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Salvador Velilla se calza las botas a menudo para recorrer la sierra de Cantabria. Es un terreno que conoce como la palma de la mano y que ha investigado durante años. Aún así, siempre esconde sorpresas. Este año, debido al confinamiento, hace semanas que no ... pisa la sierra, pero la echa de menos.
Así que se ha lanzado a un recorrido virtual haciendo un ejercicio de memoria al que se han sumado ya la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País en Álava, Álava Medieval y varios grupos de personas a título individual. El objetivo es «compartir la ruta montañera que se celebra cada año en el mes de mayo con quienes participan en ella, aunque esta vez no hayan podido acudir, y también con quienes no la conocen», explica el investigador. «Es muy interesante porque viaja entre dos climas, el atlántico y el mediterráneo. Al Sur están los quejigos, las encinas e incluso los madroños. Al Norte, las hayas. Incluso se aprecian diferencias en el carácter de la gente», explica.
El recorrido se inicia en Labastida y termina en la localidad navarra de Lapoblación. Atraviesa tres comunidades, Euskadi, La Rioja y Navarra por un recorrido exigente que ofrece a cambio paisajes maravillosos.
La ruta virtual arrancó el día 28 en Labastida tras la presentación del 26 de abril, coincidiendo con el día del libro. En su página de Instagram, salva.velilla, se publican cada dos días textos con detalles históricos, etnográficos y sociales de la zona y varias imágenes, en un trabajo conjunto con su esposa, Paula, y su hija Laia. Velilla aporta datos recopilados en archivos y obtenidos en las largas conversaciones con pastores y vecinos de la zona que han ido aportando detalles para completar el recorrido.
El primer descubrimiento es el acueducto que llevaba agua a Labastida y que aparece antes de llegar a San Ginés, una ermita abierta a las mujeres como cofradesas. Las ermitas y las tumbas excavadas en la roca son frecuentes a lo largo de todo el recorrido. El caminante encuentra las primeras a pocos metros de esta ermita.
El sendero inicia una empinada ascensión que lleva hasta el Humilladero, donde antiguamente se resguardaban los pastores, y más adelante al santuario de Toloño, del que sólo quedan unas magníficas ruinas. «Los frailes jerónimos lo abandonaron en 1420, debido a lo inhóspito del lugar y a la dificultad de mantenerse, pero fue incendiado en 1835, en la primera guerra carlista». Al monasterio pertenecía la granja de Nuestra Señora de Remelluri, que «era sacada a remate, por un periodo de nueve años» y que también alberga una necrópolis en sus inmediaciones.
Muy cerca del santuario, hay dos neveras que proporcionaban ingresos con la venta de hielo a los pueblos que pertenecían a la Divisa que gestionaba el templo. « En Rioja Alavesa y la Sonsierra Riojana hubo más de veinticinco neveras», asegura Velilla.
La cima del Toloño conserva los restos de un antiguo castillo y cerca de allí se encuentra el menhir de Riparasa, descubierto el año 1979 y datado en el Neolitico. En Ribas de Tereso, la ruta llevará al excursionista muy cerca del eremitorio de Gobate, donde encontrará, una vez más, tumbas antropomorfas y la antigua iglesia de Orzales, de estilo gótico que se mantiene en pie a duras penas.
La ruta incluye un sinfín de datos históricos y curiosidades como la presencia de la dolina de Atau y varias cuevas, muy cerca de la cima de Axabal, a 1172 metros de altitud. El viaje continúa por las tierras altas de Ábalos, pasa junto a la ermita de la Rosa, destruida durante las guerras carlistas y junto a ella, una nevera, al lado del camino que conduce directamente al castillo de Herrera, sembrado de antenas pero que también guarda los restos de una antigua fortaleza de vigilancia. El autor asegura que «probablemente, el nombre viene de una ferrería que hubo por los alrededores» y sitúa en este punto el nacimiento del río Inglares.
La ruta continúa por Puerto Toro, entre Lagrán y Laguardia, donde otro antiguo castillo defendía el paso. Más adelante, en San Tirso se camina sobre una antigua ruta, datada ya en 1546 que enlazaba Levante con el Cantábrico para intercambiar mercancías. El viaje termina en Lanciego, pero antes de descender pasa por el conocido como 'León Dormido', ya en Navarra, que «debería llamarse Marañón porque era el nombre del pueblo que había allí hasta que cambiaron a la ubicación actual».
Labastida-Lanciego Son 51 kilómetros de recorrido y todos los años a mediados de mayo, hay una cita montañera, que este año no se ha podido celebrar.
Zona de encuentro: La ruta recorre tierras alavesas, riojanas y navarras. Además de sus paisajes espectaculares, se puede apreciar la diferencia entre la vertiente Norte y Sur de la sierra.
Efecto Foehn: Es el impresionante fenómeno que se produce en la ladera Sur cuando descienden las nubes que han ascendido por el Norte.
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