«Hay gente con alma y sin alma y yo ya he hecho mi elección»

–¿Qué lleva a un periodista a introducirse en el mundo de la novela negra?

–Siempre me ha gustado escribir, pero hasta ahora no había llegado a estar satisfecho con los borradores e incluso los destruía. Escribí y documenté 'Sin alma' entre noviembre y abril tras atravesar un momento duro en mi vida, una crisis personal. Necesitaba comprender qué me estaba pasando. Busqué libros de autoayuda pero me di cuenta de que lo que necesitaba eran libros de neurociencia. Tenía tanta información sobre cómo funciona el cerebro que pensé en hacer algo con ella y, entre contar mi vida personal o hacer un ensayo –lo cual me parecería intrusismo–, opté por escribir una novela.

–¿Qué tiene 'Sin alma' de autobiográfico?

–Inventé una trama negra con toques distópicos y escribí del mundo del periodismo porque es lo que conozco. Parte de lo que sucede se inspira en mis propias vivencias y los datos que aporto están debidamente documentados. Pero, sobre todo, escribirlo ha sido una terapia para mí. Camino hacia mi libertad para ser una mejor persona. El libro contiene cuestiones profundas sobre psicología y neurociencia, y si además ayuda a alguien más, esa sería mi mayor recompensa. Está escrito con el alma.

–Sin embargo trata sobre esas personas que parecen no tenerla.

–La novela cuenta la historia de Jesús Díaz, un periodista de sucesos al que, un día, su jefe de redacción envía a investigar la desaparición de un bebé en un poblado chabolista. Desde entonces su vida cambia para siempre. Pero también trata una búsqueda que me interesa y me importa, y es que en este mundo hay gente con alma y sin ella. Cada uno verá dónde está, yo no estoy aquí para juzgar, pero yo ya he hecho mi elección y mi apuesta y quiero rodearme de gente con alma.

–La violencia y el sexo forman parte de este relato. ¿Cuáles son sus referencias?

–En ocasiones las películas de Hollywood son muy trepidantes en detrimento del argumento, pero he crecido en ese ambiente y, cuando escribo, veo las escenas. Esto me permite utilizar un lenguaje muy directo. Odio leer un párrafo siete veces para lograr entender a un autor, porque ya no me engancha. Y quiero que el lector no suelte el libro hasta ver qué pasa con el tal Jesús Díaz.

–La trama transcurre en una ciudad ficticia con una baja tasa de delincuencia. ¿Hasta qué punto se parece a Vitoria?

–Es una ciudad de un millón de habitantes que, por tamaño, podría encajar con el área metropolitana de Bilbao, pero me interesaba que fuese ficticia y con poca delincuencia. En las ciudades en las que usualmente no pasa nada los sucesos causan una mayor impresión e impacto. Además de en Vitoria he vivido dos años y medio en Xàtiva y hay guiños a ambas. El ilustrador gaditano Ismael Pinteño se inspiró en Vitoria para la portada. Los vitorianos reconocerán elementos como la muralla de inmediato y, dentro de la novela, encontrarán también dos o tres homenajes claros a la ciudad que tal vez pasen desapercibidos para los demás.

–¿Este ha sido un viaje puntual o ya piensa en futuros títulos?

–El libro surgió en un momento muy concreto, pero este mundo es enriquecedor y apasionante. Ya estoy pensando en una segunda novela que no tiene nada que ver con la primera. La quiero hacer blanca, pero según escribo me sale un toque negro y ya va por el gris.