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'El odio', de Luisgé Martín, la publicación que ha desatado la polémica al recoger la confesión de José Bretón sobre el asesinato de sus ... dos hijos en 2011, ha desencadenado un llamamiento al boicot entre las librerías de muchas provincias españolas. Y Euskadi no es una excepción. Varios establecimientos han expresado a este periódico su decisión de secundar la propuesta de veto. Se niegan a colocar este libro, que ha generado una intensa batalla legal y ética, en sus estanterías, porque «daña nuestra sensibilidad».
La polémica de 'El odio' va por entregas y el final es incierto. A estas alturas se desconoce cuándo se pondrá a la venta el libro, prevista para ayer, y se duda incluso de que vaya a distribuirse algún día. Todo son incógnitas. Los hechos, no obstante, son los siguientes: la editorial Anagrama paralizó inicialmente la distribución del libro tras recibir un burofax de Ruth Ortiz, madre de los menores asesinados, que alegaba «intromisión ilegítima del derecho a la intimidad y a la propia imagen de los menores fallecidos», pero un juez de Barcelona rechazó la petición de suspensión cautelar solicitada por la Fiscalía de Menores. Aquel fue el primer capítulo de la polémica.
a vuelta de tuerca llegó cuando el Ministerio Público no solo recurrió la decisión del juez ante la Audiencia Provincial sino que decidió mantener la paralización de la venta, argumentando las mismas razones que la madre de los pequeños. El debate público se ha intensificado y la librería Mara Mara, en Vitoria, ha sido de las primeras no ha dudado en tomar postura al anunciar que no comercializará el libro. Sus propietarios no ahondaron en los motivos, simplemente se limitaron a señalar que no comercializarán el libro. Otros establecimientos de la ciudad a los que consultó ayer ELCORREO mostraron su preferencia de momento a hacer hueco al volumen en sus estanterías.
También Cámara, en Bilbao. «Daña nuestra sensibilidad, nos remueve por dentro y es algo que va a más». Se trata de una percepción «puramente personal», que ha encontrado eco en otros negocios.
Los gestores del establecimiento han visibilizado su repulsa a la novela en Instagram con un cartel en el que se ve tachada la portada bajo el lema de 'En mi librería, no'. Javier Cámara apela a la libertad de selección para justificar el veto a 'El odio'. «Igual que no vendemos horóscopos porque no creo en ellos, también hay un montón de libros que no tenemos. En España se editan 80.000 y en nuestro local caben 20.000. Los criterios de descarte son muchísimos y uno de ellos es la sensibilidad. Más allá de la resolución judicial, yo creo que nosotros como agentes culturales también podemos opinar».
En símilares términos se ha pronunciado Eva Ruiz, fundadora de la librería Naubis. En este establecimiento, abierto hace año y medio, «no ha habido nada que debatir, porque elegimos temáticas que nos ayuden a construir futuros deseables y habitables donde queremos estar desde la literatura». Para ello, «necesitamos de la igualdad y el feminismo», unos valores que hacen que el libro sobre Bretón «no tenga ni que pisar nuestros estantes».
Ni tan siquiera les ha hecho cambiar de opinión que Anagrama se escude en la libertad de expresión. «Cuando creemos que va a hacer un daño terrible a personas que han sufrido muchísimo, como es el caso de esta pobre mujer víctima de violencia vicaria, este derecho se está usando de la manera equivocada», explica Ruiz. «Usar el morbo para hacer un libro, que es un ladrillo lanzado hacia personas con vulnerabilidad, nos parece de un mal gusto tremendo. Es desolador», denuncia.
La Librería de Deusto también se niega a vender 'El odio' porque supone «revictimizar a la víctima, sobre todo teniendo en cuenta que ella se niega a que se publique, y eso hay que respetarlo». Ni tan siquiera por encargo, anuncia Águeda Gago, su gerente. «Lo va a tener super fácil para comprarlo en cualquier otra librería porque va a haber stock», sostiene. «Para nosotros no compensa. No todo vale», manifiesta tajante.
Sobre la decisión de Anagrama de publicar esta novela, Gago no ha podido dejar de expresar su sorpresa. «Estamos todavía un poco en shock porque se haya prestado a esto porque es una editorial muy maja. Todo lo mueve la pasta, pero de ella no esperábamos esto. Nos hemos llevado bastante chasco», señala con decepción, recordando que se trata de un caso de violencia vicaria «tan brutal que creemos que no hay que venderlo».
«Obviamente, no». Así de tajante se ha mostrado Enya, la dueña de Librería Libreramente, situada en la calle La Bondad de Barakaldo, sobre la posibilidad de vender 'El odio' en su negocio, especializado en «temáticas sociales, feminista y de izquierdas». Cree que el veto es «totalmente adecuado».
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