Jueves Santo en Vitoria
La lluvia obliga a cancelar la procesión del Jueves Santo en VitoriaJueves Santo en Vitoria
La lluvia obliga a cancelar la procesión del Jueves Santo en VitoriaLa lluvia que desde media tarde cae sobre Vitoria ha sido el motivo que ha llevado a suspender este Jueves Santo la Procesión del Silencio, prevista para las 20.30 horas en la capital alavesa. Las precipitaciones y las malas previsiones meteorológicas han obligado ... a las cofradías penitenciales a tomar esta decisión para «preservar las centenarias imágenes de la Semana Santa de la ciudad». Así lo ha hecho su junta directiva poco antes de las ocho de la tarde.
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La decepción ha invadido a muchos vitorianos que, como cada año, aguardaban expectantes ver procesionar imágenes que destacan por su valor artístico como el 'Ecce homo' o 'Jesús esperando a la muerte', una talla flamenca del siglo XV. Tampoco han podido ver por las calles de la ciudad la imagen de Nuestra Señora de la Soledad en la Vera-Cruz, que iba a lucir dos nuevas piezas -fruto de donanciones anónimas- este Jueves Santo. Por una parte, una diadema «mucho más vistosa y grande que la anterior», y por otra, un flamante manto procesional que «amplía considerablemente la longitud de anteriores telas».
Como alternativa, el interior de la iglesia de los Desamparados ha sido escenario de un vía crucis. La banda sonora a este rezo con el que se conmemoran los pasos del Calvario ha llegado de la mano de la Banda Municipal de Música. También se ha podido escuchar una saeta y un bertso.
Un par de horas antes de que se materializara la suspensión de la Procesión del Silencio, la catedral de María Inmaculada ha albergado la Misa de la Cena del Señor, donde se ha reinterpretado una de las escenas que la Biblia sitúa durante la Última Cena. Jesús le lava los pies a sus discípulos un día antes de su muerte. Este Jueves Santo el obispo de Vitoria ha protagonizado ese lavatorio. Juan Carlos Elizalde ha presidido la santa misa en la Catedral de María Inmaculada. En el templo ha lavado los pies a doce ciudadanos recordando así lo que hizo Cristo aquella noche. De este modo, ha dado comienzo el llamado Triduo Pascual, esto es, el periodo de tiempo que va del Jueves Santo al Domingo de Pascua, en el que se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Son los días más importantes de la Semana Santa.
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El oficio religioso, la principal celebración de este Jueves Santo, ha comenzado a las 18.30 horas y ha contado con tres momentos significativos. Por una parte, y tras la procesión de entrada y las lecturas del Evangelio, el obispo, apoyándose en reflexiones del Papa Francisco, ha centrado su homilía en la importancia de la misa en la vida de todo creyente. El prelado ha resaltado el valor de la Eucaristía en este día en que Cristo la instauró, «memorial que nos enlaza con la historia, que se transmite de generación en generación y que nos une al amor Dios y a los hombres», ha subrayado.
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Elizalde ha hecho hincapié en la necesidad de recordar el Jueves Santo como una jornada donde la memoria es clave. En este sentido, el obispo de Vitoria ha recordado que «vivimos en una época de orfandad donde muchos tienen la memoria herida por falta de afecto, amarguras o decepciones». Antes de finalizar su homilia, ha pedido seguir celebrando este memorial que sana – en alusión a la misa–, «un tesoro al que hay dar prioridad en la Iglesia y en la vida».
Tras estas palabras, ha llegado el segundo momento importante de este Jueves Santo. Con una jofaina y la ayuda de un paño, el obispo de Vitoria ha lavado los pies a doce personas situadas en el altar de la Catedral de María Inmaculada. Este sencillo acto es un símbolo de humildad en el mundo y de servicio al prójimo.
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El tercer momento más destacado se ha producido justo antes de finalizar esta misa especial. Los fieles han bajado en silencio en procesión a la cripta con el obispo para visitar el Monumento –en alusión al sagrario en la noche del Jueves Santo, que es decorado de modo especial con flores, pan y vino– para orar hasta el amanecer del Viernes Santo. «Con este gesto se recuerda la noche tras la Última Cena cuando el Señor rezó en soledad en el Huerto de los Olivos», explica la Diócesis de Vitoria. En muchas iglesias de la ciudad y también en algunos pueblos de Álava se repite este gesto de tener los templos abiertos hasta altas horas de la madrugada para la oración personal ante los muchos monumentos que se preparan para esta conmemoración.
Tras este oficio religioso estaba previsto que diera comienzo la Procesión del Silencio que, finalmente, se ha cancelado por la incesante lluvia caída sobre la capital alavesa.
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