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La brutal muerte a dentelladas de una joven enfermera el pasado lunes en Zamora ha conmocionado a la sociedad y, de paso, ha reabierto el debate sobre la presencia de perros sueltos en entornos naturales. Fueron cinco canes, tres mastines y dos carea leoneses o ... Aqueda. Es decir, animales habituales en las defensa de los rebaños que pastan libres en los montes vecinales y comunales de la península. Son, de hecho, uno de los medios que autoridades y ecologistas recomiendan a los ganaderos para mantener al lobo alejado de los rebaños. También en Álava, donde su tenencia se subvenciona por parte de la administración foral. No se trata ni de mascotas abandonadas, ni de perros de los que vagan por algunas zonas residenciales a su albedrío, ni de una raza peligrosa. Son perros de trabajo, o «auxiliares», como los califica la ley de Binestar Animal, y para ellos rigen otros usos y normas.
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Un repaso a los datos del Registro de Identificación de Animales de compañía de País Vasco desvela que en el territorio alavés hay 564 perros pastores de 18 años o menos. De ellos, 428 constan como usados para labores ganaderas. Son datos que hay que coger con pinzas ya que es posible que desde 2004 algunos hayan muerto sin que se les haya dado de baja. Tampoco hay que olvidar que existen algunos sin registrar que evidentemente no están contabilizados.
Lo que es cierto es que el aumento de las poblaciones de lobos hace que cada vez más perros de este tipo acompañen a los cada vez menos rebaños que pastan en los montes vascos. Algo que a su vez genera cada vez más encuentros con montañeros y excursionistas. Que la convivencia no es fácil, no es ningún secreto y eso que en la Diputación de Álava solo consta una queja oficial interpuesta en el Parketxe del Gorbea el pasado mes de agosto. Nada más en lo tocante a canes de pastoreso en los montes del territorio en los últimos años.
El mastín español
Esta raza de perro resulta muy adecuada para vigilar y cuidar al ganado frente a los lobos. Pero son animales que hay que saber cómo tratar y qué pautas seguir en el caso de encontrarse con uno en zonas rurales.
Orejas puntiagudas
y colgantes
Pelaje corto, liso y tupido que suele aclararse con el paso del tiempo
Potente y musculado
Altura
70-80 cm
Ágil y rápido pese a su gran tamaño
Perro especial para el pastoreo y el cuidado del ganado
Mayor raza española
Esperanza de vida: 12-14 años
Peso:
Machos 80-100 kg
Hembras: 65-80 jg
Qué hacer en caso de cruzarte con uno
1. No se debe atravesar nunca el rebaño.
Lo mejor es rodearlo a pie. Si no se puede mantener esa distancia es mejor darse la vuelta e irse.
20 m. mínimo
2. No hay que intentar apaciguarlos.
Si el animal está ladrando, es recomendable irse despacio, sin gritar ni correr. Y no coger piedras o tratar de asustarlo.
3. Y si vas en bicicleta...
Mejor bajarse e ir andando. El tamaño y la velocidad puede interpretarla como amenaza. Puede usarse como barrera delante entre la persona y el animal.
4. Si paseas con tu mascota.
Llévala atada para que no se altere o se meta en el rebaño.
5. Ni lo acaricies ni le hagas fotos.
Es mejor no acercarse.
ISABEL TOLEDO
El mastín español
Esta raza de perro resulta muy adecuada para vigilar y cuidar al ganado frente a los lobos. Pero son animales que hay que saber cómo tratar y qué pautas seguir en el caso de encontrarse con uno en zonas rurales.
Orejas puntiagudas
y colgantes
Pelaje corto, liso y tupido que suele aclararse con el paso del tiempo
Potente y musculado
Altura
70-80 cm
Ágil y rápido pese a su gran tamaño
Perro especial para el pastoreo y el cuidado del ganado
Mayor raza española
Esperanza de vida: 12-14 años
Peso:
Machos 80-100 kg
Hembras: 65-80 jg
Qué hacer en caso de cruzarte con uno
1. No se debe atravesar nunca el rebaño.
Lo mejor es rodearlo a pie. Si no se puede mantener esa distancia es mejor darse la vuelta e irse.
20 m. mínimo
2. No hay que intentar apaciguarlos.
Si el animal está ladrando, es recomendable irse despacio, sin gritar ni correr. Y no coger piedras o tratar de asustarlo.
3. Y si vas en bicicleta...
Mejor bajarse e ir andando. El tamaño y la velocidad puede interpretarla como amenaza. Puede usarse como barrera delante entre la persona y el animal.
4. Si paseas con tu mascota.
Llévala atada para que no se altere o se meta en el rebaño.
5. Ni lo acaricies ni le hagas fotos.
Es mejor no acercarse.
