6 meses de espera para hacer el práctico por falta de examinadores y profesores

El final de la selectividad provoca una cascada de matriculaciones en las autoescuelas. «En torno al 20-25% de las inscripciones de todo el año se producen en estos meses», explica Pedro Dávila, presidente de las autoescuelas de Álava. Son muchos los chavales que terminado el curso y cumplida la mayoría de edad buscan sacarse el carné de conducir, ese primer trofeo. Pero la idea de exprimir los meses de verano para estrenarse en la universidad sobre ruedas es prácticamente imposible.

«El teórico es fluido, no hay problemas. Pero aprobar el práctico antes de que acabe el verano -en agosto no hay pruebas- es imposible. Por lo que en septiembre nos encontramos siempre con un tapón». No obstante, desde la Jefatura Provincial de Tráfico de Álava detallan que el año pasado se realizaron 6.324 pruebas de circulación es decir, 527 al mes.

¿Son suficientes? No, al menos para las autoescuelas. «En Álava tenemos seis examinadores, cuando debería haber siete. Y de esa media docena, además, dos apenas realizan exámenes porque tienen otras funciones. Cada uno de ellos debería hacer a diario doce pruebas, pero por el tiempo que se dedica a los desplazamientos el máximo suele ser la decena. Hacen falta examinadores para aliviar la tensión», reclaman.

Este escenario, explica el portavoz de las autoescuelas alavesas provoca «inestabilidad» en los centros de formación. «No sabemos cuándo van a poder realizar el examen. Por lo general buscan hacer las prácticas en la ventana más próxima a la prueba, en torno a un mes antes. ¿Pero cuándo va a ser eso?», cuestiona Dávila sobre esa la larga lista de espera.

Las partes implicadas chocan. Y es que la DGT recuerda que el año pasado se expidieron 3.409 carnés tipo B -incluyendo renovaciones-, unos 250 cada mes. Los alumnos «disponen de dos años para hacer la prueba de circulación, algunos esperan a una época mejor como el verano». Y añaden: «En el último ciclo de examen realizado en Álava -de mayo a junio de este año-, un 11,19% de la capacidad ofertada por la Jefatura para realizar los exámenes de circulación quedó sin utilizar por las autoescuelas».

Esa cifra revela es el otro problema que tienen las autoescuelas. Cuando los alumnos por fin tienen fecha se encuentran con que no hay huecos en la agenda para realizar las prácticas. «No todos necesitan las mismas clases para estar preparados. Y los que suspenden vuelven a intentarlo para no 'oxidarse'», explica Dávila. El mayor atasco se produce sobre todo por las tardes. «Todo el mundo quiere practicar en estas horas -es cuando terminan las clases o salen del trabajo- y la realidad es que no hay manos suficientes».

Al margen de que resulte inviable abrir las puertas a todos los alumnos, en este punto reconocer una caída de instructores. «Ha dejado de ser una profesión atractiva. No hay relevo, en 10 años solo he visto dos instructores nuevos. Y además ahora han de aprobar un grado de formación profesional, esa bolsa no saldrá hasta el año que viene». Por lo que encajar todas las piezas en este limitado puzzle es prácticamente imposible. Y esto está provocando una «migración» de alumnos de una autoescuela a otra. «No les importa que haya que pagar por ello mientras tengan la posibilidad de practicar más». Y así poder enfrentarse al examen.