![Un marinero fallecido y otro desaparecido en el 'Villa de Pitanxo' eran vecinos de Miranda](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202202/21/media/ala-avion-ghana.jpg)
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El hijo mayor de Apaanah Pelungo Zure, de 17 años, y un amigo de la familia esperaban ayer en Santiago de Compostela la llegada del avión del Ejército del Aire que traía desde Canadá los restos mortales de su padre. Pelungo fue uno de los ... marineros que perdió la vida en el naufragio del pesquero 'Villa de Pitanxo', en el que se había embarcado, con otro compatriota, Michel Tetteh, con residencia también en Miranda, y que se encuentra entre los desaparecidos.
Apaanah se embarcó en el malogrado buque tras pedir la cuenta en la empresa mirandesa en la que trabajaba. Había llegado a la ciudad en 2008, pero no fue hasta el año pasado cuando había logrado traer a dos de sus hijos (una chica de 22 años sigue en Ghana) y a su mujer, que se encuentra embarazada y a punto de dar a luz. Todos ellos dependían de los ingresos de Apaanah que, además, mandaba dinero a su país de origen para ayudar al resto de la familia.
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De hecho, fue la posibilidad de obtener más ingresos lo que le animó a cambiar de trabajo y enrolarse en el pesquero gallego como marinero, un trabajo en el que tenía mucha experiencia porque lo había desempeñado durante años en Ghana. «Es un oficio muy habitual en su país», explica Christopher Ogumwale, pastor de la Iglesia Cristiana Redimida de Dios, que está ayudando a la familia con todos los trámites. «Es una persona que se había dedicado siempre a trabajar por los demás», subraya.
Y eso fue lo que le llevó al mar. Apaanah dio el paso animado por un compatriota con el que había convivido y trabajado en Miranda. Michel Tetteh, residente también en la ciudad, y cuyo cuerpo todavía no ha sido encontrado. Michel había ido encadenando distintos contratos laborales pero con la irrupción del Covid perdió el empleo y optó por retomar el oficio que también el había desempeñado en Ghana. Aunque antes tuvo que volver a estudiar y formarse para conseguir la titulación que le permitiera embarcar. Y lo logró. Fue esa experiencia positiva de Michel y la posibilidad de ganar bastante más dinero del que percibía con su salario en Galvaebro, dedicada al sector del metal, la que llevó a Apaanah a dar el paso y enrolarse.
«La familia está totalmente destrozada», reconoció Ogumwale, al que le informaron de la situación el pasado miércoles y que ayer aún se lamentaba de no haberle podido convencer para que no embarcase. «Le dije que él tenía que estar aquí con su mujer sus hijos. Nunca pensé que iba a tener a alguien cercano a mí en un accidente así y resulta que conozco muy bien a dos de los fallecidos».
A quien no conocía era a la familia de Michel. «El aquí estaba solo». Su mujer y sus hijos, «todos mayores», seguían en Ghana y, en principio, no se había planteado tramitar la reagrupación familiar, aunque estaba muy integrado en la ciudad. Él enviaba dinero a su país y al ver que «su situación económica había mejorado mucho» tras haber vuelto a la mar «estaba animando a muchos compatriotas suyos, que habían sido marineros antes de venir a España, a que también lo hicieran porque estaba ganando bien».
De hecho, uno de ellos está en Galicia participando en el curso de formación que le habilitará para poder acceder a un empleo en ese sector. Aunque ya no lo va a hacer. El trágico final de sus amigos le ha hecho cambiar de idea. No embarcará. En cuanto acabe el curso volverá a Miranda. Aquí también están a la espera de recibir el cuerpo de Apaanah, al que su familia tiene previsto enterrar en la ciudad.
Ayer la única confirmación oficial que tenían era la llegada a Galicia, tras completar los trámites de repatriación durante el fin de semana en contacto con la empresa armadora y con el apoyo también de Cruz Roja, que está brindando apoyo psicológico a la mujer y a los hijos del fallecido. «Eran gente muy querida en Miranda. Eran personas muy trabajadoras, muy educadas» destacaron también desde Cáritas, entidad que había mantenido contacto con ambos.
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