ISABEL TOLEDO
El mastín español
Esta raza de perro resulta muy adecuada para vigilar y cuidar al ganado frente a los lobos. Pero son animales que hay que saber cómo tratar y qué pautas seguir en el caso de encontrarse con uno en zonas rurales.
Orejas puntiagudas y colgantes
Pelaje corto, liso y tupido que suele aclararse con el paso del tiempo
Perro especial para el pastoreo y el cuidado del ganado
Mayor raza española
Esperanza de vida: 12-14 años
Peso:
Machos 80-100 kg
Hembras: 65-80 jg
Altura
70-80 cm
Potente y musculado
Ágil y rápido pese a su gran tamaño
Qué hacer en caso de cruzarte con uno
1. No se debe atravesar nunca el rebaño.
Lo mejor es rodearlo a pie. Si no se puede mantener esa distancia es mejor darse la vuelta e irse.
20 m. mínimo
2. No hay que intentar apaciguarlos.
Si el animal está ladrando, es recomendable irse despacio, sin gritar ni correr. Y no coger piedras o tratar de asustarlo.
3. Y si vas en bicicleta...
Mejor bajarse e ir andando. El tamaño y la velocidad puede interpretarla como amenaza. Puede usarse como barrera delante entre la persona y el animal.
4. Si paseas con tu mascota.
Llévala atada para que no se altere o se meta en el rebaño.
5. Ni lo acaricies ni le hagas fotos.
Es mejor no acercarse.
ISABEL TOLEDO
Con todo, el 'run run' existe. Basta echar un ojo a las redes sociales o pulsar la opinión de los excursionistas cercanos. Andoni López es un veterano montañero vitoriano. Sus botas le llevan cada fin de semana por parajes de Gibijo, Salvada o el Gorbea. En varios de ellos admite haber tenido algún susto con los mastines. «Les tengo mucho respeto y entiendo que son necesarios, pero eso se olvida cuando ves a varios en medio del camino o ladrando como locos frente a tí», cuenta. Como otros muchos, nunca se había imaginado un episodio como el de Zamora sobre el que aclara «que habría que saber concretamente qué ha pasado ahí». Cree que es algo extraordinario, pero también sabe de primera mano que estos grandullones de ronco ladrido pueden hacer daño. «A uno de mis amigos se le echó uno el año pasado en la zona de Kuartango y les desgarró el pantalón. Si no llega a llevar bastón le desgracia yeso que él respetó las recomendaciones», relata.
Andoni toca uno de los puntos clave que todo paseante debe saber. Los canes que cuidan de rebaños no son mascotas, no hay que darles de comer, ni acariciar y si se va con perro propio, hay que llevarlo atado. Las autoridades y grupos ecologistas como World Wildlife Fund (WWF) recuerdan además que «no son animales abandonados y que en el caso de llevar collares de pinchos estos no suponen maltrato animal, sino que les sirven de defensa frente a los lobos». Son consejos lógicos, pero en Asturias, León o Cantabria se dan casos de mastines «que la gente se lleva a perreras o a la Guardia Civil porque según ellos los maltratamos por estar solos en el puerto», relatan varios pastores de Picos de Europa en sus redes sociales.
400 euros Es el precio más bajo que se paga por un cachorro de mastín de raza. El precio de un adulto oscila entre los 800 y los 1.200 aunque algunos alcanzan los 1.800 euros.
Asturianos y leoneses La mayoría de los mastines que trabajan en los montes alaveses son leones o asturianos. En ambas comunidades el uso de esta raza para custodiar los rebaños se remonta a tiempos ancestrales y además están acostumbrados a bregar con lobos y osos. «Aquí no se usaban hasta que empezó a haber manadas que nunca fueron tan numerosas como en Picos de Europa», explica Manu Mendibil.
Custodia retirada En noviembre de 2017, la Policía Local retiró la custodia al dueño de dos perros mastín que habían provocado unos diez ataques a personas y a otros animales, en la localidad de Aberasturi. El último ataque tuvo lugar cuando uno de los mastines se escapó del recinto donde se encontraban y se abalanzó sobre un ciclista, mordiéndolo.
Multa por un ataque Un pastor de la sierra de Gibijo fue condenado por el Juzgado de Instrucción número 2 de Vitoria a pagar 1.438 euros al excursionista que sufrió el ataque de uno de los perros que vigilaban a su rebaño. Según la sentencia, el hombre es culpable de una falta contra el orden público por lo que, además de la indemnización a la víctima, debe hacer frente a una multa de 150 euros.
«Lo que hay que hacer es mantener la tranquilidad, hablarles calmadamente y retroceder poco a poco para que vean que no eres un peligro para el grupo que defienden», apunta Asier Urien, que pastorea un grupo de 460 ovejas en los montes comunales del lado alavés del Gorbea. Las custodian 10 mastines leoneses que frenan a los depredadores.
