A veces, un robo se enmaraña. Eso le ocurrió la madrugada del martes a un chaval de sólo 16 años. Sufrió un severo corte en una pierna -«a punto estuvo de seccionarse la femoral»- tras propinar una patada al cristal de una peluquería ... del barrio de Coronación. Presuntamente intentaba birlar lo que pudiera del interior. El adolescente, con un «amplio» historial policial pese a su juventud, acabó en el quirófano del hospital Santiago. Portavoces autorizados de Osakidetza indicaron ayer que «permanece ingresado con pronóstico reservado».
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La tentativa que pudo costarle muy cara se produjo sobre las cuatro de la mañana del martes. Al menos el azar le echó una mano. Una patrulla de la Ertzaintza que circulaba por Coronación le observó y éste, al verles acercarse, hizo un quiebro. Ante esa actitud y su ostensible cojera, los uniformados frenaron y le abordaron.
El chico, según ha sabido este periódico, presentaba una profunda herida en una pierna. De hecho se «le veía el fémur». Justificó su ataque a un arrebato de origen desconocido y que lo pagó con la puerta del local. No coló. El agujero estaba a la altura de la cerradura.
Al parecer, tras el puntapié, la pierna cayó por su propio peso sobre un afilado trozo de cristal con resultados nefastos. «No se cortó la arteria femoral por pocos centímetros», revelaron fuentes conocedoras del caso.
Una vecina, quizá desvelada por los lamentos, bajó a los agentes una toalla. La usaron para practicarle un torniquete mientras aguardaban la llegada de una ambulancia. La calle se llenó de coches patrulla. Los minutos pasaban y esta solución dejaba de ser efectiva. Así que otro uniformado tuvo que apretar su puño sobre la brecha para evitar más pérdida de sangre.
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Minutos después apareció el servicio de emergencia. Personal sanitario se hizo cargo del chico. Tras estabilizarse, y dada la gravedad de su lesión, aceleraron hasta Urgencias de Santiago. Tan mal debieron verle los galenos que subió inmediatamente a quirófano. Se cree que en unos días estará recuperado.
No se trata de la primera vez que un ladrón se corta al intentar asaltar una tienda. En mayo, un delincuente habitual de 26 años sufrió otro corte de grandes proporciones, en el brazo, al adentrarse de noche en una panadería de Aranzábal.
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