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No es tanto aquello de 'Feo, fuerte y formal'. Ahora el 'look' de Loquillo sigue la línea de su vestimenta elegante, pero la fotografía en blanco y negro le da un aire a lo Burt Lancaster, con ese sombrero, esa camisa clara y un chaleco de raya diplomática. Tampoco es que el carismático artista haya pegado un volantazo hacia un terreno insospechado o se haya extraviado musicalmente.
«Nada será lo mismo, nada será igual», cantaba hace una docena de años. Pero El Loco piensa que «una canción puede salvar tu alma» y sigue fiel a la calidad, ya sea más rockero, ya se vaya por terrenos de armonías distintas, tal vez más 'crooner' o tal vez más pop. En el caso de este último trabajo, José María Sanz ha tendido la mano a grandes compositores, que se la han estrechado con gusto para dar forma a una colección de canciones que se ha reunido bajo el paraguas de 'El último clásico', un título que también da nombre a la gira que traerá a Vitoria al músico alavés de adopción.
El rockero más famoso de Laguardia traerá su nueva cosecha de canciones al pabellón Buesa Arena el 24 de octubre –casualmente, la fecha en la que cumple años Bill Wyman, el bajista original de esa banda a la que él profesa simpatía, los Stones– para poner ante el público su renovado espectáculo musical. Las entradas para el concierto están a la venta en www.showsondemand.es desde las 10.00 horas de mañana jueves.
Como vikingos, samurais o «caballeros buscando el Santo Grial», Loquillo apela a esa épica del rock and roll, esa hermandad que une a quienes apuestan por mantener viva esa aventura musical –y también en otras áreas de la reación y la cultura– frente a viento y marea. Claro que ha contado con cómplices de la talla de Leiva, Santi Balmes, Marc Ros, Carlos Zanón, Luis Alberto de Cuenca, Gabriel Sopeña, Mario Cobo, Josu García o Igor Paskual para dar forma de canciones a todas esas –a menudo– declaraciones de principios.
Como «ser un verso libre, somos lo que defendemos», en un álbum donde los títulos de canciones parecen, en ocasiones, sentencias irrebatibles, como 'Los sonidos son ideas' o 'Lo importante es amar'. Pero no hay un única línea musical, ya que hay piezas tan especiales como 'Gafas de sol' donde conviven sonidos de metales con las guitarras y el órgano con frases de sitar.
Más toques de diversidad. Riffs más stonianos y un cierto aire a lo Clash acompañan a 'La vampiresa del Raval', mientras en 'El resucitado' El Loco recuerda –entre arreglos de cuerdas y las benditas guitarras– «que el mundo es idiota, pero estamos bien. Siempre que alguien suba tu música te pondrás de pie, siempre».
Han tenido que pasar tres años para que la inconfundible voz de Loquillo intreprete material nuevo, desde la edición de 'Viento del Este', su último trabajo de estudio. Pero, claro, no es que el señor Sanz haya estado mano sobre mano precisamente, sino celebrando y con el mazo dando. Han sido 40 años de historia musical los que ha recordado a lo largo de 2018, con una gira que ha vuelto a poner de relieve la riqueza y fuerza de su carrera.
Siempre inquieto, Loquillo ha conseguido madurar y pulir el repertorio de «uno de esos trabajos llamados a ser un disco importante no sólo en la carrera de un artista que ya atesora varios discos fundamentales, sino también en la música española», tal y como han descrito a 'El último clásico'. El álbum comenzó a fraguarse durante esa gira de aniversario: entre concierto y concierto, Loquillo, en compañía de su productor, Josu García, estuvieron trabajando juntos en la selección del repertorio, la grabación de maquetas y la forma del nuevo proyecto.
Tal y como han destacado, se trata de «un disco que hace honor a su título, pues nace con hechuras de clásico y con la intención de perdurar. Sin abandonar el mundo sonoro que le es propio, Loquillo reivindica el poder del rock y el pop clásicos a través de las canciones, y nos hace entrega de un disco vitalista, luminoso y sorprendente que enfrenta al futuro de manera desafiante».
Loquillo (Barcelona, 1960) es una estrella única en España, tanto por su personal visión del rock como porque su popularidad trasciende el ámbito musical y forma parte activa de la historia y el plano cultural. Con su nuevo trabajo, el artista «mira fijamente al futuro sin perder las raíces. Un viaje hacia la eternidad en, por supuesto, un Cadillac solitario».
Junto a The NuNiles, José María Sanz subrayó su aspecto más rockero, de cuero y moto.
El Loco se acerca a su sexagésimo cumpleaños en plena forma y con temas aún frescos y contundentes.
Loquillo, de traje y con sombrero, dueño de un carisma único en la escena española del rock.
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