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Mikel Ayestaran se dirige a los suscriptores en el nuevo Espacio Correo de Vitoria, en la calle Postas. Jesús Andrade
Charla con Mikel Ayestaran

Lectores que también son periodistas

Cuarenta suscriptores charlaron con Mikel Ayestaran, corresponsal de EL CORREO en Oriente Medio, y le preguntaron por Gaza, Cisjordania, Hamás y hasta su vida personal

Martes, 18 de febrero 2025, 00:15

Las charlas de los suscriptores con los corresponsales están planteadas como un reconocimiento a los lectores más fieles de EL CORREO, esa comunidad empeñada en entender mejor el mundo, pero al final están siendo también un regalo para nosotros, los periodistas. A veces, en la profesión cunde cierto desánimo ante la deriva de estos tiempos (ya se sabe: noticias falsas, auge de la trivialidad, apuesta por lo superficial, cerrazón ideológica...) y resulta que asistir a una de estas sesiones sirve de antídoto contra el vicio de creer que ese estereotipo simplista es todo lo que existe: qué va, sigue habiendo muchas personas que quieren indagar en la realidad, profundizar, sopesar relatos y hacerse una idea con fundamento de lo que está pasando, y estos encuentros consiguen que dejen de ser una abstracción y, al menos a unos cuantos, les pongamos cara.

Mikel Ayestaran, nuestro corresponsal en Oriente Medio, era el protagonista de la conversación de esta semana, y no podía ocultar la satisfacción de ver ahí delante, al otro lado de la pantalla, a cuarenta suscriptores repartidos entre los Espacios Correo de Vitoria y Bilbao y a los alumnos del Máster EL CORREO/UPV, atentos desde su aula. «¡Arratsalde on desde el Bósforo! Qué maravilla juntarnos aquí, es un auténtico placer», celebró. «Es una gozada compartir contigo esta conversación después de leerte tantos años», le correspondió uno de los asistentes, Alberto.

De las presentaciones se encargó la directora de EL CORREO en Álava, Zuriñe Ortiz de Latierro, que agradeció a Mikel tantas informaciones desde «partes del mundo donde la oscuridad es a veces más profunda que la luz» y también esa profesionalidad suya, «siempre con equidad y aplomo, y además afeitado y peinado», aunque se encuentre en las inmediaciones de algún infierno. «Os voy a pedir solo una cosa –les dijo la directora a los suscriptores–, que os sintáis como en casa, porque estáis en casa, y que os sintáis periodistas y preguntéis lo que queráis».

«Ha sido una hora intensa, un diálogo cercano entre gente interesada por el conflicto de los conflictos»

Tampoco hacía falta animarles mucho. Los asistentes estaban deseando que un conocedor de la zona como Mikel aclarase todas esas dudas, incertidumbres y angustias sobre Gaza –«un puerto del Mediterráneo y una puerta al desierto», la describió el corresponsal– que se han ido agolpando en el último año y medio. ¡Hasta un chaval de 13 años planteó su pregunta! Lo primero era lo inmediato: ¿qué va a ser del alto el fuego tras los ultimátums de esta semana? «En Oriente Medio una semana es como un año, hasta envejeces más rápido. Yo quiero confiar en que los mediadores lograrán librar esta 'match ball', lo que dudo mucho es que vayamos a avanzar en las siguientes fases: hay muchísima presión externa».

Lo siguiente, casi inevitable, era discernir qué hay de cierto y qué de delirio en ese plan de Trump de convertir la franja en una nueva Riviera, lo que algunos llaman irónicamente Mar-a-Gaza en referencia a su mansión de vacaciones de Mar-a-Lago. Ahí Mikel nos echó encima un jarro de agua fría: «Hemos visto cosas que jamás se le habrían ocurrido a ningún guionista de ciencia ficción o cine bélico. Yo creo que lo pueden hacer. Lo primero ya lo han hecho: arrasar Gaza y hacerla invivible».

Los participantes en el encuentro celebrado en el nuevo Espacio Correo de Vitoria. Jesús Andrade

Se notaba cómo los asistentes trataban de buscar salidas a la pesadilla, aplicar el sentido común a un conflicto que seguramente nunca lo ha tenido. Hubo varias preguntas sobre las opciones de los dos estados o del estado compartido, que el corresponsal fue desmenuzando. «El Estado palestino es una ficción. Con el plan en la mano, debería estar compuesto por Gaza y Cisjordania con capital en Jerusalén Este, pero Gaza va a ser la Riviera de Oriente Medio, los israelíes consideran Jerusalén su capital única e indivisible y en Cisjordania no han parado de construir colonias: las comunidades palestinas son islitas a merced de los controles militares», aclaró. En cuanto a la vía de la convivencia, el corresponsal apuntó como objeción que «Israel antepone ser un estado judío a ser un estado democrático». ¿Estereotipos, decíamos? Un lector se sabía hasta la extensión y la población de Cisjordania y quiso saber qué va a pasar con ella: «Has dado en el clavo. Cisjordania es el auténtico objetivo y lo demás son cortinas de humo».

Se preguntó por el posible papel de Rusia y el mundo árabe, por la viabilidad de desterrar a todos los palestinos de Gaza, por las teorías conspiratorias alrededor de los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 y, cómo no, por los servicios de inteligencia israelíes, tan hábiles para aprovechar las divisiones existentes en muchas sociedades árabes..., pero no en Gaza: «Con ese megapoderío, no han sido capaces de localizar a los rehenes», puntualizó Mikel. ¿Y Hamás, hasta qué punto era consciente de las consecuencias devastadoras que acabaría teniendo aquel ataque para los propios gazatíes? «No esperaban el 'éxito', digámoslo así, y fue una borrachera: atacan las bases militares y nadie les para, se abren más de cuarenta huecos y empiezan a llegar todo tipo de facciones, hasta paisanos que piensan '¡nos vamos a Jerusalén!'. Se hicieron cosas que nunca se habían hecho, como secuestros de ancianos y bebés. Fue un desmadre absoluto».

Preguntaron un chaval de 13 años y un lector que se sabía la superficie y población de Cisjordania

Al cabo de un rato, ya había confianza –al fin y al cabo, era como estar invitados al hogar de Mikel en Estambul– y los lectores se aventuraron a preguntar por la experiencia personal de un periodista en esa región tan particular. ¿Cómo se mantiene el equilibrio mental después de diecinueve años rodeado de «tanta barbarie y sufrimiento», como lo formuló la suscriptora? Mikel nos habló de los efectos benéficos de escribir –crónicas en tercera persona y libros en primera, como el inminente 'Historias de Gaza'–, del ancla de las rutinas y, cómo no, de su mujer y sus dos hijos adolescentes: «Uno es defensa central aquí en Estambul, que tome nota el Athletic, porque es fichable». Aunque, añadió, todos los corresponsales en zonas en conflicto comparten una misma «pedrada en la cabeza». La familia vivió siete años en Jerusalén: «Es la ciudad más interesante del mundo, pero también es muy tensa y con un nivel de racismo que no recomiendo a nadie. Mis hijos han pasado más años en Jerusalén que en Azpeitia, espero que algún día me perdonen».

Dice Mikel que, cuando viene por Euskadi, procura no dar la chapa a la cuadrilla con Gaza y Netanyahu. Quizá debería, porque los suscriptores se marcharon encantados. Y él también lo disfrutó: «Ha sido una hora intensa –comentaba después–, un diálogo familiar y cercano entre personas muy interesadas por el conflicto de los conflictos. Es una sensación especial hablar con quien te lee cada día, ¡espero repetir!».

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