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Imágenes, emociones y un sentimiento de respeto y cuidado por las personas mayores durante los meses más duros de la pandemia de Covid-19. Es lo que espera transmitir la exposición 'Guardo un beso para cuando se vaya y tú vengas', inaugurada ayer en el ... Centro Sociocultural de Mayores de San Martín, en la calle Jesús Apellaniz. La muestra ha sido coordinada por la asociación Vivir con Voz Propia en colaboración con el personal de la residencia foral Ajuria, cuyos usuarios protagonizan las fotografías, los textos, cartas y poemas que la componen. Podrá visitarse de lunes a viernes de 10.00 a 13.00 y de 17.00 a 20.00 hasta el 9 de julio. Más adelante cambiará de ubicación.
Patxi del Campo, coordinador de Vivir con Voz Propia, explica que el objetivo de este proyecto es demostrar que se puede crear una red ciudadana que cuide de los mayores. «En este periodo no sólo ha habido horror, sino también encuentro y amor», valora. Paquita Niso, residente en Ajuria, asegyra que, aunque el personal les ha tratado muy bien, los mayores se han sentido «solos». «No se me olvida el día en que pude volver a ver a mis hijas sin pantallas de por medio. Tengo siete hijos y he estado sola. No puede ser. Que se vaya el bicho», desea a sus 77 años tras pedir a la sociedad «que se cuide».
«Es una exposición humilde y sencilla pero muy emotiva y hecha con cariño», aplaude Emilio Sola, diputado de Políticas Sociales, antes de asegurar que «nunca vamos a olvidar lo dura que fue la primera ola». «Tuvimos que tomar medidas drásticas e indeseadas como cerrar las residencias porque era necesario», ha recordado sin dejar de poner en valor el trabajo del personal y los voluntarios que acompañaron a los mayores a través de vídeos y cartas para mitigar su soledad. «Estamos orgullosos del voluntariado y de los jóvenes que lo componen», ha subrayado.
«En estos 32 años de experiencia profesional nunca pensé que fuéramos a vivir algo así», escribe Elena German, una de las enfermeras de la residencia Ajuria, en uno de los paneles de la exposición. Estas reflexiones comparten espacio con fotografías tomadas por el personal, imágenes que se convirtieron en unos de los pocos nexos de unión entre lo que ocurría dentro y fuera de estos centros en unos momentos de incertidumbre, tristeza y soledad. Estudiantes de Secundaria de distintos colegios les enviaron cartas, grupos de múscia y estudiantes de musicoterapia les remitieron vídeos, y los participantes de Poetas en Mayo llenaron sus muros de versos trufados de palabras de ánimo. «Son un reflejo de lo mejor que pueden dar de sí las personas», afirma Sola.
Olatz García, alumna de Trabajo social e instructora de zumba, es una de las jóvenes voluntarias que acompañó a los mayores durante estos meses. «Hicimos un baile animado para transmitirles positividad. Hay que demostrarles con gestos y detalles que no están solos», anima. Este proyecto de voluntariado parte de un convenio entre la Diputación y Vivir con Voz Propia y busca participantes para seguir acompañando a los usuarios de las residencias durante el periodo vacacional.
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