Libre de plásticos y más concienciada que nunca

Tanto es así que a los participantes se les ha proporcionado, en caso de no haberlas traído de casa, cantimploras para que lleven su agua en continentes no desechables. Un gesto que también valoraban ellos mismos. Marta Liberal era, a la entrada del Anillo Verde, contundente: «Para mí eso siempre es muy importante. Si podemos transmitir eso a los más pequeños, ganamos todos».

Jon Ugarte también se refería al detalle mientras jadeaba en la subida al cerro de las Neveras. «Es clave que nos concienciemos en esta materia», reseñaba. «Hace once años dimos un paso importante con la obtención de la Green Capital; ahora no podemos dormirnos en los laureles después de lo que hemos visto este verano», expresaba en referencia a «la sequía, la granizada, todo lo que ha provocado la borrasca Daniel en Libia y Grecia»...

Ese compromiso, más allá de las bebidas, se ha personificado hoy en los miembros del Club de Montaña Iturribero, que han retirado por el camino las cintas de EL CORREO con las que se señalizaba el camino para evitar que se perdiesen y acabasen en el campo. Además, todo el avituallamiento se ha entregado en bolsas de papel para evitar el uso del sintético contaminante.

A lo largo de los últimos años, la ciudadanía de Vitoria ha ido adquiriendo una mayor concienciación sobre el problema del plástico. Espacios como las fiestas de La Blanca o las tiendas de barrio han asistido a la desaparición de este material entre vecinos y clientes en un periodo de tiempo muy breve.

Con esta medida se traslada la lucha contra el cambio climático al deporte, donde también queda trabajo por hacer en espacios como las marchas populares. Ahora, la de EL CORREO, diez años después de su arranque, dice adiós al plástico.

Los participantes de la marcha también han podido llevarse este año una lata con semillas para germinar nuevas plantas en casa. De este modo se pretende que la ruta no sólo evite generar un impacto negativo en el medio ambiente, sino que contribuya positivamente, eliminando dióxido de carbono de la atmósfera y produciendo más oxígeno en plena crisis climática. La iniciativa ha calado entre los caminantes hasta el punto de que buscaban casi más las plantas que los refrigerios y la fruta después de la caminata de 14 kilómetros por los espacios más verdes de la capital.