Ha decidido dar la cara por todas esas mujeres que como ella tienen o han tenido un problema con el abuso del alcohol y son invisibles. La sociedad aún estigmatiza a quienes sufren una enfermedad que arrasa con la autoestima, las relaciones sociales y en ... el caso de Edurne «con la alegría de vivir». El grupo Alcohólicos Anónimos 24 horas de Vitoria, que cumple siete años, le ha devuelto su fe en ella misma.
– ¿Le molesta que le pregunte cuánto tiempo lleva sin probar el alcohol?
– Bueno, mire, es que nosotros no solemos hablar en esos términos. Si hablas de tiempo parece que estás recuperado y esta es una enfermedad que realmente como es mental no tiene cura. No nos gusta hablar de tiempo, por eso, porque mañana si bebo ya no hay tiempo. En mi caso yo llevo de sobriedad dos años y medio y es algo que nunca había conseguido.
–¿A qué edad empezó a tener problemas con el alcohol?
– Empecé a beber tarde, con más de 30 años, pero yo ya había conocido otras drogas. No había estado enganchada pero sí las había probado. Yo me di cuenta de que era una enfermedad mental porque siempre he tenido algo entre manos. Ya había sido bulímica durante diez años, de una manera grave, que me afectaba a la vida. Nunca he estado bien. Iba cambiando de sustancias: la heroína, la comida, el alcohol... Un psiquiatra me dijo que yo tenía trastorno de intensidad emocional y me dije, ya está, eso es lo que me pasa... ¿Cómo es que yo me quedaba siempre ahí atrás?
–¿Ha sufrido más estigma por ser mujer?
–Sí, sí. Más incluso con el alcohol que con las drogas, porque según en qué ambientes y a qué edades la cocaína es algo tolerado, se tiene más permisividad, pero el alcohol es como la peste.
– ¿Le ha afectado sentir ese rechazo?
– Me ha costado mucho más reconocerme como alcohólica que como alguien que tiene un problema con las drogas. Me parecía como más degradante.
«Nunca he sido capaz de expresar lo pequeña y miserable que me he sentido muchas veces»
– ¿Cómo llega al grupo '24 horas'?
– Después de toda la vida de intentar estar bien. He ido al psicólogo durante muchos años... Siempre he tenido apoyo de la familia, nunca la he perdido, pero sí es cierto que bebía a escondidas. Me iba de vacaciones a un crucero y bebía a escondidas, salía de los hoteles y pagaba la cuenta a la noche para no tener que hacer el check out a la mañana siguiente y se dieran cuenta de que había vaciado el bar...
– ¿Qué le lleva llamar al teléfono de ayuda de este grupo?
– Pues antes ya había estado en Proyecto Hombre, en el COTA, ingresada en el hospital Santiago, también quise ingresar voluntariamente en Las Nieves... Porque yo estaba desesperada y siempre pensaba que era culpa mía. Y allí me he encontrado iguales. Por primera vez en mi vida he sido capaz de hablar de mí. Es que iba a mi psicóloga y no le decía de verdad lo que pensaba. ¡Cómo le voy a decir que con 50 años he fumado porros! ¿Qué va a decir? Siempre he estado torturada por lo que los demás van a pensar de mí. Nunca he sido capaz de expresar lo pequeña y miserable que me he sentido muchas veces, las cosas que he aguantado por tratar de mantener a determinada gente a mi lado.
Jornada de puertas
«El alcoholismo es un problema de salud, no de vergüenza». Es el lema del colectivo Grupo 24 horas Alcohólicos Anónimos, que cumple siete años en Vitoria y lo celebra el sábado (12.00 horas) con una jornada de puertas abiertas en el colegio María Inmaculada de Abetxuko, a la que invitan a participar a afectados y familiares. Esta comunidad nacida en México tiene ya una decena de grupos como el de Vitoria en España. Este tiene su sede en un local de la calle Burgos y un telefóno de contacto, el 945 033 206, que sus socios atienden las 24 horas.
– ¿Y ahora lo ha sacado todo?
– Llego al grupo y me dicen, que no Edurne que tu no eres así, que tienes que sacar la mala leche... Sacar quien soy me cuesta mucho esfuerzo, pero es que vas a un sitio en el que la gente habla de lo incofesable, de lo que no se presume...
–¿Ha recuperado cosas de su vida anterior?
–Sí, alegría. Yo ya no tenía la alegría de vivir, ni ganas de viajar... En el grupo siempre dicen que llegamos cuando tenemos que llegar y a mí me ha costado mucho.
–Y ahora acoge usted a otros.
–Como hicieron conmigo. Queremos dar visibilidad. Mire mi ejemplo. Soy alguien de Vitoria que nunca ha estado en la calle. Venga mujeres salid, que no pasa nada. Nosotros decimos que el grupo es una fuente de comprensión : yo te voy a hablar de mí y de mi sufrimiento para que tú te sientas bien, te identifiques y te sientas libre de hablar de ti. No hay paternalismos... Yo cuando llegué me impactó, porque te hablan de sufrimiento, de cosas que no son bonitas, de degradaciones y, claro, si alguien que es un desconocido te habla de eso y con esa generosidad... Yo pensaba que era original cuando escondía botellas en la secadora y resulta que todos mis compañeros tenían sus 'zulos' y eso es muy bonito, no te sientes juzgada. A mí me llegan mucho las compañeras.
– ¿Por qué 24 horas?
– Creo que tiene muchos significados. Estamos abiertos 24 horas, la enfermedad está ahí 24 horas y las ganas de beber...Según va pasando el tiempo sabes que no son ganas de beber, que es estar mal, y con el tiempo las cosas se ponen en su sitio. Estamos para ayudar y sobre todo para transmitir esperanza. Se puede.