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Este periódico decidió que no había manera mejor de arrancar la nueva sección 'Entredós' que uniendo a dos mujeres de referencia en sus ámbitos respectivos. La climatología adversa que tanto tiempo se ha venido cebando con Álava obligó a cambiar el primer escenario previsto, un hermoso paraje natural. Así que hubo de sustituirse la idea primaria por un edificio donde charlar a cubierto que, desde luego, se mostró adecuado. Nada menos que en la vitoriana y bella calle de Las Escuelas, en el semillero municipal de empresas que fue Artes y Oficios, junto a El Campillo. Con la torre de la vieja catedral al fondo, la de San Vicente en el extremo opuesto y uno de esos murales sobre fachada pintado que inyectan cromatismo y vida. Por allí pasearon Paz Robina, directora de la planta de Michelin en la capital alavesa, y Carmen Martínez Zabala, presidenta del consejo de administración de Bodegas Faustino, firma con sede central en Oion y presencia a lo largo de cuatro denominaciones de origen que exporta vino a 102 países. Laos, incluido. No se conocían pero nectan bien. Una vez sentadas en sus sillas el diálogo, permitan el recurso fácil, transcurre sobre ruedas.
Se les pregunta a ambas sobre el papel de la mujer en el ámbito laboral, su acceso a los puestos directivos por méritos y capacidades o la conveniencia de establecer ciertas cuotas para favorecer su llegada a los lugares de mando.
– Carmen. La gente tiene que llegar a los puestos por méritos propios. El problema es que la igualdad por méritos no se está dando. Entonces, ¿hay que imponer unas cuotas? Yo no le veo ningún sentido.
– Paz. Yo creo que la mujer debe acceder a los niveles de responsabilidad por sus competencias profesionales. El problema es que históricamente ha estado infravalorada cuando es capaz de ejercer cualquier tipo de responsabilidad. Pero, coincido contigo en que las cuotas forzadas nos hacen un flaco favor.
– Carmen. Inglaterra y los países nórdicos nos llevan una ventaja sideral. Aquí tuvimos el problema de la Guerra Civil y las mujeres no nos incorporamos al mercado laboral hasta la Transición. Nosotras somos más constantes en los estudios, pero en cuanto a la incorporación al mundo del trabajo la sociedad no ha cambiado tanto.
– Paz. En nuestra empresa tratamos de equilibrar sin forzar por el déficit histórico que ha habido en todos los niveles. Pertenecemos a una matriz francesa, una sociedad en la que la mujer va un poco por delante. Michelin España es pionera en tener mujeres en puestos de responsabilidad.
– Carmen. Es fundamental que mujeres y hombres tengan los mismos salarios a igualdad de cargos.
A las dos les interesa denunciar el cortoplacismo educativo que marca las actuaciones políticas, se lamentan por los discretos resultados en las etapas obligatorias y charlan sobre Universidad y Formación Profesional-
– Carmen. Yo el problema lo veo debajo.
– Paz. Nosotros detectamos que hay muy pocas mujeres de FP en ramas como mecánica, electrónica, robótica…
– Carmen. ¿Pero es que con qué jugábamos nosotras de pequeñas? Con muñecas. El scalextric era del hermano. Paz, tú vienes de Ciencias y yo soy de Letras y en este país parece que todo el mundo tiene que ir a la Universidad. La gente tiene que estudiar lo que le guste, pero recuerdo que en Derecho salíamos 'tropecientosmil' todos los años.
– Paz. Bueno... Yo creo que la FP tiene ahora más prestigio que hace unos años.
– Carmen. Pues yo sigo oyendo que el que no vale, a FP. Y faltan grados medios. Pero el problema mayor es que en este país no existe un pacto por la educación. Tengo dos hijos y he conocido como cuatro leyes.
