Álava reclama la «diferenciación» de sus vinos en la fiesta de la vendimia

Mientras el PNV insiste en una distinción clara de los vinos de la comarca con una subdenominación específica, su socio de gobierno, el PSE, remarca que cualquier referencia a Álava debe producirse bajo el «paraguas» de Rioja. Los socialistas no se oponen a una distinción del origen del vino para «dar más información al consumidor», pero sin desligarse de la Denominación de Origen principal.

«Es fundamental que el Consejo Regulador se abra», pidió el diputado general de Álava, Ramiro González (PNV). El jefe del Gobierno foral reclamó así flexibilidad a Rioja para que los caldos del territorio se distingan, pero siempre sin renunciar a la Denominación de Origen Calificada bajo la que se encuentran ya amparados. El líder jeltzale elevó el tono crítico de los días anteriores al afirmar que el último movimiento de la DOCa «cercena una forma de trabajar que se ha producido hasta ahora con absoluta normalidad y va en contra de la libre competencia». A su juicio, el cambio normativo del Consejo Regulador –en favor de la exclusividad de la uva, que no pueda usarse bajo dos etiquetas diferentes– pretende «desanimar» a las bodegas que quieren incorporarse a 'Viñedos de Álava' sin desvincularse por completo de Rioja. El secretario general del PSE, Eneko Andueza, por su lado, destacó que «los vinos de Rioja Alavesa tienen un carácter y unas características específicas».

Los partidos que forman gobierno en la Diputación tienen algunos puntos en común y, aunque parecen mínimas, las diferencias existen sobre cómo llevar a cabo esa diferenciación. Más distanciados se encuentran los dos principales partidos de la oposición, EH Bildu y PP, con posturas antagónicas. Mientras la coalición soberanista se alinea con ABRA al calificar de «autoritario» al Consejo Regulador y apoyar a los bodegueros que buscan «alternativas», los populares señalan que la puesta en valor de los vinos alaveses debe llegar a través de su propia «calidad». La formación conservadora, de hecho, exigió «unidad y colaboración» con Rioja. «Es quien nos ha dado prestigio internacional», destacó el presidente del partido en Álava, Iñaki Oyarzabal. «Tenemos que denunciar la obsesión de PNV y Bildu por romper, enfrentar y dividir al sector. El enfrentamiento perjudica al producto, que debe vender prestigio y marca», subrayó.

La fiesta de la vendimia, mientras los políticos reflejaban sus posiciones en este debate, se extendió a lo largo de una jornada ajena a la polémica para el público general y más centrada en honrar la tradición o degustar los vinos de la comarca. A nadie le faltó el saco colgado al cuello, con la copa de cristal y los cinco vinos que incluía el 'pack'. Sin embargo, la 'batalla' interna de los productores no fue la única sombra. Las exportaciones, que mostraron un gran comportamiento durante los dos años de la pandemia, han protagonizado una caída cercana al 15% durante el primer semestre de este año, hasta los 15,4 millones de litros. Las causas, detalló el viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria, Bittor Oroz, apuntan al clima de incertidumbre en los mercados, la crisis logística y la guerra de Ucrania.

La caída fue más pronunciada en países como Reino Unido (cerca de un 20%), Suiza, Alemania y Rusia (por las sanciones). «Habrá que sustituir al mercado ruso», reconoció. El contrapunto se encuentra en el crecimiento de los compradores norteamericanos (Estados Unidos, Canadá y México), donde EE UU ya emerge como principal cliente (antes era Reino Unido). El aumento del precio en un 17%, además, compensó el valor de las exportaciones. «Pero no es un buen dato», admitió Oroz. Los vinos alaveses llegan ahora «al mayor número de países» (91) por la incursión de nuevos mercados. El último, Singapur.

El sector exprime uva de «buena calidad y de muy buena sanidad», mientras que la producción puede ser «algo menor», avanzó González, quien también hizo un llamamiento a que las bodegas «asuman su responsabilidad y ser capaces de lograr acuerdos a largo plazo para pagar un precio justo por la uva». «Es la forma de tener perspectivas de futuro e incorporar a las nuevas generaciones», reivindicó. Los últimos estudios forales cifran los costes de producción del kilo entre 70 y 80 céntimos. «Es un precio base y el que hay que tener como referencia al retribuir el esfuerzo que hacen nuestros viticultores para conseguir este producto de excelente calidad. Se trata de cumplir la ley de la cadena alimentaria».