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No le falta detalle. Las figuritas, con sus expresiones tan realistas, son una auténtica virguería. Cada edificio, cada escena, el propio paisaje están construidos y ... recreados de forma minuciosa. Mide 28 metros y es, junto con otra veintena de nacimientos y dioramas, la joya corona de la exposición permanente de belenes que, hasta 2021, dejaba boquiabiertos a los cientos de vitorianos que se acercaban por estas fechas hasta San Francisco de Asís, en el barrio de Zaramaga. La iglesia, escenario de los brutales crímenes que conmocionaron a Vitoria en 1976, aspira a convertirse en el Memorial del 3 de Marzo. Para convertirse en una realidad de una vez por todas, allí antes hay que dejar de montar el belén. Ese momento parece estar ahora muy cerca.
Tras incumplir tantas y tantas promesas, los políticos suelen optar por evitar pillarse los dedos a la hora de concretar fechas para un proyecto. Pero, en febrero de 2022, cuando se quiso oficializar el impulso de la fundación que dirigirá el futuro Memorial, el viceconsejero de Derechos Humanos del Gobierno vasco, José Antonio Rodriguez Ranz, no dudó en comprometerse a dar un plazo para su apertura. «Para antes del 3 de marzo de 2026», fijó el jeltzale. La fecha es muy simbólica. Ese día se conmemorará el 50 aniversario de la cruel matanza. Quedan menos de tres años para entonces y mucho, mucho trabajo por delante. Y atendiendo al renqueante paso al que marcha el proyecto, a estas alturas pocos apuestan por llegar a tiempo.
El Gobierno vasco, la Diputación y el Ayuntamiento, las tres instituciones vascas, están dando pequeños pasos en los últimos días. Ya han nombrado a sus patronos para la fundación del futuro centro y esta misma semana, este diario adelantaba que el Lakua ha consignado los primeros –y algo modestos– fondos en su proyecto de presupuestos. Al mismo tiempo, la Diócesis de Vitoria todavía no ha nombrado a sus representantes. Y el motivo fundamental siguen siendo los nacimientos que esperan un destino, en el templo de Zaramaga. No es un asunto menor.
La de San Francisco de Asís es una fundación que depende de la Diócesis de Vitoria. Se encarga de exponer, preservar, restaurar y difundir la obra belenista que empezó a construir Luis María Sánchez Iñigo, una figura fundamental del vitorianismo. Hasta 2021 la colección tenía su sede en el equipamiento de Zaramaga, una joya de la arquitectura contemporánea diseñada por el arquitecto Luis Peña Ganchegui que requerirá de una importante actuación para convertirse en el centro memorial.
Un proceso delicado
El caso es que el pacto interinstitucional de cesión del espacio especifica, negro sobre blanco, que serán las instituciones las encargadas de buscar una ubicación adecuada para los belenes, además de hacerse cargo de los posibles gastos que conllevará el desmontaje de las piezas y su posterior traslado. No es un tema baladí. Algunas de las figuras y las distintas partes que componen los dioramas son extremadamente delicadas.
En los últimos meses, en negociaciones muy discretas, las instituciones implicadas en el proyecto han ofrecido varias ubicaciones a la Fundación San Francisco de Asís. Sin embargo, ninguna se ajustaba a las necesidades de los belenistas que, además de un espacio «amplio» para la muestra, precisan de un lugar para mantener el taller de restauración y creación de belenes.
Según ha podido saber este diario, entre las posibles ubicaciones que se llegaron a plantear para los belenes se encontraba la Sala Amárica, el gran espacio foral dedicado a la creación contemporánea del centro de Vitoria. La opción fue rápidamente descartada. Sin embargo, da una idea del tipo de espacio al que aspiraban los belenistas.
Con todo, fuentes cercanas a la operación sostienen que hasta ahora se han estudiado tres posibles emplazamientos. El Ayuntamiento de Vitoria ofreció las dependencias del antiguo colegio Ignacio Aldecoa de Arana. El centro lleva casi una década en desuso, sin que ninguna de las iniciativas que se han planteado para insuflarle vida hayan cuajado. No salieron adelante ni Eratzen, el proyecto de creación artística que planteó Urtaran en su primer mandato, ni los pisos para jóvenes que propusieron los vecinos del barrio.
La Diputación, por su parte, planteó «un edificio» en Ramiro de Maeztu que también se descartó porque, a juicio de la fundación belenista, no reunía las características adecuadas para llevar allí las obras. La opción preferida parece ser la planteada por el Gobierno vasco. Se trata de una lonja «céntrica, muy bien ubicada», de unos 350 metros cuadrados. Según los medios consultados, ahora se está estudiando la mejor forma de trasladar las piezas y se espera poder cerrar la operación «antes de fin de año». Ya mismo toca desarmar el belén.
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