Extremo norte de la nueva balsa de Larragorri. Rafa Gutiérrez

Vida en la nueva balsa de Vitoria

La laguna de Larragorri, que lamina las aguas del Batán y Zapardiel, calma la sed de garzas y aviones mientras cumple su misión de evitar inundaciones al sur de la capital alavesa

Domingo, 17 de noviembre 2024, 00:38

Vitoria cuenta con un nuevo atractivo al sur. La balsa de Larragorri, un recinto de hierba, arcillas y piedras en rama capaz de contener 130.000 metros cúbicos de agua de los ríos Batán y Zapardiel, cumple ya su función. Lamina el agua sobrante de ... los dos cauces, es decir, esa que sobrepasa su caudal ecológico, y se pone en marcha todo un sistema de canalizaciones pensado para evitar las inundaciones en el sur de la ciudad, una de las asignaturas pendientes, y derivar agua limpia al Ali (Perretxin) a través de una larga tubería de 2,3 kilómetros.

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La responsable de Obras Hidráulicas de la Agencia Vasca URA, Aitziber Urquijo, guía a EL CORREO en una visita a la laguna artificial que cuenta con acompañantes inesperados. A orillas de un embalse que ante un caso de lluvias torrenciales continuadas puede llegar a tener una profundidad de siete metros y contener el equivalente a 39 piscinas olímpicas, se ve una libélula. Y quienes frecuentan la zona dicen que por allí ya sacian su sed garzas, gaviotas, aviones zapadores... Y hasta un zorrillo y algún que otro corzo han asomado el hocico.

Y es que la vida silvestre se abre paso a borbotones dentro y afuera de una novedosa obra de ingeniería hidráulica y ambiental que tiene mucho poso de eso que ahora se llaman soluciones basadas en la naturaleza, tan de moda en la Agenda 2030 de medio mundo.

Alivio para la depuradora

La balsa de laminación, rebautizada como de Larragorri por hallarse en el corazón del parque junto a Lasarte que cerrará el Anillo Verde por el sur, está así después de sacar 30.000 metros cúbicos de tierras de esa depresión de terreno que arrastraba años de abandono y se había convertido en zona de vertido. Hasta una tonelada de neumáticos viejos y más de un electrodoméstico antiguo y roñoso sacaron de allí los operarios de la empresa contratada por URA para esta obra que ha costado 6,3 millones de euros, financiados con fondos europeos Feder. Luego había que aprovechar la orografía del terreno para crear esa charca que aún contiene en su centro un bosquete de alisos y otros árboles autóctonos.

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6,3 Millones

Dinero que ha costado esta obra clave en el plan de defensa contra las inundaciones de los ríos del sur de Vitoria.

2,3 Kilómetros

Extensión de la tubería que transporta el agua limpia del Batán y Zapardiel al Ali, también conocido como Perretxin.

Y alrededor, debajo y dentro de lo que parece una gran piscina natural aún a medio gas (es otoño), hay espaldones de diques, captaciones, desagües, terraplenes, válvulas, drenajes... y todo ese compendio de pequeñas estructuras que dan lugar a una más grande. Ahora mismo, después de casi tres años de obras, ya cumple su función. Tres captaciones derivan a la balsa parte del agua sobrante (es decir por encima de su caudal ecológico) que acarrean el Batán y Zapardiel desde que bajan de los Montes de Vitoria y antes de meterse embozados en la ciudad y mezclarse con la red de saneamiento.

«¿Oyes el ruido?», pregunta Urquijo. En el extremo norte de la laguna, en la parte con más caudal, se ve y se escucha cómo las aguas limpias de los dos vitorianísimos ríos se van por un enrejado. Ahí empieza su viaje hasta el Ali desde Lasarte pasando por debajo de la calle Maite Zúñiga, el Alto de Armentia y finalmente el río que vertebra buena parte del barrio de Zabalgana. La conducción vierte a un ritmo de un metro cúbico por segundo, detalla la responsable de URA.

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¿Y adónde van el Batán y el Zapardiel? A la ciudad, como siempre. Entran encauzados para finalmente fundirse y acabar en un único colector que atraviesa de sur a norte la ciudad. Es decir, van a dar a la red de saneamiento para acabar finalmente en la estación depuradora de aguas de Crispijana junto al resto de residuales de la ciudad.

¿Qué tiene esto que ver con las inundaciones? Fácil. Antes de esta obra, ante una época de avenidas, el Batán y el Zapardiel entraban sin filtro, con todo su volumen, a una ya sobrecargada red de saneamiento. Y esto además no ayudaba mucho al Zadorra en fase de riada aguas abajo. De esta manera, apunta Aitziber Urquijo, además de hacer que llegue menos caudal de los ríos del sur a Crispijana, se ayuda a que también se aporte menos ante un desbordamiento del Zadorra. Todo sin olvidar que la balsa de laminación lo que hace es aguantar el agua y distribuirla poco a poco.

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Para garantizar que todo funciona conforme a unos ratios de seguridad, la balsa incluye un sistema de válvulas que ayudan al llenado o vaciado en caso de necesidad o por labores de mantenimiento.

Ali

Recibe el caudal limpio de los ríos del sur a una velocidad de vertido de un metro cúbico por segundo

Quedan aún retoques medioambientales que hacer. Hay que plantar más vegetación de ribera y un bosque de robles en una parcela contigua. No es la de la gravera propiamente dicha. Aún hay una zona junto a la balsa de futuro incierto debido a su contaminación tras años de vertidos ilegales. El Centro de Estudios Ambientales (CEA) junto con Neiker y la UPV mezclan los suelos intoxicados de Lasarte con sustrato en el que se han cultivado setas-ostra y compost y han plantado alfalfa, lastón, festuca alta y llantén para ver hasta qué punto pueden lograr lo que los expertos denominan «remediación biológica». Mientras ya hay senderos que bordean la balsa -cerrada mediante una verja por seguridad- que transitan ciclistas, andarines y runners.

¿Qué pasó en febrero en Salbatierrabide?

El pasado 27 de febrero, el alcantarillado colapsó al recibir más agua y residuos de lo que podía tragar y comenzó a escupir con virulencia hasta inundar las calles Salbatierrabide y Álava. Se abrieron varios sumideros y se detectaron unos troncos en la zona de Mendizabala que podrían ser los culpables de todo ese atoramiento que obligó a cortar el tráfico y paralizar el BEI y la línea 8 de Tuvisa. La Agencia Vasca del Agua junto con Amvisa tienen localizado el problema. En la zona donde quedan embozados los ríos del sur hay un hueco en el que se quedaron atascadas las ramas y los técnicos estudian qué hacer. Esa lluviosa jornada la balsa de laminación con sus válvulas aún sin funcionar ya ayudó a evitar inundaciones en esta zona de la ciudad, ya que parte del caudal del Zapardiel y el Batán estaba en su interior.

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