
La tarde del 24 de diciembre de 1962, la de inauguración del Belén Monumental de La Florida, Vitoria fue lo más parecida a Siberia. Una ola de frío y nieve dejó temperaturas de -21 grados en el termómetro del viejo aeródromo y de -23 en la granja de Arcaute. En el centro de la ciudad se registraron 17 bajo cero. Así que ante semejante panorama el obispo Francisco Peralta fue breve con la bendición del nacimiento: «Que el próximo año sea propicio para la capital y la provincia. Y que haya paz para todos», pidió el prelado, sorprendido con el 'Venite Adoremus' cantado seguidamente por la Coral Manuel Iradier desde lo alto de la cascada. Abajo, en la gruta, el Niño Jesús en el pesebre con José y María, la mula y el buey, y en el exterior, en una plataforma sobre el estanque, tres pastores con un pequeño rebaño. La estrella colgada de pino a pino y un arriero con un burro completaron aquel primer belén, muy concurrido pese a la meteorología.
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Julián Ortiz de Viñaspre 'Jovi' y Antonio Quintana idearon y tallaron aquellas primeras figuras, faena que les llevó cinco semanas y treinta sacos de escayola. Esculpieron una Virgen María grandota, de 80 kilos. Solo la mula y el buey resisten al cabo de 58 años. «En la gruta huele a paja», apreció Javier Vera-Fajardo, presidente de festejos. «Y hay un queso cortado –de escayola, claro está– que te anima a comerlo».
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