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El frío y la lluvia se han convertido este sábado en los mejores aliados contra las aglomeraciones tan temidas en la era Covid. En este primer fin de semana 'navideño', tras el encendido de la iluminación y el primero del mes de diciembre, se podían ... esperar riadas de gente por las calles y en los comercios. Haciendo compras de cara a las fiestas o paseando por el centro para contemplar la nueva iluminación que ha llegado este año a más calles que nunca. La gran bola de la Virgen Blanca y el árbol colocado en la plaza del Arca son los grandes atractivos, pero nada de eso hizo que los vitorianos hayan abandonado en masa sus hogares. Muchos han preferido el combo de sofá y manta antes que los cinco grados de máxima en el exterior.
Unos finos copos de nieve les han sorprendido pasadas las diez de la mañana a quienes se acercaron a comprar a la plaza de Abastos. En su interior, la imagen era similar a la de un sábado cualquiera con un flujo constante de compradores pero sin llegar a estar masificada. La megafonía recordaba la necesidad de guardar la distancia personal de seguridad y los tenderos se lo repetían a algunos clientes despistados. En el exterior, el Mercado de productos locales mostraba una escasa afluencia. «No está siendo una buena mañana con este frío. La gente viene directamente a la Plaza a hacer sus compras y no se paran aquí...», lamentaba uno de los productores.
En las arterias más céntricas, tanto la mañana como la tarde discurrieron de manera tranquila. Incluso con menos transeúntes comparado con sábados anteriores. Previsiblemente, la bajada de las temperaturas y la intermitente lluvia fueron las culpables. A estos factores se añade el cierre del interior de los bares, quedando la única opción de consumir a la intemperie. En los comercios tampoco se produjeron aglomeraciones y de hecho, era más sencillo encontrar paraguas que bolsas paseando. En el interior de El Corte Inglés, uno de los epicentros del consumo en Navidad, la escena podría ser casi la de una tarde de entresemana cualquiera.
La prohibición de salir del municipio hizo que el centro comercial El Boulevard tampoco se viera abarrotado, ya que muchos de los clientes llegan los fines de semana de otros puntos de la geografía vasca. Hubo quien aprovecho, eso sí, para adelantar compras navideñas sin ningún agobio. Como Dina y Joselyn, que cargaban con un par de bolsas cada una. «Hemos comprado varios regalos de Navidad, sobre todo juguetes para los niños», apuntaba Dina en el exterior de la juguetería. «Pensábamos que iba a haber mucha más gente, pero la verdad es que se puede andar perfectamente. Verás cómo se pondrá esto antes del Olentzero...», vaticinaba su amiga.
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