Muchas bandas hacen un primer disco, donfde todo parece muy claro en recursos, estilo e intenciones. Pero llega el segundo y surgen dudas sobre el camino que se va a seguir o las fórmulas para crearlo. En el caso del novelista Mikel Oraá, después de ... debutar con 'Sin alma' (Apache Libros) en plena pandemia, su segunda pieza se ha visto rodeada por esa necesaria toma de decisiones. «Tienes que elegir qué camino tomar. Fue el libro que correspondía un momento concreto de mi vida: igual no el que quería hacer, pero el único que podía hacer entonces», analiza el autor de esa historia que arranca con desapariciones de bebés.
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En ese contexto un tanto sórdido, Oraá (Vitoria, 1975) desarrollaba «una novela de ficción, pero la gente siempre te pregunta qué parte hay de realidad o de tu vida. Yo siempre respondía que había algunas que habían sucedido y, en cualquier caso, como reza el dicho, la realidad siempre supera a la ficción. Recordé una cosa que había pasado en mi familia, que me resultó tan increíble que me la tuvieron que repetir veinte veces. Pero realmente sucedió», remarca.
Así, el novelista partió de esos hechos –que evita citar como 'spoiler'– para dar forma a su siguiente obra literaria, 'Cuatro disparos de vida'. «Me he inspirado en un hecho cuyos protagonistas conozco. Parece magia, pero es la vida. Creo en la causalidad y no en la casualidad de las cosas. Todo está conectado, sucede por algo y, si estás atento, puedes descubrir por qué pasó», sentencia quien ha sumado en su libro «las vidas de cuatro personas. Yo digo que es una novela de aventuras porque al final es una 'road movie' que se desarrolla prácticamente en medio mundo y en un intervalo de 40 años».
La novela, cuyo título «juega con el contraste entre 'disparo' y 'vida'», contiene distintos personajes «que no son todos 100% malos ni buenos. Hay grises. Y les acompañamos en su aventura vital».
Y, desde luego, el nuevo libro «rompe completamente con 'Sin alma'», de la que una productora vasca tiene ya los derechos para llevar la historia al ámbito audiovisual. «Ahora están buscando financiación, para después decidir el formato que tendrá en las pantallas», desde un corto a un largometraje o una serie que cuente la historia creada por el alavés, residente en Valencia.
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Las 400 páginas de 'Cuatro disparos de vida', cuya publicación está prevista para finales de año, «beben mucho de la imaginería audiovisual. Yo intento escribir películas, veo lo que escribo y me ayuda mucho. Y pienso que, literariamente, he dado un gran paso en calidad. Es otra historia». Con cuatro ruedas que ya giran.
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