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Oihane Etxaburu alumbró a su hija a las treinta semanas de embarazo. Enara nació hace un año en el HUA Txagorritxu con menos de un kilogramo de peso, la temperatura corporal más baja de lo habitual y la cabeza desproporcionadamente más grande que el cuerpo. ... Cuando un parto se produce antes de las treinta y siete semanas de gestación se considera prematuro. Así que el suyo lo fue. La pequeña estuvo siete semanas en la unidad neonatal. Fueron cinco en la incubadora de la UCI y dos fuera de esa imponente caja de metacrilato transparente. Para alimentarse, los primeros siete días de ese total de cuarenta y nueve la bebé necesitó de unos diez mililitros diarios de leche donada por otras mujeres al Banco de Leche Materna de Euskadi.
Como ella, un centenar de prematuros alaveses (130 en total) se han nutrido de estas reservas desde que se abrió este centro en Galdakao (Bizkaia) en 2017. Esas donaciones (248 litros) proceden de 430 mujeres vascas, 103 del territorio, que de manera altruista han posibilitado que algunos grandes prematuros se amamanten de una leche de calidad cuando su progenitora no podía ofrecerle otra por diferentes razones. En ese grupo, el de donantes, encaja también Etxaburu, que durante medio año aportó buena parte del millar de litros de leche que ha recibido en este tiempo el banco vasco. «Me ayudó a reconciliarme con esa maternidad revuelta que viví con mi hija al principio», reconoce esta vitoriana de 29 años. «Existe mucha idealización en torno a la lactancia que luego no se cumple», sostiene.
Ahora bien, ¿existe un perfil de lactantes voluntarias? Por lo general, «son mujeres que están muy concienciadas con la crianza natural y la lactancia, pero no hay un patrón claro», resuelve María Villaverde, bióloga y responsable del banco de Osakidetza, que tiene su sede en el centro Vasco de Transfusiones y Tejidos Humanos. Cualquier mujer sana, que dé pecho a su bebé sin dificultad y que haya sido madre entre las tres semanas y seis meses previos puede convertirse en donante. En Vitoria, pueden hacerse las entregas en Txagorritxu y en el banco de sangre de Olaguibel, una medida pensada para facilitar los desplazamientos a las madres.
3 meses
dura la leche materna congelada y sin procesar. Pausterizada, un año.
Cada envase se envía a la sede vizcaína donde la leche se analiza, pasteuriza y se prepara para entregarla a la unidad de neonatos que la reclame. En España, el mapa dibuja en total quince bancos de leche. El primero se creó en 2001 en Islas Baleares. Tuvieron que pasar dieciséis años y reclamaciones casi constantes desde 2008 hasta que Euskadi estrenó el suyo propio. «Sólo el 0,3% de los nacimientos precisan de este tipo de leche. Pero la renovación de donaciones debe ser constante. Hay que tener en cuenta que las mujeres pueden aportar leche hasta los seis meses de dar a luz. Además, con el descenso de la natalidad, se ha notado una disminución de las reservas», valora Villaverde, que indica que antes estas necesidades se cubrían con leche de fórmula.
Hay que aclarar que es más importante el volumen que se aporte que el número de mujeres voluntarias. «Lo normal suele ser contar con 80 o 100 madres donantes al año en todo el País Vasco. En cuanto a las reservas, la media anual suele rondar los 300-350 litros», apunta la jefa de servicio. Una donación puede dar para tres o cuatro tomas ya que esa leche sirve para que el cuerpo del bebé, que ha nacido con el intestino inmaduro, se acostumbre. «Al principio parece que vas a donar un riñón, pero el proceso es muy sencillo. Es útil, agradecido y no es nada que no estés haciendo ya», relata Etxaburu.
Todo está programado para garantizar la seguridad del bebé. La enfermera responsable del Banco de Leche en la OSI Araba se reúne con cada candidata para una entrevista, le extrae sangre para descartar enfermedades transmisibles y firma un consentimiento informado. A partir de ahí, recibe todo el material –sacaleches, guantes, mascarillas y botes esterilizados– y toda la información para donar. La leche materna congelada sin pasteurizar dura tres meses. Procesada tiene una fecha de caducidad de un año.
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