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Igor Martín
Con más de 80 años y a tope de energía

Con más de 80 años y a tope de energía

Álava suma cada vez más octogenarios, muchos de los cuales se mantienen en plena forma tanto física como mental

Domingo, 12 de febrero 2023

A mediados de este siglo tres de cada diez españoles serán, por lo menos, octogenarios, según las estadísticas. Basta echar una mirada a la sociedad actual para comprobar que los avances médicos y el cambio en los hábitos de vida han abierto la puerta de lo que se ha dado en llamar una nueva longevidad. Aquella fotografía de los abuelos en casa, pachuchos, aburridos y poco activos debe ser guardada en el cajón de los tópicos. En poco tiempo, a las personas que cumplan 70 años les quedará por delante al menos un tercio de su vida y aquellas que soplen cien velas dejarán de ser excepciones. Y lo harán en cada vez mejores condiciones físicas y mentales.

Álava no es ajena a ninguna de estas tendencias. El territorio suma 16.958 ciudadanos de más de 80 años, lo que supone que el 5,07% de la población alavesa ha superado esa edad. El porcentaje irá en aumento ya que cada vez más llegan y superan esa fecha con una plenitud que para sí quisieran muchos de los que peinan menos canas. Nacieron en los años de la Guerra Civil o ya en plena postguerra y vivieron una dictadura pero siguen en forma. EL CORREOha hablado con tres de ellos. Son y dan ejemplo.

Aintzane Txasko | 80 años

«La música me anima a salir de casa y moverme»

Aintzane Txasko abraza a su inseparable bombardino. Igor Martín

Aintzane Txasko es alguien muy especial para los componentes de la fanfarre Kirrinka. Ella es una de sus fundadoras, pero también una de las almas de este grupo de veteranos que alegra muchas de las fiestas y celebraciones que tienen lugar en Álava. Van allá donde les llamen y llevan con ellos la sonrisa y el ánimo de Aintzane, que el pasado 6 de febrero cumplió 80 años. Lo celebraron juntos y con buena dosis de cariño hacía esta mujer que se vuelca en cada nota que sale de su bombardino.

Cumplidos los 50, ella y su esposo, naturales de Zalduondo, se lanzaron a formar la agrupación. «Nos gustaba muchísimo la música y pusimos en marcha la fanfarre», recuerda. Su marido se puso a las teclas del saxo y a ella le tocó el bombardino. «Yo entonces no sabía ni lo que era, ni si iba a ser capaz de sacar alguna nota», admite divertida.

Su empeño y las enseñanzas del director de la banda comenzaron a dar sus frutos. «Nos daba clases todos los días y poco a poco aprendimos. El misterio es la práctica. No hay otra forma que ensayar y seguir ensayando». La música es una de las actividades que más positivamente influyen en la mejora la memoria y la concentración, eso sin olvidar que las notas transmiten esa alegría que anima al cuerpo y al ánimo. Como tampoco hay que desdeñar entre las virtudes de este arte que se puede disfrutar, como en el caso de Aintzane, con amigos. Ella añade otro beneficio. «Ensayamos dos veces a la semana y eso obliga a salir de casa y moverse».

Madre de cuatro hijos y orgullosa abuela, la música se han convertido en el acicate que la mantiene activa y teje esas relaciones sociales que con el paso de los años algunos mayores dejan de cultivar. Para ella las salidas a distintos actos con la fanfarre son especiales. «Vamos juntos a actuar a distintos pueblos, o en la misma Vitoria donde salimos mucho en La Blanca por ejemplo».

Lamenta que los jóvenes no se apunten más a grupos como el suyo y cree que es porque exige un grado de compromiso que no están dispuestos a asumir. «Se aburren y no siguen». Eso les priva de disfrutar de ejemplos como el de esta alavesa para la que dar la nota es el mejor elixir de vida.

