El local oculto de la Cuchi donde se para el tiempo

¿Dónde exactamente? Es algo que los participantes deberán descubrir por sí mismos si se animan a participar en una de estas experiencias. La localización de la lonja se mantiene en secreto, y eso le confiere un aura de clandestinidad que hace el proyecto todavía más especial. Porque cuando uno pasa por delante ni se imagina lo que se esconde detrás de esa puerta vieja. Un espacio con luz tenue, asientos construidos con palés, una barra con bebidas y objetos tan dispares como una bicicleta colgada en una pared, herramientas de mecánico, una bota de vino, una ristra de pimientos, una lampara 'vintage' recuperada de la basura, una claqueta, casettes... conforman un ambiente de lo más especial.

Allí 20 desconocidos se reúnen un jueves al mes para escuchar la historia personal del protagonista de esa tarde. «Como quien va al cine o al teatro, aquí nos juntamos para oír lo que alguien tiene que contar. Ves cómo la gente se emociona y otros toman apuntes, nada te distrae y te centras solo en eso. El mundo exterior queda al otro lado de la puerta», explica Izaskun, que trabaja en una empresa de distribución alimentaria y es aficionada a la fotografía. Precisamente centrarse en el momento es uno de los objetivos de 60 minutos. «Nace de la necesidad que tenemos todos de parar, porque vivimos en piloto automático y muchas veces nos olvidamos de vivir el momento. El día a día nos arrastra y siempre dejamos las cosas para más adelante», reflexionan ambas amigas. Por su local han pasado ya el actor Unai López de Armentia, la escritora, hostelera y promotora del proyecto 'Manara' Maider Pérez de Heredia, la humorista con alopecia Dora Gálvez y la escritora Ania Otaola.

Durante una hora cuentan su historia ante la atenta escucha del público, y los minutos finales se reservan para las preguntas y la conversación que se genera entre los presentes. Todos los invitados deben responder además a la siguiente pregunta: ¿si te dieran 60 minutos para revivir un momento de tu vida, cual sería? El último paso es estampar su firma en una barrica, donde se van acumulando los nombres y dedicatorias de todos los protagonistas.

Los interesados en asistir como oyentes deben apuntarse en una agenda física que va rotando por diferentes bares del Casco Viejo: el Dazz, el Bendaña, la Gildería, el Skull... «Hubiera sido más fácil hacer todo vía 'online', por las redes sociales, pero queríamos que cualquier persona tuviera la oportunidad de apuntarse y también generar ese movimiento en los bares del barrio», cuenta Izaskun, que además es vecina de la 'almendra'. También se implica al comercio local con la colocación de carteles en los escaparates que anuncian el próximo invitado. «Me encanta mi barrio y esta también es una manera de darle vida, como quien viene a ver un concierto o a tomarse unos potes al Casco, queremos que también se acerquen a escuchar una historia», añade el 'alma mater' de este proyecto, que ha contado con la ayuda de su marido Txema para adecentar el local.

Y mientras 60 minutos cada vez se conoce más, sus promotores no paran de maquinar ideas de cara al futuro. Hace unos días organizaron un encuentro con Olentzero y Mari Domingi y en un futuro les gustaría sacar esta iniciativa fuera de Vitoria y llevarla a otros lugares para acercarse a otros públicos.