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Una fiesta que empezó en Legutio el sábado pasado acabó convertida en toda una 'rave' de cuatro días en las canteras de Albaina, en el Condado de Treviño. Allí, en aquellas laderas aserradas en las que solo quedan un edificio de la explotación abandonado y ... unas torres de alta tensión, se ubicó un escenario y hasta una barra en la que decenas de asistentes disfrutaron de la música electrónica hasta altas horas de la noche. Toda una macrofiesta que ha tenido a los vecinos en vilo, ya no por el ruido, sino más por el miedo a que pudiera desbocarse y suceder una desgracia.
Según ha podido saber EL CORREO de fuentes policiales, el sábado la fiesta daba comienzo en una finca cercana a Legutio. La intervención de la Ertzaintza entonces obligó a los organizadores a levantar la acampada y los equipos de música. Por lo que optaron por trasladarse a otro lugar. Eligieron ir a Treviño. A su paso por allí, no pasaron desapercibidos. «Nos extrañaba ver a tantas caravanas pasando por el pueblo. Al principio pensamos que podían ser temporeros camino de la vendimia», comentaba sorprendida una vecina de la zona.
La misma noche del sábado comprobaron que nada más lejos de la realidad. «Llamé cerca de las nueve y media a la Guardia Civil», recuerda Benjamín Pérez Sáez de Gordoa, presidente de la junta administrativa de Albaina (propietaria de los terrenos) alertado por un agricultor. Tras el aviso, la Guardia Civil lo puso en conocimiento del alcalde del municipio, Adolfo Estavillo. «No tenían autorización de ningún tipo. Pero lo que más nos preocupaba es que pudiera desencadenarse algún fuego», aseguró ayer el mandatario. «Mandaron una patrulla, pero era demasiada gente como para desalojarles. Les sobrepasaban», añadió Sáez de Gordoa, que estima que allí pudieron juntarse cerca de «200 vehículos» y «500 personas».
La vigilancia policial por parte de la Benemérita haya sido constante durante estos días. Ayer, según pudo constatar este diario sobre el terreno, la Guardia Civil ubicó varias patrullas a la salida del camino rural que da acceso a la cantera para comprobar que los que salían no conducían bajo los efectos del alcohol o las drogas.
En torno a las 11.30 horas entraron con todoterrenos al recinto para pedirles la documentación a aquellos que todavía se resistían a marchar y también comprobar que no tenían antecedentes policiales. Entre ellos había locales, pero también personas venidas de otras comunidades autónomas limítrofes e incluso algunos ciudadanos de origen extranjero.
Pese a que la música, alejada de los núcleos de población más próximos, cesó en gran medida tras la noche del domingo, la Policía trató de no entrar en plena fiesta para evitar desencadenar desórdenes mayores. La organización, muy precaria, apuntan los mismos medios, se ha hecho mediante la difusión de mensajes a través de plataformas de mensajería como Telegram y otras redes sociales.
Ayer, a primera hora de la tarde, abandonaban el lugar las últimas autocaravanas que quedaban estacionadas en este paraje rural treviñés. Una retirada que, aseguran desde la Guardia Civil, se realizó de forma pacífica y sin oponer mayor resistencia. Además, añaden, sin dejar apenas restos o residuos de plástico y envases.
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