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El bertsolari Manu Belanda ha dicho en la mañana de este sábado que «compartir mesa es la receta de la vida». Una vida con color, en la que tienen cabida igual el cous-cous que las chuletas, las arepas que la paella. O lo que ... viene a ser lo mismo, las diferentes culturas. Ese es el espíritu de las jornadas Bizilagunak, que dentro del marco de la Estrategia Antirrumores, el pasado 17 de noviembre celebró su cuarta edición. La iniciativa organizada por la Diputación de Álava y CEAR-Euskadi ha tenido extensión, la del acto de agradecimiento hacia todos los participantes. «No sólo queremos agradecer sino también generar comunidad. Demostrar que ese es un gesto muy importante porque no sólo abres las puertas de tu casa sino que también haces comunidad», han explicado los organizadores.
Y si quienes fueron a las casas de otros dan las gracias, no se quedan atrás los anfitriones. En el Aula Magna de la facultad de Letras de la UPV, era complicado distinguirles porque se habían convertido ya en amigos formando entre todos ese menú intercultural en el que había alaveses de Amurrio, de Vitoria, de Llodio, de Agurain, de Oion... pero también de Guinea Ecuatorial, de Perú, de Panamá, del Sahara Occidental....
«Ahora ya somos amigos para siempre», aseguraba con una amplia sonrisa Rabab, que lleva once años en Amurrio, donde se siente una más. «Mis dos hijos ya han nacido aquí», aclaraba con orgullo. El mismo que mostraba al recordar que ha participado en las cuatro ediciones de la iniciativa, «unas veces como invitada y otras como anfitriona». Le «encanta» conocer «otras culturas, costumbres, comidas».
Como a Oihana, que por primera vez abrió su casa, junto a sus primas, a una familia de Perú. «Hicimos arroz negro con salsa de chipirones y ellos trajeron el postre», relataba, contenta porque, además, «mantenemos el contacto». Sus nuevos amigos acaban de llegar «necesitaban algo de ropa» y ella puede ayudar para que su integración sea más fácil.
La importancia de acoger la conoce en primera persona María Cristina, que como argentina hija de inmigrantes sabe «bien lo que se siente». Hasta ahora no había podido recibir a nadie por cuestiones de trabajo, pero está dispuesta «a repetir» porque «ha sido excelente». «Genial», es el calificativo empleado por la argelina Souad.
Para la panameña María Teresa, que en su cuarta participación lo hizo como anfitriona, Bizilagunak es «una de las mejores experiencias de mi vida y he tenido muchas», ha relatado ante un nutrido auditorio. Porque «abrir la puerta de tu casa, lo más preciado que tiene, y mirar a los ojos al otro, es enriquecedor», ha resumido.
El acto de agradecimiento a las familias participantes en Bizilagunak ha sido, además de una reunión de amigos, una jornada lúdica en la que los asistentes han disfrutado de distintas actividades. Se ha proyectado el vídeo montado con las imágenes recibidas de la actividad del día 17, el grupo antirrumores de Maeztu ha interpretado la obra teatral 'La propietaria'; los senegaleses Karabankunda han animado con su música y baile tradicional del país africano; y el bertsolari Manu Bendala ha descrito y alabado con sus versos la iniciativa y a quienes la hacen realidad. Mientras, los Zuzenders han transformado en imágenes los sonidos que se producían en el Aula Magna de la facultad de Letras de la UPV.
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