En contacto con colegas de otras comunidades, y «sin querer ejercer de detective», advierte que juntar a razas como los carea con los mastines –protagonistas del ataque mortal de Zamora– no es buena idea. «Razas como esa o el perro lobo cántabro son buenos para trabajar con el ganado y detectan el peligro antes que un mastín y actúan como detonante ante un ataque. Detectan al invasor, acuden y arrastran a los grandes que van detrás porque los otros son parte de su manada y van a ir a defenderlos ya sea frente a lobos, osos, otros perros o personas», explica este ganadero de Zigoitia que ha adquirido la mayor parte de sus canes en la zona de León. «Los traigo cuando tiene dos o tres años y ya saben hacer su trabajo», confirma antes de apuntar otro aspecto clave: «No deben ser mestizos porque antes o después dan problemas».
La genética es un aspecto muy importante también para su colega Manu Mendibil, que pastorea por Gibijo. En su caso, consigue sus animales guardianes en la zona de Picos de Europa. Como Urien, él tampoco ha tenido nunca problemas de denuncias por incidentes, aunque ambos admiten haber tenido encontronazos con excursionistas. «Ahora a la mínima, ven un perro que ladra y llaman a la Ertzaintza», desvela el de Kuartango que se muestra muy afectado por el suceso de Zamora.
«Cosas como esa me hacen replantearme todo. A mí me encantaría no tener perros, de verdad que no los quiero tener, pero si no es por ellos los lobos me matan a todos los animales», lamenta. Para él la clave está en el respeto a su actividad y en aplicar el civismo que se pone en práctica en las ciudades. Y recuerda un caso reciente. «Hace pocos días yo estaba con las ovejas cerca de la zona del nacimiento del Nervión. Vino una pareja y oye, por sus narices que tenían que pasar por en medio de las latxas. Les dije que no, que dieran un rodeo, que estaban los perros que tal, que cual... y nada, oye, por el medio pasaron. Si no llego a estar yo, ¿qué hubiera pasado? No entienden y encima el malo soy yo», se duele.
«Las normas de funcionamiento de la ciudad no tienen nada que ver con las normas de funcionamiento del campo». Así de claro se muestra Ángel Gambín, presidente de la Asociación del Mastín Español. No es lo mismo, expone, «ir a una zona de bosque que a una en la que hay ganado», por lo que «lo primero que tiene que saber la gente es a dónde va». Y, una vez que llega, «respetar» a los mastines. Esa es la primera clave para no llevarse a un susto, pero no es el único consejo que ofrece el experto.
Gambín asegura que la forma de actuar de un mastín español «es muy previsible», porque «no es un animal nada agresivo, no es un perro de ataque». Durante el día acompaña al ganado, y se sitúa en una zona alta «en la que se tumba para controlar y vigilar todo el rebaño». Si detecta la presencia de otro animal o de una persona, «nunca sale directamente a atacar». Lanza un primer aviso mientras se fija «en lo que hacemos nosotros» y, «si cambiamos de camino o nos vamos por otro sitio, permanece en su sitio, al lado del ganado».
La distancia a la que está el senderista o el ciclista del rebaño cuando oye el primer ladrido es el margen que hay que dejar. «Si nosotros, porque no nos hemos dado cuenta o porque somos muy valientes, seguimos aproximándonos, nos vuelve a avisar ladrando, pero ya levantado y mirándonos», prosigue. El presidente de la asociación insiste en que «tenemos que alejarnos con tranquilidad, sin hacer aspavientos, y lo normal es que vuelva a su posición de guarda y se olvide de nosotros».
– ¿Y si queremos pasar por una zona y la única forma es acercándonos al rebaño?
– El perro no entiende de eso. Tiene un territorio que vigilar y, si no es posible pasar, hay que darse la vuelta y desistir.
Esos consejos valen, de manera general, para todos, pero hay casos más específicos. Por ejemplo, el de los ciclistas y motoristas. «Nos paramos, nos bajamos, y empujándola nos marchamos tranquilamente. Esa es la única forma de evitar el conflicto», advierte.
Los problemas son mayores si los paseantes van acompañados de otros canes. «Te puedes quedar sin perrito a la primera de cambio», asegura. Él aconseja, en primer lugar, «atarlo». Si la mascota ladra, lo mejor es «darse la vuelta» y que el mastín perciba «que tu perro está controlado, que tienes el control sobre él».
– ¿Y si parece tranquilo, podemos acercarnos a él?
– Hay que tener una actitud de prudencia, no hay que acercarse a hacerle una gracia, a acariciarlo o a darle de comer. No necesita ni de caricias, ni de atenciones de un desconocido.
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