Mikel Ustaran | 81 años

16 maratones y la fuerza de Sole en cada zancada

Mikel Ustaran, listo para una de sus sesiones de entrenamiento. I. Martín

El pasado 27 de octubre cumplió 81 años y poco después corrió su sexta maratón de Nueva York. Se preparó con el grupo de Martín Fiz y completó la mitad del recorrido. Un hito si se tiene en cuenta que en verano se lesionó de gravedad en el tendón de Aquiles y sus entrenamientos se rescindieron bastante. Pero a Mikel Ustaran, que hasta 2000 había completado 16 de estas exigentes pruebas, le empujaba en esta ocasión una fuerza extra. La que le enviaba su mujer Sole, «fallecida de cáncer hace tres años». «Ella y yo hemos hecho deporte juntos toda la vida. Cuando yo entrenaba para los maratones, ella me marcaba el ritmo desde la bicicleta. Estuvo siempre a mi lado, también en la carreras. Así que por toda la compañía que me ha hecho durante 60 años me inscribí en la prueba neoyorquina».

Hijo del que fuera presidente del Alavés en la década de los 60, José Ustaran, se plantó en la Gran Manzana con el objetivo de completar la prueba, pero consciente de que la lesión que arrastraba le podía poner la zancadilla. «Tampoco quería arriesgarme a agravar el daño así que salí con la idea de ir tramo a tramo y sabiendo que si me empezaba a doler, me retiraba». Cada varios kilómetros aparecían su hijo Edorta, que viajó desde Reino Unido para a verle, y su mi amiga Luci. Con su apoyo fue completando kilómetros hasta que considero que lo prudente era parar.

Para Ustaran la edad es una cifra que no le impide disfrutar de su gran pasión. En su día a día, el deporte ocupa parte de su tiempo y tiene claro que sus beneficios son muchos. «Los físicos son innegables pero luego están los mentales. Se duerme mejor y estás más feliz, más alegre», confirma. No pocos estudios avalan sus palabras y añaden que además el ejercicio físico incrementa la longevidad. Las pruebas son evidentes.

Teresa Junquera | 86 años

«El ajedrez te da agilidad y mejora la concentración»

Teresa Junquera, reina sobre el tablero bicolor. Igor Martín

Con 86 años Teresa Junquera mantiene una voz clara y una mente despierta. Su nombre no es desconocido para la gran mayoría de los vitorianos y se eleva a la categoría de mito entre los aficionados al ajedrez. Especialmente en su club, el Buztinzuri. Esta santanderina, nacida en plena Guerra Civil se trasladó en los años 70 con su marido a Vitoria. Para entonces ya era una excelente jugadora. «En 1977 participé en mi primera competición y gané el campeonato femenino de Burgos», recuerda. La vida familiar, –es la orgullosa madre de 9 hijos–, la alejó de los tableros aunque nunca del todo. De reojo miraba cómo sus hijos destacaban y seguían los pasos de sus dos progenitores, porque su marido, Jesús de la Fuente, era otro apasionado de ese ordenado combate que peones, torres, caballos, alfiles, reyes y reinas libran sobre la tabla.

Pero los niños crecieron y Teresa regresó. «Tenía cerca de 40 y ya no lo dejé nunca. Hasta ahora he seguido jugando y perseverando», rememora. En 2012 ganó el campeonato de Álava, un título que repitió en 2015 ya con 79 años. En su palmarés también figura un primer puesto en el X Open Internacional de Vitoria de 2018. «Me gusta competir y este deporte no hay edad. Te da mucha agilidad mental, concentración... Piensas en tus movimientos pero también en los posibles que pueda ejecutar el contrario», describe.

La afición solo fue interrumpida por la pandemia, que la apartó de sus citas semanales con los compañeros del club y la obligó a conformarse con competir contra la tablet. «Está bien para mantenerse, pero no me gusta mucho. Son partidas rápidas y se desaprende porque todo es correr y no se piensa tanto», lamenta.

Independiente y de verbo fácil, Teresa confiesa que el ajedrez le «da la vida» y que su mente se mantiene centrada gracias a esta práctica. «Fomenta la memoria y sirve como terapia para personas con problemas», defiende esta vitoriana de adopción que da jaque mate a cualquier prejuicio sobre la edad.

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