Lagrán tendrá un nuevo colector de aguas residuales para mejorar su saneamiento

A pesar de que a nivel de consumo doméstico los vecinos no notarán una gran diferencia, supone un avance considerable en el saneamiento y la gestión de residuos. A día de hoy, las aguas residuales de los hogares de Lagrán van a parar a una fosa séptica, donde se tratan de manera «poco eficiente», según señalan desde el ente que depende del Gobierno vasco. El sistema actual, además, funciona como una sola red, a excepción de algunos puntos concretos. Esto implica que, tras la intervención que se llevará a cabo en los próximos meses, se resolverá la «intrusión» de aguas de lluvia en las residuales, y que se recogerán, transportarán y verterán «a un cauce natural de forma independiente», explican desde URA.

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La actuación contará con un presupuesto inicial de 1,3 millones de euros, IVA incluido, que las empresas interesadas podrán ajustar a la baja, y un plazo de ejecución de ocho meses que se empezará a descontar una vez se adjudique la obra. El proceso de contratación se encuentra ahora en fase de recibir las propuestas de las empresas constructoras, antes de proceder a su análisis y selección. Es decir, Lagrán tendrá lista su nueva red de colectores para la primavera de 2023. La depuradora, mientras tanto, se construirá en una intervención posterior.

El proyecto de URA establece dos ámbitos de actuación. Por un lado, el nuevo colector de aguas residuales se instalará en la zona norte de Lagrán. En concreto, su trazado, que rodeará el casco urbano del municipio en su totalidad, comenzará en las proximidades de la carretera a Pipaón (la A-3130), al oeste del municipio. Discurrirá por la margen derecha del arroyo San Bartolomé y, de ahí, al río Ega. La red avanzará por el norte hasta la zona prevista para la instalación de la depuradora. La red de recogida de pluviales, mientras tanto, se construirá en las calles del interior del casco urbano, de forma que se canalicen por separado.