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Cuando se les pregunta de qué va el espectáculo '¿Encajamos?', las respuestas del grupo llegan con distintas palabras, pero un mismo sentido: «Que si te ... caes... te levantes». «Cada caída es un avance». «Y un fallo puede ser un aprendizaje».
Hablan Lidia Novoa (23 años), Javier García (20) y Erika Marcos (23), tres de los jóvenes con diversidad funcional que hoy suben al escenario del centro cívico Zabalgana de Vitoria (19.00) para presentar su pieza de circo. La representación, impulsada por la asociación Azirkarte, forma parte del programa municipal Auzo Eszena, que brinda espacio a grupos y artistas no profesionales.
En este caso trasciende lo escénico. '¿Encajamos?' es también una muestra del poder del arte como herramienta de inclusión social. Volteretas, equilibrios, malabares, un número musical… Todo se entrelaza en una puesta en escena vibrante, donde rebotan pelotas de colores y giran aros bajo un decorado lleno de cajas. Ese es el símbolo que emplean para hablar de las dificultades que afrontan las personas con discapacidad intelectual para encajar en la sociedad.
El elenco lo componen también Asier Corujo, Unax Azkarate, Andrea Viteri, Josu Akizu, Lorena García de Vicuña, Zuriñe Marcos, Eñaut Mikeo, Ibai Villa, Saúl Uribe, Asier Alcelay, Sara Lope y Julen Bravo. «A veces ha costado que nos entendamos, pero hemos conseguido sacarlo adelante», contaban en una de las pruebas previas a su puesta de largo tras más de un año y medio de trabajo colectivo.
Sus ensayos semanales tienen lugar en el gimnasio del colegio Escolapios-Calasanz, el mismo lugar donde hace ocho años nació este proyecto pionero de circo social. Lo impulsaron dos profesores del centro, Óscar Ruiz de Azua, de Educación Física, e Iñaki González Tejedo, de Educación Especial. «Vimos que era una herramienta interesante y quisimos probar en horario de clase. Al ver que funcionaba, pensamos que había que mostrarlo y ofrecerlo como extraescolar para quienes terminaban su formación», recuerdan. A día de hoy, Ruiz de Azua y González siguen al frente junto a Joseba Martínez de Ilarduya, Itziar Sanchez e Iker Arrue, que saben acompañar y potenciar las capacidades del grupo.
Azirkarte es actualmente el único grupo circense en España que integra a personas con diversidad funcional. Forma parte de la Federación de Escuelas de Circo Social (FECSE) y ha contado en este proyecto con el apoyo de Fundación Vital, además de la colaboración de estudiantes de fotografía de la Escuela de Artes y Oficios, que documenta el proceso creativo. También han participado en sesiones la coreógrafa Idoia Zabaleta e Iker Barrientos, batería de Deabru Beltzak.
Más allá de las acrobacias, el circo se convierte en un espacio de aprendizaje vital. El equilibrio, la coordinación, la confianza en el otro y el trabajo en grupo marcan el camino del «crecimiento personal». «Tengo que confiar en mi compañero en las acrobacias, porque si no… me la pego», resume un joven.
La progresión del grupo –algunos llevan más de un lustro– es evidente. «Hay chavales que llegaron bastante afectados emocionalmente. Vemos cómo evolucionan y ganan seguridad en sí mismos», explican los monitores. Lidia, que se forma como auxiliar de educación especial, lo confirma. «Cuando discuto con alguien o me siento mal… es venir y se me pasa. Es donde me siento yo de verdad».
«Nos queremos mucho», dice una de las jóvenes. «Nos queremos… pero de lejos», añade en broma Erika, que trabaja como muchos de ellos para la sociedad foral Indesa. «En realidad, todos somos diferentes, pero encajamos a nuestra manera», resuelven recuperando el título del espectáculo en el que suena el tema 'No hay nadie como tú', de Calle 13.
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