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Y después de haber leído lo anterior cualquier lector se preguntará ¿por qué alguien decide exponer en una oficina? ¿No le han dejado una sala como Dios manda? En el caso de Fernando Iglesias (Vitoria, 50 años) es porque no ha querido. Y es posible ... que tambén se deba a que llena su plato de lentejas de otros proveedores más generosos que el arte. Existe, de cualquier forma, un impulso intencionado de sacar su producción artística, dicho esto sin pretensiones, de los circuitos oficiales, de las exposiciones regladas. «Me gusta la idea de exponer en un lugar fuera de esos cauces. Llevar la posibilidad de ver arte en un lugar imprevisto, no elitista. Es una oficina y yo buscaba este tipo de espacio. Quitar el protocolo que uno puede sentir cuando se plantea entrar un museo».
Con la complicidad «de un amigo» que le presta el espacio -un local en el tercer piso de Ópera-, ha trabajado con esmero esta semana para preparar 'Human Crime', una singular exposición de doce obras propiamente dichas, más una serie de bocetos y dibujos, algunos creados durante la pandemia «en soporte de cartón, porque ni siquiera pude disponer de un bastidor». Es un resumen de lo que ha pasado por su mente en los últimos años; es la digestión de lo que la cultura popular ha podido generar en una persona perteneciente a la generación del 'baby boom'. Un desahogo, vamos. «He reunido una mezcla de temas. Hay canciones de los Pixies de los años 80 que me han inspirado, también recojo referencias de 'Blade Runner' o 'Pulp fiction'». Iglesias dice que ha jugado con los colores y el arte urbano. Y que ha buscado de forma deliberada el aire descuidado que se daba -y se da- la banda de Joey Santiago y Black Francis, sin virtuosismos pero con letras «que llegan». Desacralizar la forma para llegar al fondo. «La exposición se puede ver como un revival de los 80. Ahora parece que vuelven a estar de moda ¿no? Al final acabas tirando de lo que tienes en la cabeza; lo que has visto, sentido...».
- Recuerdos de una generación que va pasando el testigo, pero no sé si a la siguiente le estamos estamos dejando un mundo mejor. Paro, pocas expectativas...
-Bueno, pero me acuerdo que en esos años, como ahora, las expectativas laborales de los jóvenes eran también muy precarias. No sé si nuestra generación está dejando un mundo mejor a la siguiente, pero a nosotros también nos tocó lo nuestro.
A Fernando Iglesias le ha salido un duro competidor estas semanas en Artium, que debido a su 20 aniversario estrena exposiciones y abre las puertas a sus fondos. «Artium tiene cosas muy interesantes. He visto una de Txaro Arrázola que me ha encantado. Hay mucho que ver en este museo o en el Bellas Artes, que es una maravilla. Pero creo que hay que acercar más todo ese potencial a la gente. Me da la sensación de que los vitorianos van o vamos poco; que los museos no enganchan».
Tal vez sea una cuestión de marketing, apunta Iglesias. «Es incomparable, pero el Guggenheim lo consigue. Se ha convertido en un icono. Creo que en Vitoria deberíamos buscar fórmulas o hacer un esfuerzo» para que ese turista con ganas de «pintxos» y recorridos históricos se interese también por el arte contemporáneo. «Es cierto que ahí necesitas una complicidad por parte del visitante». Y en su caso de la muestra del edificio Ópera, Iglesias sólo necesita una leve complicidad, porque está dispuesto a realizar visitas guiadas «a petición». Estar fuera del circuito no significa vivir en una cueva.
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