican a los cuidados, especialmente a las internas». No olvidó a «los pueblos oprimidos», lo que provocó gritos de apoyo a Palestina. El acto en los Fueros se cerró con quien fuera cantante del grupo Berri Txarrak, Gorka Urbizu, quien entonó una melodía acompañado únicamente por su guitarra como colofón a este día de recuerdo, empañado por unos pocos.
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