La lectora más longeva de EL CORREO cumple 105 años

Pero cuando comparte su día a día, resulta que su rutina es todo menos aburrida: no falta a una sesión de cine –esta semana tocó la tierna 'Mujercitas'–, ejercita su cuerpo con psicomotricidad, mantiene ágil la mente con psicoestimulación y con un club de lectura, además de que cada viernes intenta engordar la cartera con una jugada de bingo. «A ver si me toca la lotería y puedo ir a Benidorm. Ese agua me va estupendamente, antes me quitaba todos los males. La verdad es que esa es la única esperanza que tengo».

Gabriela nació en 1919 en Morales de Toro, una localidad de menos de un millar de habitantes de Zamora. «Allí ya sabe usted, la vida de los pueblos. Eso sí, mis mejores recuerdos son cuando era joven y estaba libre de casamiento», se muestra risueña.

En Vitoria recaló por primera vez con cuatro años. «Vivía enfrente del cementerio de Santa Isabel. Mi madre siempre decía que mudarse aquí era un error que cometió», recuerda con una sonrisa, porque hoy ella ha acabado, después de criar a tres hijos en Mondragón, en esa ciudad de la que su madre antes renegó.

Ella, por cierto, vivió hasta los 90. Y el mayor de los hermanos de Del Teso llegó hasta los 106. «Me conservo bien por naturaleza. Y que me gusta comer de todo. Pero en su justa medida, que si no me sienta mal», cuenta la bisabuela Gabriela con desparpajo.

– La lengua es lo que tengo más ligero.

– Pero... ¿de verdad no tiene ningún secreto para su longevidad?

– El único, de corazón, es que tienes que vivir con intensidad todo lo que te pasa.