N. Salazar
Lunes, 29 de julio 2024, 13:38
El Obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, ha lanzado su tradicional mensaje previo a La Blanca en el que anima a los ciudadanos a celebrar las fiestas al tiempo que ha aprovechado para denunciar «aquellas actitudes que no queremos nadie y que no nos gustan para nuestra sociedad como es la violencia. No serán fiestas si hay episodios de agresiones, sin importar el adjetivo que le acompañe».
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Juan Carlos Elizalde, en su carta abierta enviada a parroquias, comunidades y asociaciones, apela a ver estos días como «un tiempo de encuentro, de celebración y de profundas devoción a nuestra amada Virgen Blanca». En este punto, hace un repaso a la historia de esta advocación mariana «ligada a Vitoria desde su fundación en el año 1181» y afirma que «desde entonces los vitorianos la conciben como símbolo maternal de protección y guía».
«Ella nos acompaña en nuestras alegrías y es consuelo en los tiempos de dificultad», dice el obispo, quien resalta que «las fiestas de la Virgen Blanca son una oportunidad para renovar nuestra identidad como cristianos». Juan Carlos Elizalde subraya que «si miramos de manera especial estos días a la Virgen Blanca seremos capaces de vivir nuestra vida diaria y nuestras relaciones con los demás desde el afecto, la fraternidad, la esperanza y la confianza». Estas jornadas, añade, «son también propicias para denunciar aquellas actitudes que no queremos nadie y que no nos gustan para nuestra sociedad como es la violencia. No serán fiestas si hay episodios de agresiones, sin importar el adjetivo que le acompañe», advierte.
En su misiva recuerda un año más que estos días «son de todos y para todos sin excepción» y apela a la «moderación alejada de excesos, con respeto a todas las edades y situaciones para que nadie quede excluido de la alegría de estas jornadas». Resalta que «todas las culturas, todas las procedencias, todos los credos y todas las sensibilidades que forman parte de esta gran ciudad han de aprovechar el momento para unirse en torno a las fiestas de la Virgen Blanca».
El Obispo igualmente advierte que estos días «recibiremos a muchos visitantes de fuera por lo que la hospitalidad, la acogida y el civismo han de ser las que hablen como reflejo de una ciudadanía madura que sabe celebrar las fiestas de su Virgen Blanca con orgullo y respeto».
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Monseñor Elizalde, en sus palabras, invita a todos los ciudadanos «a participar en los diferentes actos religiosos que se llevarán a cabo todos los días de las fiestas» y hace especial hincapié en las principales como son las Solemnes Vísperas del 4 tras la bajada de Celedón, la posterior procesión de los faroles ya por la noche, el Rosario de la Aurora en el amanecer del día grande de la Virgen y en la Solemne Misa Pontifical el 5 a las 10.30 horas.
Recalca, a su vez, que esta edición «será histórica y muy especial». La razón no es otra que la presencia del Nuncio de Su Santidad en España –cargo civil de embajador del Papa–, monseñor Bernardito Auza, que presidirá los principales oficios religiosos del 4 y 5 de agosto. «Agradezco mucho este gesto para con nuestra ciudad en sus días grandes por universalizar con su presencia las fiestas», ha añadido.
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Su última reflexión es para «que tengamos presentes a los más pobres, ancianos, enfermos y migrantes en situación irregular». Con esta idea asegura el obispo que «de ellos, aún sin ganas ni fuerzas, también son sus fiestas y ellos también tienen una Madre en Santa María la Blanca. La Iglesia estará cerca de ellos estos días».
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