– Paz. Cierto. Está claro que la sociedad del futuro es lo que invirtamos en educación. Estoy de acuerdo contigo en que no puede haber tanto vaivén. Eso sí, por ejemplo, yo no cambio a los ingenieros españoles por otros según sus competencias técnicas. Sí creo que por abajo hay que mantener una línea. Las empresas estamos colaborando y haciendo nuestra parte, como el grado de Automoción que tenemos en Michelin, pero el peso debe de recaer en quien tiene que asumirlo.
– Carmen. El que se debe de preocupar es el Gobierno, el Estado. Es una pena que se tenga que ir gente joven de aquí. Resulta que faltan médicos y los estamos importando.
– Paz. Sí, pero da más pena aún la gente que se ha esforzado en los estudios y acaba trabajando de cualquier cosa. ¡Hay que apoyar a los jóvenes! En nuestra empresa se les paga según el nivel de responsabilidad, no por la edad. Hay que intentar retenerlos, aunque estamos en un mundo muy globalizado y no me parece mal que la gente salga fuera y aprenda. Eso sí, siempre que sea algo voluntario, no forzado.
Población jubilada manifestándose en las calles por unas pensiones dignas, sostenibilidad, factor de corrección, pacto de Toledo, incertidumbre ante lo que el personal cobrará en el futuro…
– Paz. Soy partidaria de unas pensiones dignas y sostenidas por el Estado. Claro que si yo supiera resolver el problema igual no estaba aquí. Pero no creo que haya que dejar el asunto en manos privadas porque la sociedad sería menos igualitaria.
– Carmen. A España se le envidiaba por ser pionera en el sistema de la Seguridad Social, que lleva quebrada hace años. Estamos en un país con una esperanza de vida altísima y no hay niños. Y si la gente joven no cotiza… El problema global no es dar cien euros más a los jubilados, que se lo merecen. Pero si tiran de los presupuestos generales del Estado ese dinero no va a cubrir otras necesidades.
– Paz. Lo triste y lamentable es que jueguen con problemas graves en períodos electorales como la sanidad, la educación y las pensiones. No deberían de jugar con pilares del estado del bienestar. Insisto, me parece una pena ir privatizando.
– Carmen. Por supuesto. El asunto es también cómo se ayuda a las mujeres, que seguimos llevando la carga de la casa y de los niños, a incorporarse al mercado laboral. Y a los jóvenes.
La presidenta del consejo de administración de Bodegas Faustino demanda aire para respirar ante la presión tributaria que, a su juicio, soportan las empresas. Unas reivindicaciones que secunda la directora de Michelin en la capital alavesa desde un tono más bajo.
– Carmen. Me pregunto a veces, Paz, qué pasaría en esta provincia si se marchara Michelin.
– Paz. Tenemos 4.000 personas fijas en la planta de Vitoria y si multiplicamos cada uno de esos empleos por los inducidos llegamos a la conclusión de que en torno a Michelin viven 20.000 personas. Y contamos con 600 proveedores. Como suelo decir, trabaja mucha gente dentro de la valla, pero fuera… Nuestra empresa en Álava es fundamental, aunque nadie es imprescindible.
– Carmen. No sois imprescindibles, pero nos haríais un agujero bien gordo. Aprovecho la oportunidad para pedir a las instituciones que nos permitan respirar, que no estén siempre pidiéndonos dinero a las empresas.
– Paz. ¡Sí, qué nos dejen respirar! El problema es que creen que las grandes empresas lo aguantamos todo.
– Carmen. Y deberían darnos de vez en cuando una palmadita en la espalda. ¿No tienes la sensación de que no vienen más que a pedir?
– Paz. Yo me siento bien tratada en Álava. Sin embargo, hay cosas en el día a día que nos ponen muchas trabas. No obstante, en Michelin creemos que debemos devolver a la sociedad parte de la riqueza que generamos. Hablo de implicación en la vida local, de ayudar a la gente a formarse....
– Carmen. Por la forma en que nos han criado para nosotros es muy importante la responsabilidad social, de ayuda de todo tipo. Recuerdo la famosa bolsa del obrero que decía mi padre para pagar una operación, ayudar a una viuda… Lo que reclamo es que no nos cosan a impuestos y nos dejen respirar.
Ambas consideran que el paño no engaña, que los datos avalan la recuperación económica tras una etapa de crisis prolongada y severa. Pero también que individuos y familias se han dejado jirones de bienestar en esa senda ardua.
– Paz. Los indicadores macroeconómicos están ahí. Son un hecho. Pero han dejado una brecha compleja. Ahora hay más desigualdad.
– Carmen. La recuperación se ha notado, pero a lo largo de ella se han perdido mejoras. Conozco a gente de la comarca que se ha quedado sin empleo a los cincuenta años.
– Paz. El mundo no es como hace unos años. Y no va a volver a serlo. Tenemos que ser mucho más reactivos, más ágiles, movernos de otra manera, pero ya no solo por la crisis, sino por las tecnologías, estamos todos conectados.
Carmen Martínez Zabala nació en Logroño, estudió Derecho en Bilbao, vive en Oion y se desplaza frecuentemente a Vitoria. Mari Paz Robina es natural de Valladolid, donde cursó la carrera de Químicas, y cumple su segunda etapa (siete años en total) como residente en la capital alavesa. Conviene, por tanto, cuestionar a ambas sobre la sociología vitoriana. Preguntarles si están de acuerdo, o no, con ese modo particular de conducirnos por la vida con modestia excesiva, aire circunspecto, relativo complejo de inferioridad y resorte para defender lo propio sólo si nos consideramos atacados desde fuera. La presidenta del consejo de administración de Bodegas Faustino casi firma el contenido a pie de página. Su compañera de conversación, más cauta, coincide con ella en que a los alaveses nos sobran los motivos para, si no presumir –o sí–, sentirnos al menos satisfechos.
– Carmen. Hemos tenido siempre el complejo de hermanos pequeños del País Vasco. Recuerdo las veces que me han preguntado '¿Y por qué la capital es Vitoria?' y '¿Por qué tiene aeropuerto?'. Y contestarles porque puede, ¿no? Creo que debemos de reivindicar nuestra parte dentro de la comunidad autónoma desde nuestra identidad foral. Álava tiene que sacar pecho.
- Paz. Yo no soy de aquí, pero ya llevo siete años en Vitoria, cinco en mi primera etapa y otros dos ahora. Es cierto que desde fuera se ve más a las otras dos provincias, que están más representadas en el exterior. Y al llegar aquí por primera vez me sorprendió cómo desde Álava se ponían en valor sus indicadores. Y yo me preguntaba '¿por qué tienen que estar contando esto todo el rato?'. Igual es un poco, como tú dices, de querer demostrar que no se es el hermano pequeño. No veo ningún motivo para estar acomplejados. Me parece una provincia estupenda con su propia identidad y bastante avanzada desde el punto de vista industrial. Los alaveses no tienen que estar acomplejados para nada.
Vitoria albergará el próximo año dos acontecimientos relacionados con las actividades de las dos interlocutoras. El congreso mundial de 'ciudades Michelin' en el que se abordarán temas tan autóctonos como la sostenibilidad. Y el Palacio Zulueta acogerá un congreso de enoturismo. A ambas les parece estupendo atraer asuntos que insuflen oxígeno a la capital alavesa y la sitúen en el mapa.
– Carmen. Cualquier iniciativa para hacer ciudades atractivas y que sean vivas me parece buenísima. La gente joven se queja de que Vitoria está parada y me parece una oportunidad de enseñar todo lo precioso que tenemos: bodegas, arquitectura brillante, viñedos…
– Paz. Lo nuestro es en realidad una iniciativa de los alcaldes de las ciudades donde tenemos sede para debatir sobre movilidad. Todo lo que sea dar visibilidad y poner a Vitoria en el mapa de muchos países es bueno.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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